DEFENDER LA TIERRA CON MADERA PLÁSTICA
El Pacto por Antioquia propuesto por la Universidad a la gobernación no debe quedarse en la retórica de las buenas intenciones archivadas que reposan o yacen como tantísimos documentos que de tiempo atrás han marcado y desviado la ruta de la región. Requiere el compromiso de los sectores público y privado, de la llamada sociedad civil y muy en especial del sistema educativo y los medios periodísticos. Si se convierte en gran proyecto de desarrollo sostenible hasta el 2050 y no llegan próximas administraciones con otras ideas, si el reto se asume con la convicción, la voluntad política y el sano entusiasmo regionalista, no tiene por qué malograrse.
En los puntos segundo y tercero del plan se enfatiza en la defensa de la tierra, el cambio climático y la conservación de la biodiversidad, que motiva la protección de los bosques. Comporta una invitación, no sólo a tomar decisiones oficiales, sino a educar, formar y experimentar con innovaciones y alternativas concretas. Por ejemplo, se ha hablado, con rara discreción y sin hacerle resonancia, del aprovechamiento del plástico para la fabricación de un material sustitutivo de la madera, que ya está utilizándose en la construcción.
La llamada madera plástica es un modo de canalizar las campañas que están intensificándose para reducir la acumulación gigantesca de basuras tóxicas. Al mismo tiempo, frenaría la tala de árboles y la alarmante destrucción de grandes extensiones boscosas que están extinguiéndose, muy en particular en Antioquia, con el consiguiente exterminio de la fauna y la flora. Entiendo que el Municipio de Medellín patrocinó un proyecto interesante, del que falta saber más. Que tal si se organiza en Antioquia un fondo del cual se nutran las fábricas y empresas constructoras como forma de apoyo para incrementar una industria productiva de verdadera responsabilidad social.
En México y otros países se ha avanzado en el empleo de la madera plástica. En Colombia estamos rezagados. Es probable que, a pesar de los experimentos y mejoras y la diversidad de productos elaborados (como estacas para potreros, juegos infantiles y otros objetos) y de los ejemplos de viviendas seguras, sólidas y estéticas edificadas, los proyectos se frustren por los vacíos legales, la falta de normatividad, más las complicaciones y dilaciones que impone un régimen de trámites caracterizado por la ineficacia y el anacronismo. El imperio de las trabas burocráticas, por lo regular con tintes políticos e intereses subterráneos, desmotiva hasta a los emprendedores e innovadores más pertinaces.
El Pacto por Antioquia debería ser un dinamizador de ideas y proyectos creativos, innovadores y útiles para la ciudad, la región y el país. Pero nada se hará si no se activa la capacidad asociativa y transformadora, de la gente dispuesta a asumir los desafíos del progreso integral ■
La llamada madera plástica frenaría la tala de árboles y la alarmante destrucción de grandes extensiones boscosas.