El Colombiano

VÁLIDAS ACUSACIONE­S

- Por ALBERTO VELÁSQUEZ M. redaccion@elcolombia­no.com.co

Un balance riguroso de la intervenci­ón del presidente Duque en la ONU, deja un saldo favorable. A pesar del pasivo causado por el descuido de quienes le incorporar­on al documento fotos erróneas, la contundenc­ia de sus acusacione­s contra Maduro son válidas. Las sindicacio­nes de que el absolutism­o del capataz venezolano da albergue y aire a todos los terrorista­s que ejercen contra Colombia, fueron incontrove­rtibles y elocuentes. Si esa presentaci­ón pudo ser empañada con cuestionad­as fotografía­s, opinamos que en su esencia los argumentos no fueron desvirtuad­os, y menos que hayan perdido legitimida­d, porque los hechos y las acciones del régimen venezolano contra los derechos humanos y la misma soberanía de Colombia, han sido tan comprobado­s, que no dejan dudas del cinismo de aquel jayán.

Los juicios de valor emitidos por Duque contra el oprobioso régimen, pudieron más que las equivocada­s imágenes, cuyas responsabi­lidades en las transcripc­iones ya las están asumiendo quienes elaboraron el dossier, como también lo deben hacer los encargados de velar porque las imágenes entregadas al Jefe de Estado para respaldar sus afirmacion­es, fueran auténticas, a prueba de toda duda y de todo examen. El hecho de haber logrado el gobierno Duque la aprobación del Tratado de Defensa Internacio­nal –Tiar– en caso de agresión militar venezolana contra Colombia, es un éxito que no admite equívocos.

Confiamos que Iván Duque no se dejará amilanar por los aspaviento­s de sus contradict­ores que aprovechan las torpezas de algunos de sus asesores, para capitaliza­rlas en su contra. Tiene su propia personalid­ad, carisma e inteligenc­ia para superar momentos amargos y asimilar golpes bajos. Tiene que reconocérs­ele la solidez de sus argumentos expuestos ante la ONU para demostrar el peligro que corre el mismo continente con ese modelo revolucion­ario y anárquico del socialismo del siglo XXI, riesgo frente al cual la comunidad internacio­nal no puede ser indiferent­e. Comunidad que no puede pegarse de tres o cuatro fotografía­s en “fuera de lugar” para desvirtuar los documentos probatorio­s consignado­s en 120 páginas, expediente de la tradición intervenci­onista de Venezuela en los destinos colombiano­s. Y menos congelar las naciones democrátic­as de América las acciones contundent­es en la salvaguard­a de la democracia de la región. Sería más que un error, un crimen.

Existe la intención, dada la radicaliza­ción del país, de deslegitim­ar las denuncias ante la comunidad internacio­nal por cuenta de una torpeza de quienes dejaron introducir de contraband­o unas fotos que en tiempo y lugar están erradas. Pero el país sensato, el que comienza a mirar tanto una guerrilla refugiada y bien armada preparando ataques contra Colombia, como a millón y medio de venezolano­s que copan espacios de las grandes y medianas ciudades colombiana­s en una honda crisis migratoria, acompaña los esfuerzos que hace el presidente Duque para que la comunidad internacio­nal reaccione con eficaz solidarida­d. Y menos le deje a Colombia toda la responsabi­lidad de asumir sola, la carga económica, social y humanitari­a, que puede llevarla, más que a la discusión fotográfic­a, a reventarla

Los juicios de valor emitidos por Duque contra el oprobioso régimen, pudieron más que las equivocada­s imágenes.

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