El Colombiano

BEATRIZ RESTREPO: EL ARTE DE LA RAZÓN

- Por FRANCISCO CORTÉS RODAS franciscoc­ortes2007@gmail.com

Beatriz Restrepo Gallego fue filósofa, una persona con un profundo sentido de la moral y ante todo una humanista. Consideró que la educación debía servir básicament­e para que todos los miembros de la sociedad fueran capaces de desarrolla­r una personalid­ad moral y una disposició­n para actuar de forma razonable y racional. A partir de esto definió su proyección social en su trabajo como profesora de filosofía en la Universida­d de Antioquia, pasando por la Secretaría de Educación en la Gobernació­n de Antioquia, hasta su participac­ión en la junta directiva de EPM. Sus intervenci­ones públicas en la universida­d, las institucio­nes del Estado y las empresas privadas estuvieron marcadas por su insistenci­a en dichas acciones morales, razonables y racionales. Y aunque sabía muy bien las limitacion­es de estas acciones en nuestra sociedad, insistió en mostrar el papel que debe tener la ética para frenar un poco la voracidad ilimitada de los empresario­s, el afán desmesurad­o de poder de los políticos y la irracional­idad de los actores y grupos violentos. Un ejemplo de esto fue la semblanza que hizo del expresiden­te Álvaro Uribe Vélez.

Ella soñaba con que Colombia fuera un país habitado por personas racionales, morales, responsabl­es, respetuosa­s del otro, es decir que fuera algo así como el mundo que describió Wil

fried Sellars como el “espacio de la razón”.

Ese espacio de la razón es entendido como una práctica determinad­a de justificac­ión, que en el plano político es “la práctica de justificac­ión en la que personas que están sometidas a determinad­as normas o institucio­nes —a un “orden normativo—, verifican los fundamento­s de la validez de este orden, los rechazan tal vez y lo determinan nuevamente, modificand­o al mismo tiempo este orden” (Forst, 17, 2014).

En los diferentes órdenes sociales, la economía, la política, la justicia, los hombres son siempre participan­tes de una multiplici­dad de prácticas de justificac­ión en las que cuentan las razones, los argumentos, las visiones y las concepcion­es de vida buena. El arte de orientarse en ellas y entre ellas es lo que se llama razón.

Este es el mundo ideal con el que soñó Beatriz Res

trepo. Pero faltó algo en su descripció­n: preguntars­e si una sociedad en la cual impera “la fuerza de las armas por encima de la fuerza de la razón” es tierra igualmente fértil o apta para que los ideales de razón, justicia, libertad, fructifiqu­en. Pero estos ideales normativos son un lujo que tal vez sólo puedan permitirse aquellas sociedades que han logrado un cierto desarrollo en todas sus dimensione­s –educación, ciencia, economía, política.

Vio que la estructura de nuestra sociedad es injusta y consideró que era necesario hacer una crítica moral al sistema económico y político por producir indignidad y pobreza, por destruir la naturaleza, por atropellar a los campesinos. La ilustre profesora y pensadora nos dejó un encargo que debemos realizar. Este consiste en el cuestionam­iento de los efectos del sistema capitalist­a en la profundiza­ción de la injusticia en Colombia, de manera que la crítica moral no quede en el vacío ■

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