BEATRIZ RESTREPO: EL ARTE DE LA RAZÓN
Beatriz Restrepo Gallego fue filósofa, una persona con un profundo sentido de la moral y ante todo una humanista. Consideró que la educación debía servir básicamente para que todos los miembros de la sociedad fueran capaces de desarrollar una personalidad moral y una disposición para actuar de forma razonable y racional. A partir de esto definió su proyección social en su trabajo como profesora de filosofía en la Universidad de Antioquia, pasando por la Secretaría de Educación en la Gobernación de Antioquia, hasta su participación en la junta directiva de EPM. Sus intervenciones públicas en la universidad, las instituciones del Estado y las empresas privadas estuvieron marcadas por su insistencia en dichas acciones morales, razonables y racionales. Y aunque sabía muy bien las limitaciones de estas acciones en nuestra sociedad, insistió en mostrar el papel que debe tener la ética para frenar un poco la voracidad ilimitada de los empresarios, el afán desmesurado de poder de los políticos y la irracionalidad de los actores y grupos violentos. Un ejemplo de esto fue la semblanza que hizo del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Ella soñaba con que Colombia fuera un país habitado por personas racionales, morales, responsables, respetuosas del otro, es decir que fuera algo así como el mundo que describió Wil
fried Sellars como el “espacio de la razón”.
Ese espacio de la razón es entendido como una práctica determinada de justificación, que en el plano político es “la práctica de justificación en la que personas que están sometidas a determinadas normas o instituciones —a un “orden normativo—, verifican los fundamentos de la validez de este orden, los rechazan tal vez y lo determinan nuevamente, modificando al mismo tiempo este orden” (Forst, 17, 2014).
En los diferentes órdenes sociales, la economía, la política, la justicia, los hombres son siempre participantes de una multiplicidad de prácticas de justificación en las que cuentan las razones, los argumentos, las visiones y las concepciones de vida buena. El arte de orientarse en ellas y entre ellas es lo que se llama razón.
Este es el mundo ideal con el que soñó Beatriz Res
trepo. Pero faltó algo en su descripción: preguntarse si una sociedad en la cual impera “la fuerza de las armas por encima de la fuerza de la razón” es tierra igualmente fértil o apta para que los ideales de razón, justicia, libertad, fructifiquen. Pero estos ideales normativos son un lujo que tal vez sólo puedan permitirse aquellas sociedades que han logrado un cierto desarrollo en todas sus dimensiones –educación, ciencia, economía, política.
Vio que la estructura de nuestra sociedad es injusta y consideró que era necesario hacer una crítica moral al sistema económico y político por producir indignidad y pobreza, por destruir la naturaleza, por atropellar a los campesinos. La ilustre profesora y pensadora nos dejó un encargo que debemos realizar. Este consiste en el cuestionamiento de los efectos del sistema capitalista en la profundización de la injusticia en Colombia, de manera que la crítica moral no quede en el vacío ■