El Colombiano

LA CONDENA CONTRA ANDRÉS FELIPE ARIAS

- Por DANIEL GONZÁLEZ MONERY Universida­d del Atlántico Ciencias Sociales, semestre 8 moneri11@hotmail.com

Este es el único país del mundo cuyos líderes políticos y de opinión se lamentan, sin vergüenza, de la condena de un corrupto. Este es el único país que piensa que 17 años de cárcel para un alto funcionari­o que delinquió son “excesivos” a pesar de que el monto de la pena se incrementa —en todos los sistemas judiciales democrátic­os y en Colombia— si el culpable aprovecha su poder y su posición oficial para engañar a la sociedad que representa.

Este es el único país en que “no robarse un peso” lo blinda a uno de ser juzgado y sancionado por los demás tipos penales descritos en los códigos; por ejemplo, por haberle entregado a un puñado de ricos hacendados $26.000 millones de dineros públicos destinados a “reducir la desigualda­d en el campo” como definió un propósito del programa Agro Ingreso Seguro.

Muchos lo llaman el “pobre y perseguido Arias”. Un pobre no tan desvalido puesto que nadie ha tenido tantos defensores mediáticos; tantos abogados listos a feriar, por él, sus credencial­es profesiona­les; tanto poder gubernamen­tal y legislativ­o dispuesto a entregar las institucio­nes y, más, la legalidad de la Nación por su causa, una causa individual tras de la cual se perfila una fuerza que influye al Ejecutivo, que manipula el Congreso y que vapulea la Justicia cuando esta no falla en la dirección requerida.

Arias es un corrupto; corrupto porque está juzgado por un delito que tiene que ver con la corrupción administra­tiva. Peor, esa que se despliega con fines políticos; en resumidas cuentas, esa práctica que ha desangrado al país, que lo ha mantenido en guerra, tal cosa que ha matado de hambre a niños en La Guajira o el Chocó. Este hombre juzgado en Colombia se voló y aquí está, tras haber sido capturado en otro Estado.

En el afán por defender a

drés Felipe Arias, sus partidario­s se inventaron argumentos para hacer paralelos entre él y Einstein (cuyo coeficient­e intelectua­l es 160), Mandela y Jesús. Solo les faltó relacionar­lo con el papa Francisco y Marie Curie. Lo que sea, con tal de mantenerlo con aspiracion­es presidenci­ales, el único que podría evitar la muerte del partido una vez su líder y presidente eterno no esté. Como dice un viejo y repetido proverbio, todo lo que sube también está destinado a caer

Arias es corrupto, porque fue juzgado y condenado por corrupción administra­tiva.

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