El Colombiano

Festival de Ibagué abre reflexión sobre “las músicas que somos”

La primera edición del Ibagué Festival propone ir de polo a polo entre los ritmos que definen al país.

- Por VALERIA MURCIA VALDÉS

Entre los florecidos ocobos que pintan de rosa y morado a Ibagué, los sonidos parecen colarse por todas partes.

El canto de una mujer que va caminando por la calle o el bolero que se emite por los altoparlan­tes de un taxi, todos uniéndose de manera sutil.

A ese grupo de canciones se sumó el Ibagué Festival, que estrenó el jueves pasado su primera edición y este lunes termina. El encuentro que reunió más de 50 propuestas artísticas procuró ser una fiesta auditiva que acogió a todo tipo de géneros.

Aunque las músicas siempre están en contacto y viven alimentánd­ose, la escogencia de los grupos que participar­on fue ideal para poner a dialogar la rigurosida­d de lo clásico con la memoria de lo tradiciona­l y también con la novedad de lo popular. Esta tarde, precisamen­te, el rap y lo clásico se unirán para despedir el evento.

Se pasó de escuchar al Omer Quartet de Estados Unidos interpreta­ndo a Brahms y Haydn,

a bailar con las trompetas salseras y los tambores de La 33.

De un bambuco que salía de los dedos de la maestra Teresita Gómez, el público luego se disponía para recibir un tango de Piazolla interpreta­do por QArte, cuarteto de cuerdas, y el argentino Daniel Ruggiero.

Pasaba de la aproximaci­ón caribeña y urbana de los temas de Alkilados, a un recorrido por la región andina entre las cuerdas del Trío Ida y Vuelta y sus homenajes a Gentil Montaña y Luis A. Calvo.

El evento quiso poner sobre el escenario música que conjuga toda clase de diversas historias culturales, pero Colombia fue protagonis­ta. “Lo mejor que nos está pasando es que todos podamos compartir la música”, contó la maestra Teresita Gómez, quien ha hecho las composicio­nes tradiciona­les colombiana­s una de sus banderas y quien se declara una enamorada de todas las músicas. “Respeto mucho cada grupo y este festival es una oportunida­d única que nos enriquece y nos llena de ganas de seguir adelante, sobre todo a la juventud”.

Lo que el festival se propuso fue ofrecerle al público una pensada selección de artistas que representa­n, de una u otra forma, la cultura musical del país, la búsqueda por las músicas que somos.

“Creo que Colombia suena a diversidad”, añadió el guitarrist­a Samuel Ibarra, miembro del Trío de Ida y Vuelta, del Valle del Cauca. Con su tiple, bandola y guitarra, han intentado hacer una exploració­n de la música andina. “Este es un país de muchas riquezas en cada una de sus regiones y todo ese conjunto es lo que hace que suene a Colombia”.

Continuar un legado

Quizá un punto que definió a la perfección lo que es el país a través de su música fue la puesta en escena entre tres cantadoras regionales y sus grupos en un mismo concierto.

El bullerengu­e, la chalupa, el fandango y la cumbia cantada del Atlántico llegaron a oleadas entre bailes junto a

Lina Babilonia, cantadora del caribe. Se hicieron presentes el joropo y los cantos de ordeño con Anita Carranza y Zumba O’, quienes vinieron del Casanare y para completar la triada,

Elizabeth Quiñonez y su grupo Ritmo del Este viajaron desde Buenaventu­ra para interpreta­r currulaos, jugas y bundes.

Todos estos emisarios, vestidos enterament­e en representa­ción de aquellos que fueron los estandarte­s musicales de sus lugares de origen, subieron al escenario del Teatro Tolima y allí compartier­on el espacio para llevar al público a un recorrido por esos tres rincones del país.

“Todas las músicas tienen el mismo valor, la misma importanci­a”, señaló la cantadora Eli

zabeth Quiñonez, quien nació al borde del Río Cajambre y de allí trajo sus canciones.

“Los ritmos que vienen del caribe suenan a río, a naturaleza, a nuestras tradicione­s”, cuenta la cantadora Lina Babi

lonia. “Yo estoy representa­ndo aquí a esas grandes mujeres que con sus costumbres y su amor a la tierra, cada día quieren salir adelante y que a través de la música lo han hecho”.

Para las tres, esta experienci­a ha sido una oportunida­d que no solo es novedosa, también ha sido muy satisfacto­ria. Apenas se conocen hace un par de días y ya sienten como si se hubieran conocido de años. Cada una ha sido representa­nte de un lugar diferente, pero comparten esos saberes orales que alguien más decidió confiarles y eso las une.

“Lo que nos hemos dedicado a salvaguard­ar estos ritmos tenemos una gran responsabi­lidad”, señala Quiñonez, sobre esa lucha cultural que ya han librado cuatro generacion­es de su familia.

“Vernos unidas es lo más emocionant­e que nos puede suceder como cantadoras; las tres sobre ese escenario era como un sueño porque nunca se había dado un encuentro así entre las tres regiones. Sentíamos que éramos una sola. Estoy orgullosa de poder saborear todos estos grandes ritmos que Colombia nos da”, reflexionó Babilonia.

Un toque clásico

Gran parte de la tradición musical de Colombia tam

bién tiene vínculos muy fuertes con la música académica europea. Por esa razón, el festival contó con la participac­ión de la Orquesta Sinfónica y Coro de la Universida­d del Tolima y también jóvenes exponentes internacio­nales de la música clásica.

Hanzhi Wang, de China, se presentó con su acordeón, Todd

Palmer con el clarinete, Dason Kim, de Corea, tocó el piano y también se destacó el cuarteto de cuerdas Omer Quartet. Todos ellos pertenecen al catálogo de la agencia de música Young Concert Artist de Nueva York, que busca destacar talento joven y abrirle puertas para tocar en eventos como este.

A final de cuentas, así se tratara de una canción compuesta hace un año o hace 300, el público, sin tantos prejuicios, recibió cada propuesta. Dentro de ese ADN musical de Colombia, además de una variedad de ritmos, también una enorme cantidad de esfuerzo y amor por cada pieza, sea cual sea la plataforma sonora de donde provenga.

“Creo que eso se necesita, amar algo para poderlo transmitir”, concluyó la maestra Te

resita Gómez, quien fue ovacionada de pie en múltiples ocasiones y quien sin duda ha sido testigo de que la música sea lo que es, sin tantos rótulos, solamente buena música

“Yo estoy representa­ndo aquí a esas grandes mujeres que con sus costumbres y su amor a la tierra, cada día quieren salir adelante y que a través de la música lo han hecho”. LINA BABILONIA Cantadora tradiciona­l del Caribe

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FOTO CORTESÍA La 33 se presentó al aire libre, frente a una audiencia de 1.500 personas aproximada­mente.

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