China conmemora 70 años de comunismo en modio de protestas.
Hoy se conmemora el inicio de la República Popular China. Esta es la historia del país.
Quizá hace setenta años, cuando terminó la guerra civil y Mao Zedong proclamó la República Popular China, el gobernante que estuvo 30 años en el poder no auguró que ese sería el inicio de un país que trazaba su ruta como potencia mundial. Era otoño en la Plaza de Tiananmen, caía la mañana, según recuerdan algunos estudiosos, y Mao anunció el triunfo del los comunistas sobre los nacionalistas en la guerra civil.
Así, cerraba un enfrentamiento de 22 años y un siglo bajo el yugo de potencias extranjeras. La imagen de ese discurso que abrió un nuevo capítulo en la historia del país, con el rostro de Mao retratado en el traje gris que años después obligaría a vestir a todos los ciudadanos –persiguiendo una igualdad que rayaba con el socialismo– aún permanece en esa plaza, desde la que hoy, el actual presidente Xi Jinping, conmemora esas siete décadas de transformación.
Nunca más hubo alguien como Mao. 33 años en el poder solo terminaron con su deceso, en septiembre de 1976, cuando China era un territorio netamente comunista, en donde las personas vestían de gris, la pobreza se tomaba el país y él era un líder absoluto. “Querían vivir una vida de socialismo y comunismo pleno”, recuerda, Juvenal Infante, director del Centro de Estudios de Asia-Pacífico de la Universidad Sergio Arboleda.
Sus marcas siguen. Más allá de ese retrato que engalana la Plaza del Tiananmen, Xi Jinping apela al encarnación de su recuerdo y hoy pronuncia su discurso conmemorativo desde la Puerta de la Paz Celestial, el mismo punto en el que estuvo Mao cuando proclamó la República Popular China, el 1 de octubre de 1949.
Hasta su mausoleo ubicado en ese lugar, el presidente y también secretario del Partido Comunista llegará a brindarle honores, tal como lo hizo en 2013, cuando se cumplieron los 120 años de su nacimiento. Mao está en efigie, en el simbolismo de su discurso y en lo que hoy es China. Nada más Pekín, la capital, terminó siendo la ciudad principal de la República, luego de que Stalin, el líder soviético y su amigo personal, le encomendara que ese era el lugar correcto para instaurar el Gobierno.
Una administración que ahora ostenta el título de una de las más poderosas del mundo desde la perspectiva económica, potencia mundial con asiento como observador en el Grupo de los 7 y que cuenta con poder de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Que, además, pasó de ser el centro de producción del mercado mundial, a convertirse en un competidor en el sector y aliado clave para los países en desarrollo.
“Enriquecerse es glorioso”
La muerte de Mao cerró un ciclo y quienes llegarían a suceaños lleva en el poder el presidente y Secretario general del partido.
derlo comenzaron los cambios. Una de las fracturas más marcadas vendría de Deng Xiaoping, quien lideró el Partido Comunista y gobernó el país entre 1983 y 1989. Esa era de transformaciones, se selló con su frase: “Enriquecerse es glorioso”. Y entonces, ese país donde todo era gris, comenzó un camino económico que hasta ahora no tiene freno.
Para evidenciarlo, una cifra: la Oficina Nacional de Estadísticas China estima que para 1978 el porcentaje de la población en estado de pobreza superaba el 95 %: casi todo un país. Para 2017 ese número descendió del 5 % y una de las metas que se trazó el Gobierno para su cumpleaños número 100, si alcanza esa longevidad, es que ese porcentaje llegue a 0. Entonces, aunque es un país gobernado por un Partido Comunista, cuenta con un “socialismo con características chinas”, como lo indica la misma administración.
Y es que, a juicio de Infante, “cuando dicen que China es capitalista por fuera y comunista por dentro es un error. No puede existir comunismo en un país donde prima el capitalismo en todo su más amplio significado”. Con una población que roza las 1.400 millones de personas, 850 millones de ciudadanos salieron de la pobreza, desde 1978 hasta 2017, según el Banco Mundial.
En esos avances que la hacen lo que es ahora, David Castrillón, experto en ese país y profesor de la Universidad Externado, ve una huella de Mao: “La puso en el camino a la modernización”. Una cuestión que aún hoy se siente, a pesar de que desde 2012 enfrenta una leve desaceleración económica y enfrenta una disputa comercial con Estados Unidos desde finales de 2017.
Un partido, el rey
A partir de hoy, el Partido Comunista de China bate el récord de ser la colectividad política con esa ideología que más tiempo ha estado en el poder en el mundo, superando los 69 años por los que se extendió la Unión Soviética (de 1922 a 1991) y, por mucho, los 60 que lleva al mando en
Cuba el Partido Comunista y la familia Castro. Pero, ¿cómo ha logrado mantenerse por tanto tiempo?
La respuesta, para Castrillón, es que sigue siendo visto por la mayoría del pueblo como el gobierno “más legítimo y efectivo”. Según datos de la embajada China, 67 millones de personas integran este grupo, donde se encuentran en un mismo lugar los opositores a Xi Jinping, sus partidarios y políticos que aún apelan a las bases del comunismo.
Para críticos del sistema como Teng Biao, abogado de derechos civiles y disidente, “el régimen dictatorial de China no durará mucho más”, según mencionó en una entrevista con la BBC publicada ayer. Pero otros estudiosos como Lina Luna, profesora de la Universidad Externado, asevera que puede sostenerse en la medida que mantenga el crecimiento, responda positivamente a escenarios internacional y el sistema le funcione.
Con 70 años, cifras a su favor, un Xi Jinping que se mantiene sólido y la estampa de Mao Zedong retratada en la plaza principal, China recuerda hoy su historia de resiliencia. Solo un punto opaca la conmemoración: las protestas en la región administrativa especial, Hong Kong, que piden una democracia absoluta a pesar de la promesa de un comunismo especial