Deportes que triunfan con poco dinero
Los recientes éxitos del rugby y hockey subacuáticos, tenis y ultimate, entre otros, dejan a la vista la precaria situación económica de deportistas para ir a los mundiales.
Los recientes éxitos de deportes poco tradicionales se han logrado gracias, quién lo creyera, a recursos propios, familiares y a rifas, venta de comida y camisetas. Reflejo del poco apoyo.
Desde hace doce años Guasabro Desing es la fuente de ingresos de Jorge Mario Franco y Liliana Díaz, practicantes de rugby subacuático.
Sin esa empresa, el diseñador industrial y la sicóloga de profesión no podrían financiarse los recursos que se necesitan para representar a Antioquia y Colombia en eventos nacionales e internacionales. Y aún así, los resultados han sido contundentes. El más cercano: el título (masculino) y la presea de bronce (femenino) en el pasado Mundial celebrado en Austria.
“Este título es la oportunidad para que el Estado y la empresa privada pongan sus ojos en deportes que no son convencionales pero que tienen muchos años de historia desarrollándose en el país. El rugby subacuático se juega en Colombia desde la década de los 90 y con los años ha ido consolidándose con títulos. Ya, incluso, nuestro deporte es respetado a nivel mundial”, expresa el jugador del elenco campeón, Alejandro Oviedo.
Dejando en alto al país
Los más recientes triunfos, sonoros de por sí, de estas prácticas diferentes al fútbol, la más tradicional de las expresiones musculares del país, y del ciclismo, que le sigue la rueda, a pesar de que ha obtenido muchísimos más resultados, como los conseguidos por Egan Bernal, campeón del Tour de Francia 2019; de Nairo Quintana, ganador de la Vuelta a España 2016 y el Giro de Italia 2014; o la medalla de plata de Rigoberto Urán, en los Olímpicos de Londres2012 y dos veces subcampeón del Tour, entre otros, “vienen dando golpes de opinión y demostrando que el Estado y la empresa privada deben mirar más hacia estas modalidades”.
Así lo advierte David González, entrenador y dirigente de una disciplina exótica, como el muay thai y las marciales mixtas que llevó a las llamadas grandes ligas de las disciplinas de contacto a la antioqueña Sabina Mazo, campeona mundial de la LFA (Legacy Fighting Alliance), la segunda empresa más importante en la promoción de las artes marciales mixtas y que le abrió las puertas para ser la primera colombiana en firmar por la UFC ( Ultimate Fighting Championship), la principal entidad de este deporte.
En tenis, la victoria de la dupla de Juan Sebastián Cabal y Robert Farah en el más cotizado torneo sobre césped (Wimbledon) y posicionarse como la pareja número 1 del mundo; o el protagonismo del ultimate (disco volador) que, desde 2010, cuando el país consiguió su primer título mundial (categoría júnior con una Selección femenina, en Dublín), y luego lo revalidó en 2016 con los hombres, en Bélgica, ha venido entregando resultados inesperados consolidando a Colombia en la élite, como lo reseña Mauricio Moore, un pionero de esta actividad, entrenador y dirigente que abrió espacios a través de movimientos universitarios. De hecho, estos claustros son los principales patrocinadores.
Cuento del rugby
La citada empresa de ropa deportiva que hace cinco años es la encargada de los trajes de baño de clubes y selecciones de rugby subacuático, es tan solo una de las formas con la que los deportistas, en este caso del rugby subacuático, se las ingenian para “patrocinarse” su carrera deportiva ante la falta de apoyo del Gobierno y la empresa privada.
A Austria fueron 30 deportistas, 15 mujeres y 15 hombres, para representar al país sin recibir apoyo económico del Ministerio del Deporte – antes Coldeportes–.
“Los recursos siempre han salido de los esfuerzos de cada uno, de nuestros trabajos o de las familias, que son los mayores patrocinadores. Nunca hemos contado con un sponsor o un apoyo de las entidades del deporte”, comenta Jorge Mario Franco, delantero de la Selección e integrante del club Orcas de Medellín.
Lo mismo opina Samuel Gaviria, jugador y entrenador de la Selección, quien agregó que “nuestra filosofía es no depender ni esperar a que nos den dinero para competir. Somos conscientes de que somos los dolientes de este deporte y depende solo de nosotros darle vitrina para que se popularice y masifique”.
“Maromas” vs, “respaldo”
Desde rifas, venta de comida y agua en las ciclovías, celebración de fiestas, colectas virtuales, entre otras, son las “maromas” a las que se deben enfrentar los deportistas de disciplinas como esta para recaudar dinero y sostenerse.
Para el Mundial de rugby, por ejemplo, los jugadores se ingeniaron una curiosa estrategia para recolectar fondos y viajar a Austria.
Camilo Díaz y Juan Camilo Marín, expertos en temas audiovisuales, planearon la realización de un video , en el que plasmaron “la esencia del deporte”. La pieza, de un minuto, se promocionó en diferentes plataformas digitales e hizo parte de una campaña en Indiegogo (plataforma en la que se publican colectas virtuales) esperando alcanzar US$50.000 (172 millones de pesos colombianos), valor total del viaje; sin embargo, solo pudieron conseguir US$1.400 ($4.800.000).
“No fue mucho el aporte pero pudimos ajustar los viáticos de algunos compañeros. El viaje de cada uno costaba cerca de nueve millones de pesos y, bueno, al menos nos quedó un video muy bonito (risas)”, contó Gaviria.
¿Por qué no los apoyan?
Daniel Arias Zapata, presidente de la Liga Antioqueña de Actividades Subacuáticas, explica que, debido a los recursos tan limitados que ingresan a la entidad, no tienen el rubro suficiente para apoyar a los antioqueños que hacen parte de las selecciones. “La Liga se financia con recursos propios generados a partir de los cursos que dictamos en la piscina ubicada en el barrio los Alcázares en La Floresta. Lastimosamente no son suficientes para auspiciar a los deportistas”.
Arias apuntó, además, que tampoco reciben recursos por parte del Instituto Departamental de Deportes, Indeportes, porque no es una disciplina que haga parte del programa de Juegos Nacionales. “Indeportes apoya solamente las disciplinas que tienen competencia en esas justas y en el caso de las actividades subacuáticas el único deporte de agua que aparece es la natación con aletas”.
Indeportes, en efecto, “apoya algunos even
tos interligas o clasificatorios a otros torneos y respalda los procesos que tienen que ver con los entrenadores y asistencia en rubros como medicina y sicología, entre otras cosas”.
Así lo certifica Mariela Jaramillo, coordinadora de los metodólogos de la entidad, al explicar que esas y otras manifestaciones no cuentan con apoyo de la Subgerencia de altos logros, debido a que no hacen parte del ciclo olímpico o Juegos Nacionales. “En algunas ocasiones se les ha dado algún rubro por parte de la entidad relacionada con el tema de imagen corporativa, pero no es permanente ni constante”.
Lo que dice el Ministerio
Hace unos días, el ministro del Deporte Ernesto Lucena, en diálogo con medios de comunicación en Bogotá, afirmó que “60 federaciones cuentan con el apoyo económico del Estado”, entre esas Fedecas (Federación Colombiana de Actividades Subacuáticas), “la cual recibe un aporte de 190 millones de pesos”. Esta Federación, no obstante, necesita 3.650 millones anuales para su funcionamiento. “Con esa cifra nos tenemos que defender”. Lucena también aseguró que las federaciones “deben buscar empresas privadas y patrocinios que les ayuden a cubrir gastos en los eventos”. En el caso puntual del rugby, los integrantes de la Selección indicaron que luego de ganar el Mundial, miembros del Ministerio les notificaron que les reconocerían una parte de la inversión que cada uno hizo para viajar a Austria, “pero no es ni el 50% de lo que gastamos”. Durante el evento tuvieron el acompañamiento de un delegado y el pago del entrenador. EL COLOMBIANO intentó comunicarse con la Dirección de Posicionamiento y Liderazgo Deportivo del Ministerio para conocer bajo qué parámetros se dividen los recursos entre las federaciones y qué requisitos deben cumplir las mismas para recibir apoyo, pero no fue posible hablar con uno de sus voceros