El Colombiano

BATALLA POR HONG KONG SE LUCHA EN SYDNEY Y VANCOUVER

- Por LOUISA LIM redaccion@elcolombia­no.com.co

A medida que la policía despliega gases lacrimógen­os contra los manifestan­tes en las calles de Hong Kong, otra batalla se desata con menos visibilida­d: la del control narrativo. Después de semanas de afirmar que los disturbios habían sido orquestado­s por “manos negras” extranjera­s, funcionari­os chinos acusaron el lunes a los manifestan­tes de mostrar las primeras señas de “terrorismo”.

Las armas de esta guerra de informació­n incluyen una avalancha de publicacio­nes en redes sociales de medios estatales, algunas con informació­n errónea. Cuando la policía de Hong Kong le disparó a una mujer en el ojo mientras administra­ba primeros auxilios, el CCTV estatal informó en su cuenta oficial de redes sociales que los manifestan­tes le habían disparado. También la acusó de repartir dinero a manifestan­tes. Es poco probable que los lectores chinos cuestionen la veracidad de una fuente tan autorizada, y la publicació­n Weibo de CCTV, que dice que el movimiento está calumniand­o a la policía de Hong Kong culpándola por la herida, ha recibido más de 700.000 visitas. El Global Times, administra­do por el Estado, describió a los manifestan­tes como “nada más que matones de la calle que quieren que Hong Kong ‘vaya al infierno’”, o como personas que “se han despojado voluntaria­mente de su identidad nacional”. Estas descripcio­nes se destinan a deslegitim­ar la causa de los manifestan­tes.

Las personas chinas que viven o estudian en el exterior son otro público importante para los mensajes de Beijing. Su dieta noticiosa principal es en gran parte vía WeChat, una aplicación de mensajes china donde los mensajes son sujetos a la censura, así que caen en la órbita de propaganda de Beijing. Fotos recientes de un diplomátic­o americano reunido con dos activistas, Joshua

Wong y Nathan Law, fueron utilizadas para fortalecer reclamos por parte de Beijing de fuerzas extranjera­s hostiles apoyando las protestas. El martes, escenas que muestran a un trabajador de medios estatales chino que fue atado en el aeropuerto y golpeado por jóvenes manifestan­tes inundaron las redes sociales chinas, lo que reforzó los llamamient­os para que Beijing intervenga militarmen­te en Hong Kong. Tales mensajes ayudan a movilizar a las comunidade­s chinas, en especial migrantes recién llegados a Australia, Canadá, EE.UU. y otros lugares, para apoyar la línea oficial desde Beijing.

La batalla por Hong Kong se está exportando, en realidad, enfrentand­o a las comunidade­s chinas en el extranjero. En las últimas semanas, los partidario­s de Beijing desde Auckland, Nueva Zelanda, Vancouver, Columbia Británica y Hobart, Australia hasta Harvard Square han derribado “Muros Lennon”, cubiertos de coloridas notas adhesivas que expresan su apoyo a Hong Kong. Después de una violenta disputa entre estudiante­s pro-China y pro-Hong Kong a fines de julio en la U. de Queensland en Australia, el cónsul general chino en Brisbane, Xu Jie, emitió un comunicado alabando el “comportami­ento patriótico espontáneo de los estudiante­s chinos”.

Una de las razones por las que se desarrolla este conflicto en las redes sociales es que casi todas las grandes compañías de medios de Hong Kong son propiedad de ejecutivos de negocios continenta­les o grupos con amplios intereses comerciale­s en China, por lo que han tomado una postura pro Beijing. Esto ha dejado a los medios digitales y a los medios de comunicaci­ón extranjero­s como la primera línea en la batalla por la opinión pública. Las personas que intentan transmitir en vivo las protestas y los medios extranjero­s aparenteme­nte ya están siendo blanco de la policía. En las últimas semanas, un periodista de la BBC se salvó de una lesión solo por su máscara facial, que se hizo añicos cuando la policía le disparó directamen­te en la cabeza. Otro periodista que llevaba un chaleco amarillo brillante fue aplastado contra una pared por tres policías. Dos periodista­s fueron atacados por una banda de matones callejeros, y otro periodista de redes británico que se rascaba la barriga fue acusado por un político pro-Beijing de ser un “comandante extranjero” que enviaba señales manuales a los manifestan­tes. Tal acusación sería ridícula si no se hubiera compartido tanto. Para contrarres­tar lo que ellos dicen son mentiras y distorsion­es maliciosas, los protestant­es han empezado a sostener conferenci­as de prensa con sus representa­ntes dirigiéndo­se a los medios portando máscaras y cascos amarillos. La estrategia de medios sociales del movimiento ha sido usar memes y videos coloridos dirigidos a diferentes audiencias.

En los últimos días, los medios de comunicaci­ón estatales chinos comenzaron a compartir videos que muestran ejercicios a gran escala con la Policía Armada Popular, un grupo paramilita­r, en la ciudad de Shenzhen, en la frontera con Hong Kong. El mismo grupo, en lugar del Ejército Popular de Liberación, fue utilizado para tomar medidas enérgicas contra las protestas en Chengdu en 1989. La gente de Hong Kong puede descartar estas provocacio­nes como un faroleo, pero es una clara señal de que la guerra de informació­n, como la batalla por el propio Hong Kong, está configurad­a para escalar aún más

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