Ibagué goza cada sonido en este festival
En la primera edición del Festival de Música de Ibagué ha habido una fusión sonora: de lo clásico a lo popular.
Las calles de Ibagué usualmente están cargadas de música, no es gratis eso de que se le llame la capital musical de Colombia. Incluso, en el parque del Conservatorio del Tolima hay una clave de Fa que sobresale del suelo, como si la música brotara de la tierra.
Este fin de semana, de este lugar siguen naciendo toda clase de melodías. Desde el jueves 15 de agosto, con una presentación de Monsieur Periné y hasta el lunes 19, se celebra la primera edición del Festival de Música de Ibagué, una propuesta que busca conjugar tres mundos: la música clásica, la tradicional y la popular. Entendiendo que la música popular puede comprender desde el pop hasta el rap.
Esta idea ya viene cocinándose desde hace un par de años, es una propuesta que nació como un proyecto que querían desarrollar la Alcaldía de Ibagué y la Gobernación del Tolima. Para darle forma a ese sueño, convocaron a la Fundación Salvi que ya ha organizado 13 ediciones del Cartagena Festival Internacional de Música.
Con ese evento, la fundación ya tiene experiencia de sobra, especialmente con la música académica. De hecho este año puso en escena la ópera Cossi Fan Tutte de Mozart gracias a una colaboración con el Festival de Spoleto en Italia. En ese montaje también participó la Orquesta Filarmónica de Medellín.
Sin embargo, la idea de esta nueva propuesta en Ibagué no
pretendía enfocarse solamente en la ópera o la música de cámara. Este evento quería abarcar un público más ancho.
“Más que aprendizajes del festival en Cartagena, esta es una oportunidad de compartirle al país un evento en el que otro tipo de músicas también se escuchan y son visibles”, contó Julián Montaña, musicólogo y Director de Estrategia de la Fundación Salvi.
Con una oferta de 55 artistas, cuatro conciertos abiertos en espacios públicos, exposiciones gratuitas, talleres de luthería y conversatorios sobre la importancia de la música en esa ciudad, la primera edición de este evento cultural va desarrollándose a toda marcha sin olvidar una consigna fundamental: la apertura a toda clase de sonidos.
Combinar universos
De por sí, juntar a tres cantadoras de regiones como el Llano, el Pacífico y el Caribe es ya un evento cultural muy interesante. A eso habrá que agregarle la variedad de propuestas como las de la música andina del Trío Ida y Vuelta de Colombia, el tango del argentino Daniel Ruggiero y su bandoneón, la música urbana y caribeña de Alkilados, la salsa de La 33 y la cumbia reinterpretada de Puerto Candelaria.
“La curaduría que hemos estado construyendo desde la Fundación Salvi se ha ido alimentándose de distintas vertientes para que pueda ser incluyente y respetuosa”, comentó Alejandro Mantilla, di
“Este festival tiene músicos muy distintos y eso hace que la gente pueda escuchar ideas muy diferentes y originales”. HANZHI WANG Acordionista china que se presentó en el Festival de Música de Ibagué.
rector artístico del festival. “Por una parte tenemos la vertiente de las músicas tradicionales colombianas, que tienen una vitalidad y una vigencia impresionante. Colombia es un país donde las tradiciones rurales, locales y de pequeños municipios están vivas y están actuando en el escenario contemporáneo.
Para seleccionar a los artistas que querían tener en Ibagué, la Fundación viajó a lugares como Guapi en Cauca, Buenaventura (Valle), los Llanos Orientales y Barranquilla. “Eso nos permite, no de manera exótica sino respetuosa y práctica, escoger talento de muy buena calidad de todos estos géneros y formas de expresión de la tradición colombiana”, añadió.
De a pocos, esa búsqueda ha resultado en una alineación muy diversa donde no hay mejores ni peores, solo un amplio abanico: entre tríos de cuerdas, artistas pop, clarinetistas, gaiteros y raperos.
Un proceso de aprendizaje
Esta es una experiencia novedosa, incluso para los artistas que participan del encuentro. Por ejemplo, para Hanzhi
Wang, acordeonista que viene de China y que se presentó el viernes junto a la pianista Te
resita Gómez. Ella interpreta en su instrumento desde piezas clásicas de Bach y Mozart hasta obras del maestro argentino Astor Piazzolla.
“Esta es la primera vez que vengo a un festival que combina tantos géneros diferentes”, contó. “Siempre toco en recitales de música clásica o de música contemporánea alrededor del mundo. Este, por otro lado, tiene músicos muy distintos y eso hace que la gente pueda escuchar ideas muy diferentes y originales. Para nosotros los músicos es
grandioso”.
Wang señaló que antes de esta oportunidad no había visitado el país y no había escuchado a muchos músicos colombianos o géneros como el vallenato. Este espacio fue ideal para hacerlo.
Ella viene como invitada de un programa llamado YCA (Young Concert Artists), que se fundó en Nueva York en 1961. La idea de esta organización sin ánimo de lucro es poder impulsar la carrera de jóvenes artistas alrededor del mundo. Como parte de este convenio, también se presentarán el pianista coreano Da
sol Kim y el cuarteto de cuerdas Omer Quartet.
Todos ellos harán parte de las clases magistrales enfocadas en música académica que se realizarán como parte del evento. Pero las sesiones pedagógicas, a las que atenderán estudiantes y maestros, serán desde lo tradicional y lo popular; el rapero bogotano Ali A.K.A. Mind será maestro en una de las clases.
Experimentación sonora
Es importante destacar que aunque dos artistas muy distintos compartan el mismo concierto, no estarán presentándose juntos. Es decir, uno tocará su repertorio antes que el otro, pero no se dará necesariamente una colaboración musical en escena.
Una propuesta así, destaca Mantilla, requiere mucha preparación por parte de los artistas y no se podría tomar a la ligera. En un futuro, sin embargo, eso podría suceder.
Lo que sí ocurrirá en esta primera edición será un laboratorio de creación entre Elizabeth Quiñónez (Buenaventu
ra), Lina Babilonia (Bolívar) y Anita Carranza (Casanare). Las tres cantadoras se encontrarán en un intercambio entre el saber de esas regiones. El resultado será lo que la música dicte tras esa reunión en el Conservatorio del Tolima.
Este ejemplo de tolerancia musical, de pronto podría ser el primer paso para cultivar otro tipo de tolerancias ■