Notas altas y bajas del primer año de Iván Duque
Aciertos, victorias, derrotas, pendientes y polémicas de su gobierno. Este es el balance de su gestión en la Casa de Nariño.
Doce meses del mandatario al frente del país dieron visos de su estilo e identidad. Atender la migración venezolana y liderar la presión contra Nicolás Maduro fueron algunas de sus prioridades. Aunque ha buscado un pacto nacional para sumar más apoyos de partidos políticos, no lo ha logrado y ha dificultado su gobernabilidad. Estos son sus logros y sus pendientes.
No le ha quedado fácil al presidente Duque cumplir con su deseo de “construir el gran pacto por Colombia” y que primero esté lo que une al país por encima de las diferencias. Discusiones con las Cortes por sus fallos, un Congreso polarizado cuya mayoría no va en sintonía con el Gobierno y la caída de su imagen favorable según las encuestas de Yanhaas, que pasó de 56 % al inicio del mandato a 28 % en la última medición de junio; son reflejo de las complicaciones que el jefe de Estado ha tenido para unir a Colombia. A pesar de las críticas contra algunos ministros de su gabinete, Duque los ha defendido y ha mantenido su convicción de tener un equipo más técnico que político, asegurando que eso lo llevará a cumplir a cabalidad su Plan de Desarrollo “Pacto Por Colombia, Pacto por la Equidad”.
Aciertos con matices
La aprobación de la ley de financiamiento, la de Orden Público, la de TIC, el Presupuesto Bienal de Regalías, la creación de los ministerios del Deporte y de Ciencia, Tecnología e Innovación, y la eliminación de la conexidad política de delitos sexuales y narcotráfico, son logros destacados en la agenda legislativa. También sobresale haber destrabado las vías de Cuarta Generación, el acuerdo de Punto Final para sanear las deudas del sector salud y haber parado el crecimiento de cultivos de hoja de coca por primera vez en siete años. Para César Niño, profesor de Escuela Política de la Universidad Sergio Arboleda, el concepto de no “mermelada” para los congresistas, es un factor que ha jugado a su favor por el mensaje implícito de no aceptar componendas a cambio de apoyo político, pero tiene reparos. “Se ha puesto contra las cuerdas porque tiene menos maniobra para sacar adelante la agenda pública”.
Germán Valencia, docente del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, cree que “Duque volvió a la vieja y efectiva fórmula de Seguridad Democrática, que le ha permitido elegir a Maduro como enemigo externo y al Eln como el interno”.
Tareas pendientes
Según Valencia, Duque no ha logrado un gran pacto nacional ni una gobernabilidad adecuada, porque “el país está dividido entorno a la paz y la guerra, y porque en medio de todo están las elecciones locales y regionales”.
Algunas declaraciones polémicas del ministro de Defensa, Guillermo Botero, también han afectado la imagen del presidente. Asimismo, la corrupción en las Fuerzas Militares y los crímenes contra líderes sociales.
“En la implementación del Acuerdo con las Farc, se debe cumplir por las partes firmantes y las Farc tienen una responsabilidad en algunos incumplimientos. El presidente pone su capacidad institucional para legitimar esos procesos, pero parece que ante la opinión pública no va bien la implementación de los acuerdos”, dijo Niño.
El analista concluyó que para el despegue de Duque, es necesario el desarraigo con el uribismo. “No sabemos todavía si existe el duquismo, porque falta su identidad de gobierno”, subrayó.
Cuando el presidente se acercó a las bases más radicales del Centro Democrático, como sucedió con las objeciones a la JEP, la polarización se intensificó en el Congreso. Ahora con el proyecto de la segunda instancia retroactiva, propuesto por el uribismo y que beneficiaría al exministro Andrés Felipe Arias, podría suceder lo mismo, justo cuando el ejecutivo necesita sumar más apoyos que mejoren la gobernabilidad de Duque