El Colombiano

Afganistán sufre nuevos radicalism­os

Mientras Estados Unidos y los Talibán tratan de cerrar un conflicto, un atentado de Estado Islámico augura que la violencia en este país está lejos de terminar.

- Por JUAN MANUEL FLÓREZ ARIAS

Un atentado en una boda, que dejó 63 muertos, revivió temores en medio de los intentos de EE. UU. y los Talibán por cerrar un conflicto de dos décadas. Este es el panorama.

“Hay que contar con los Talibán para el futuro de Afganistán”.

JOSÉ ÁNGEL HERNÁNDEZ Director de la maestría en historia de la Universida­d Sergio Arboleda

Los invitados a la boda todavía bailaban y bebían cuando sintieron la explosión. En cuestión de minutos, la escena de unas 1.000 personas reunidas en la sala de fiestas en Kabul, Afganistán, para celebrar un matrimonio de la comunidad chiita, fue reemplazad­a por la de los zapatos abandonado­s en la entrada por los invitados, el techo roto por el estallido y las manchas de sangre en el suelo y las paredes.

El atentado de la noche del sábado, el peor en Afganistán en este año, dejó 182 heridos y 63 muertos; entre ellos, el hermano, los amigos y otros familiares de Mirwais, el hombre que contrajo matrimonio, quien dijo a la agencia AFP que “por la tarde los invitados vinieron sonrientes a mi boda y por la noche estaba sacando sus cuerpos”.

Ayer domingo, en medio de los velorios multitudin­arios en la capital y los pronunciam­ientos de rechazo, Afganistán amaneció devuelta al pasado. Solo tres días después de que el portavoz de los Talibán Zabihu

llad Mujamid anunciara el pasado martes que el acuerdo de paz con Estados Unidos que se negocia desde hace varios años había terminado.

El ataque –reivindica­do por el grupo extremista Estado Islámico– revivió el temor de que este país, azotado por la guerra desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 que abrieron el conflicto entre los Talibán y Estados Unidos, no esté cerca de su primer día de paz en dos décadas.

Una guerra acaba, otra inicia

Detrás de las 63 muertes de este fin de semana, hay un conflicto entre una guerra que busca terminar y otra que insiste en continuar. Como explica Hasan Türk, internacio­nalista experto en Medio Oriente, mientras los Talibán buscan evitar la confrontac­ión con Estados Unidos para aplicar sus políticas únicamente en Afganistán, Estado Islámico –el grupo surgido luego de la invasión de EE. UU. a Irak en 2003– pretende acrecentar su confrontac­ión con occidente.

Lo que buscan, según dijo a la agencia efe Shahzada Masoud, asesor del expresiden­te afgano Hamid Karzai, es “sabotear el proceso de paz”, que según han revelado las partes implicaría la retirada de cerca de 15.000 soldados estadounid­enses y el compromiso de que los Talibán rompan su relación con Al Qaeda.

La buena relación con EE. UU. con el que fuera su mayor enemigo en los tiempos de Osama Bin Laden, contrasta con la prevención del gobierno de Afganistán, que ve con reservas que el presidente Donald Trump negocie directamen­te con un grupo alzado en armas sin incluir al gobierno afgano en la mesa. El presidente de ese país,

Ashraf Ghani, señaló tras los atentados que “los Talibán no pueden eximirse de cualquier responsabi­lidad, ya que sirven como plataforma de los terrorista­s”.

Pese a las prevencion­es que despiertan los Talibán, “Estados Unidos entendió que hay que contar con ellos para el futuro de Afganistán”, señala José Án

gel Hernández, director de la maestría en Historia de la Universida­d Sergio Arboleda y experto en Medio Oriente.

La sombra que pesa sobre este grupo radical, el primero que de la mano de Al Qaeda declaró la guerra a occidente, se extiende hasta sus sucesores como Estado Islámico, en los que el radicalism­o se niega a desaparece­r

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Fuentes: AFP y Naciones Unidas. Foto: EFE. Infografía: EL COLOMBIANO © 2019. JT (N3)

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