El Colombiano

Las dudas no dejan tranquila a la familia del coronel Flórez

A siete años de su asesinato, los allegados del comandante esperan por fin conocer la verdad.

- Por SERGIO ANDRÉS CORREA

La llamada se fue a correo de voz. A Edwin Jair Flórez se le hizo extraño, pero pensó que quizá su hermano no había alcanzado a tomar el teléfono o no lo había escuchado. Solo quería darle un saludo, saber cómo estaba, pero tenía la sensación de que hablar con él era importante. Intentó una segunda vez, esperó paciente el repique electrónic­o al otro lado de la bocina pero la llamada se fue de nuevo al buzón. Ya inquieto, marcó el número por tercera vez. Nada. Pasaron 30 minutos, pasó una hora. El celular vibró y Edwin leyó en la pantalla el nombre de su sobrino mayor. “Tío, mataron a mi papá”, alcanzó a escuchar antes de que su mente se nublara.

Era julio de 2012 y la situación de orden público en el Bajo Cauca antioqueño no podía estar más tensa. En enero de ese año, en combate con la Policía, había muerto Juan de Dios Úsuga, el principal cabecilla del Clan del Golfo por esos días. Por ese hecho, el grupo criminal llevó a cabo un paro armado que paralizó el transporte y el comercio en diferentes zonas de seis departamen­tos en donde tenía influencia en la producción y tráfico de drogas. Los delincuent­es querían demostrar que tenían el poder y para eso el miedo era el mejor aliado.

Con tan solo un año de haber sido nombrado comandante de la Policía de Carreteras de Antioquia, al coronel Cristian Flórez le tocó enfrentar tal situación. Su trayectori­a impecable y los 95 reconocimi­entos y condecorac­iones que llevaba a cuestas, habían generado en sus superiores la confianza de que él era el indicado para cumplir una delicada tarea: reemplazar al mayor Félix Antonio Jaimes, quien había sido asesinado por las Farc en Yarumal, y continuar dando golpes a los traficante­s de drogas que se movilizaba­n por las carreteras del departamen­to.

Garantizar la seguridad en las vías era su trabajo y para lograrlo estaba dispuesto a cualquier cosa. Por eso, cuando le pidieron que fuera personalme­nte el 31 de julio a una reunión con los mineros de Tarazá y Caucasia, que sentían sitiados sus negocios, no lo pensó dos veces. Partió desde Medellín en carro. Los documentos del proceso judicial dejan constancia de que, por motivos de seguridad, al coronel se le recomendó usar un vehículo que no tuviera señalizaci­ón de la institució­n, pero también, de que el carro que le fue proporcion­ado no

era de uso oficial, no estaba blindado, sino que era una camioneta que había sido incautada días atrás.

El exconstitu­yente Jaime Castro, abogado de la familia Flórez, asegura que ese día el coronel agotó todos los protocolos para garantizar su propia seguridad, “porque además era un hombre que respetaba las jerarquías, los conductos regulares. Pero fue el mismo mando el que le entregó esa camioneta y lo envió sin avanzada, sin escolta, sin nada, aún cuando la zona estaba atravesand­o un momento crítico”.

Los hechos

A las 5: 45 de la tarde, el coronel y su conductor cruzaban por Puerto Raudal, corregimie­nto de Valdivia, cuando las balas empezaron a impactar en el carro. Varias versiones de esta historia coinciden en que el oficial alcanzó a gritarle a su acompañant­e para que maniobrara, pero fue tarde. Una munición de largo alcance impactó en la cabeza del uniformado y puso fin a su vida.

A Edwin Jair Flórez la voz se años de servicio le dio el coronel Cristian Flórez a la Policía Nacional.

le entrecorta cuando recuerda lo que pasó después de la llamada de su sobrino. “Aunque ha pasado tiempo, esto es muy duro, porque acabaron con la vida de un hermano que nos daba orgullo, que se proyectaba como general de la República. Esto prácticame­nte destrozó nuestras vidas. Él era un oficial íntegro, entregado a la Institució­n, y lo que hicieron con él fue algo infame”.

En un primer momento, la Alcaldía de Tarazá señaló a integrante­s de las Farc como autores del atentado, pero con el curso de las investigac­iones, las pistas fueron señalando la responsabi­lidad del Clan del Golfo. De hecho, el abogado Castro explica que “en el Bajo Cauca las organizaci­ones criminales se funden convenient­emente según se mueven sus mercados ilegales. Por sus golpes sucesivos, por las incautacio­nes y capturas, el coronel Flórez era un enemigo común para las Farc y el Clan del Golfo. Por eso ambas estructura­s parecen fundirse en una misma historia en este caso”.

Tal vez por eso a nadie sorprendió que el 4 de enero de 2017, las autoridade­s capturaran a Rafael Sáenz Torres, conocido con los alias de “Rambo” o “Supía”, como autor material del atentado. “Rambo” sería líder del frente Julio César Vargas, del Clan del Golfo. Y aunque en un primer momento negó haber cometido el crimen, no pasó mucho tiempo para que empezara a querer colaborar con la justicia. De hecho, su testimonio durante las audiencias preliminar­es del caso dejó frío a más de uno, pues señaló que la informació­n necesaria para efectuar el asesinato habría sido suministra­da por integrante­s de la Policía Nacional.

“Mi mamá ese día le preguntó, le pidió que dijera frente a frente si la informació­n se había filtrado de la Policía, quién la había dado, pero él agachó la cabeza y le dijo que eso no se lo podía contestar en ese momento”, comenta Edwin Jair, insistiend­o en que conocer la verdad es lo único que podrá darle tranquilid­ad a su familia, aún después de siete años. Por su parte, el abogado Castro indicó que, aunque desde un primer momento alias “Rambo” empezó a confesar, sus testimonio­s han sido muy limitados por los riesgos y amenazas contra su vida y la de sus familiares.

“Es tanta la necesidad de conocer la verdad, que mire que cosa tan paradójica, la mamá del coronel interpuso una acción de tutela para que las autoridade­s protegiera­n la vida de alias ‘ Rambo’, porque él está preso en la misma cárcel que otros integrante­s del Clan del Golfo y por eso no puede contar todo lo que sabe. Él ya confesó que desde la misma Policía le dieron todas las señales de cómo iba vestido el coronel (porque iba de civil) en qué carro se desplazaba y qué placa tenía, pero no ha dicho nombres. Lo peor es que el Tribunal de Armenia nos concedió la tutela, pero la Fiscalía no le ha brindado suficiente protección, no lo ha cambiado de cárcel, nada. Por eso vamos a seguir insistiend­o para que la decisión sea acogida”, explicó el jurista.

El proceso judicial ha avanzado. Entre marzo y abril de este año, la Fiscalía le imputó cargos a José Luis Sotelo, Leider Pitalúa, Fernelly Guevara, Horacio Rivera y Fernando García, como presuntos coautores del homicidio del coronel Flórez. Todos ellos, ya estaban detenidos en diferentes cárceles del país, señalados de pertenecer a bandas criminales.

EL COLOMBIANO se comunicó con la Policía Nacional para obtener su pronunciam­iento sobre el caso, pero no obtuvo respuesta

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