El Colombiano

Crecimient­os que llevan a la crisis

Forever 21 se declaró en bancarrota y reestructu­rará su operación en 48 países en los que tiene presencia.

- Por VIVIANA SUÁREZ L. RAÚL ZULETA

No tener un plan sólido a largo plazo que contemplar­a los cambios de comportami­ento del consumidor o eventuales crisis económicas fueron algunas de las razones que llevaron a la marca de ropa Forever 21 a declararse en bancarrota (ver Radiografí­a).

En la década del 2000, la marca salió a competirle a Zara y H&M, como una oferta más en la industria del fastfashio­n (producción masiva a bajo costo). Pero, la compañía tuvo un plan de expansión muy agresivo. “Pasamos de tener presencia en siete países a 47 en menos de seis años y con eso se complejizó el negocio,” dijo Linda Chang, Vicepresid­ente de la cadena, a The New York Times.

La figura a la cual acudió la empresa es el Capítulo 11 del Código de bancarrota de Estados Unidos; como lo que en Colombia está amparado bajo la Ley 1116 de 2006, que “permite normalizar las relaciones comerciale­s y crediticia­s de las organizaci­ones mediante su reestructu­ración operaciona­l, administra­tiva, de activos o de pasivos”.

A Forever 21 en EE.UU. le permitirá continuar su operación, como es usual, mientras que “la compañía toma pasos asertivos en pro de reorganiza­r el negocio para volver a ser rentables”, según un comunicado que emitió la compañía el domingo en la tarde.

Esto no significa, necesariam­ente, que el negocio vaya a cerrar. “Por el contrario, solicitar protección por bancarrota es un paso deliberado y decisivo para llevarnos por el buen camino hacia el futuro”, añadió la empresa.

Mal momento financiero

Pese a que la empresa no ha publicado sus números de 2018, un analista de la industria retail citado en un artículo

de Forbes, estima que sus ventas cayeron entre 20 % y 25 % el año pasado.

Lo que sí se sabe es que sus ingresos totales bajaron en 2017, un 25 % y se registró una entrada de 3.300 millones de dólares, mientras que en 2016 fueron 4.400 millones de dólares, señaló el artículo de The New York Times.

Además, Forbes también reportó que en 2017 la compañía tomó un préstamo por 500 millones de dólares en 2017 de la financiera estadounid­ense JPMorgan Chase, para enfrentar sus pérdidas.

¿Qué pasará con las tiendas que hay en Colombia, entre ellas, la que existe en el Centro Comercial Santafé? El experto en empresas, Raúl Ávila, señala que aunque es probable que el mercado de este país sea rentable, al ser una filial, el impacto terminaría llegando. Pues no funciona como un modelo de franquicia­s. “En ese proceso de declararse en quiebra, tienen que empezar a revertir activos, revisar el costo de operación: eso puede incluir el cierre de tiendas o en la reducción del tamaño de sus locales en más países, incluso en los que el negocio es rentable”, señaló.

Esto implicaría también el detrimento de la marca, “pero eso dependerá de las decisiones de la casa matriz”, agregó.

El caso de WeWork

A diferencia de la marca de ropa, WeWork —la cual ofrece espacios por horas que funciona como oficina— no está declarada en bancarrota. Sin embargo, a pesar de llevar ya casi 10 años en el mercado, y con 604.000 estaciones de traba

jo, aún no genera dinero suficiente que supere sus costos de operación.

Inicialmen­te, Goldman Sachs valoró en 65.000 millones de dólares a este unicornio, pero, antes de llegar a Wall Street para buscar más capital, los inversores revisaron los gastos, entre los que se incluía un avión privado Gulfstream G650ER, de 60 millones de dólares, en el cual viajaba Adam Neumann, cofundador. Esto hizo que devaluaran el valor de la startup en un 50 % y por eso, la compañía decidió posponer su salida a Bolsa y, también, despedir a Neumann

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ILUSTRACIÓ­N

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