MÁS CIFRAS QUE DEJÓ EL INFORME
Antioquia pasó de tener en 2017 13.681 hectáreas a 13.403 en 2018. La región de Meta y Guaviare es la que más cosechas de coca da al año con 5.3. En los Parques Naturales Nacionales, los cultivos de hoja de coca pasaron de 8.288 a 7.844 hectáreas. En el Parque Nacional Nudo de Paramillo (Antioquia-Córdoba), los cultivos crecieron de 1.557 hectáreas a 1.786 entre 2017 y 2018. Nariño, con 41.903 hectáreas, sigue siendo el departamento donde más matas de coca hay, 8% menos que en 2017. sidad de las plantaciones ha tenido una estabilidad de casi una década, “es decir, llevamos todo ese tiempo sin lograr quebrar la dinámica de producción ilegal”.
Uno de los ejemplos donde hay más aumento es en el departamento de Bolívar, con un crecimiento del 39%, específicamente en el sur, región del país en la subieron las hectáreas de mata de coca (6.179 en 2017 a 8.614 en 2018). Allí está el frente de guerra Darío de Jesús Ramírez Castro del Eln.
Coca en zonas protegidas
Aunque el Gobierno celebró la reducción en áreas protegidas como los Parques Naturales, reservas forestales, resguardos indígenas y comunidades afro, en esas zonas, según el último informe de UNODC, está el 46% del total de cultivos que existen en el país en los que, por ejemplo, no se podría aplicar el uso del glifosato.
El parque natural más contaminado es la Sierra de la Macarena (Meta) con 1.840 hectáreas sembradas, aunque hubo reducción de 992. En los resguardos indígenas y comunidades afro, el departamento de Nariño mantiene los niveles de la siembra más alta en las diferentes comunidades.
“La disminución de las cifras significa que estamos avanzando de manera positiva junto a otras instituciones del Estado en la sustitución de cultivos ilícitos en nuestros Parques, de manera que quienes allí han cultivado coca, puedan cambiar estas actividades por otras que no afecten la conservación de nuestras áreas protegidas”, afirmó, Julia Miranda, Directora de Parques Nacionales.
Lapaque afirmó que el problema es que allí “los grupos criminales saben perfectamente que hay difícil acceso y no se puede fumigar, entonces las utilizan para desarrollar sus políticas criminales. Resultan ser regiones con muchos factores de riesgo”.
Sobre el tema, Camilo González Posso, presidente de Indepaz, expresó que la clave del leve descenso en las plantaciones ilícitas “ocurrió a partir de la firma del Acuerdo de Paz y del inicio en febrero de 2017 de los programas de sustitución concertada con los campesinos cocaleros que, masivamente, acudieron al llamado a firmar los Planes de Acción Inmediata como primera fase del Programa Nacional Integral de Sustitución”