La “gasolina” de las protestas en Ecuador
Las medidas económicas del gobierno tocan el bolsillo de la mayoría de los ciudadanos. Las protestas siguen.
Las manifestaciones continúan, pero el gobierno insiste en que el subsidio al combustible no va más. ¿Cómo afecta esta medida a los ciudadanos?
La determinación de acabar con el subsidio de la gasolina luego de 40 años es una de las decisiones económicas (ver paréntesis) que tiene al gobierno de Lenín Moreno en la delgada línea que, debido al historial de la protesta social en Ecuador, podría significar su salida o darle un respiro a las finanzas del país.
Basta recordar que en 2000, el entonces presidente Jamil Mahuad fue derrocado tras decretar la dolarización de la moneda local y, cinco años después, el turno fue para Lucio Gutiérrez, quien debió abandonar el poder en medio de fuertes protestas de los indígenas. En estos momentos el Gobierno se le midió a tocarle el bolsillo a la mayoría de los ciudadanos.
Los tipos de combustible referentes en ese país son la extra y el diésel. Antes del pasado 3 de octubre, que fue cuando el gobierno dejó de subsidiar la gasolina, el costo del galón de la extra era de 1.85 dólares (6.475 pesos), ahora el precio promedio está en los 2.30 dólares (8.050 pesos). Mientras que el diésel, que es el más utilizado por la industria de ese país, pasó de 1.04 dólares el galón (3.640 pesos) a 2.27 (7.945 pesos).
Romero Arboleda, ciudadano ecuatoriano explica que su Renault Sandero 1.6 se llenaba con 17 dólares ($59.500) de gasolina extra, pero ahora, con la nueva medida, “se me sube a 23 dólares ($80.500). Yo ahora pago más y no puedo invertir en otros productos. Además, ese precio también puede ser mayor porque ya hay libertad para esos precios, antes el gobierno los regulaba”.
Ese aumento en los precios del combustible es la principal razón de los bloqueos en las principales vías del país, manifestaciones en las ciudades, suspensión de vuelos y hasta de actividades escolares, además de un paro total de los transportadores que obligaron al gobierno nacional a declarar el estado de excepción.
A pesar de todo esto, las palabras del presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, fueron contundentes: “bajo ninguna circunstancia vamos a cambiar la medida, que se oiga bien, no voy a cambiar la medida. Que quede claro, se eliminó el subsidio, se acabó la zanganería, y de aquí en adelante vamos construyendo el nuevo Ecuador que todos anhelamos”, aseveró.
El ejecutivo explicó que mantener dicho subsidio es “nocivo para la economía” pues “aproximadamente 60.000 millones de dólares ha perdido el pueblo ecuatoriano” por ese rubro a lo largo de cuatro décadas. Añadió que el dinero que se destinaba a los subsidios se usará ahora exclusivamente para temas de seguridad, salud y educación.
Negociaciones
Aunque la posición del presidente es férrea, las puertas de la negociación con el gremio de transportadores siguen abiertas.
Gabriel Martínez, ministro de Transporte y Obras Públicas, afirmó que desde el Gobierno siempre se ha mantenido la disposición de dialogar con la intención de buscar fórmulas “que permitan encontrar un equilibrio en el precio ya que la eliminación del subsidio del diésel tiene un impacto en la tarifa de pasaje”.
En diálogo con EL COLOMBIANO, Lourdes Tibán, uno de los líderes indígenas en Ecuador, afirmó que están esperando que el gobierno decida negociar sus medidas y que mientras eso ocurra, las protestas y bloqueos seguirán en todo el territorio nacional.
“No tenemos ninguna intención de tumbar al gobierno, lo único que queremos es retrocedan con las medidas económicas que tomaron. Nuestras comunidades se ven muy afectadas con el alza en los combustibles, acá hablan de unas compensaciones para mitigar un poco la situación, pero eso no sirve”.
¿Buena o mala medida?
Para Jairo Libreros, profesor titular de la Universidad Externado, el presidente Lenín Moreno se está olvidando de la capacidad que tiene el pueblo ecuatoriano de poner en jaque a los mandatarios que deciden
tomar medidas que afectan directamente su bolsillo sin ningún tipo de consenso.
“Decretar el estado de excepción fue una medida arbitraria que generó caos, además le da combustible a un descontento popular que viene creciendo en ese país con el pasar de los años. Las medidas para mejorar la economía pudieron ser de una manera escalonada, concertada. Creo que al presidente se le pasa por alto la capacidad de la protesta popular en Ecuador que en su historial ya tumbó por lo menos tres mandatarios en los últimos tiempos”, explicó el docente.
Radiografía del día 2
El segundo día de manifestaciones fue, según lo indicó el gobierno ecuatoriano, más tranquilo. “El día de hoy (viernes), la casi totalidad de Ecuador está haciendo sus actividades en paz”, dijo Moreno.
A pesar de esto, agencias de noticias internacionales reportaron numerosos enfrentamientos entre manifestantes y la fuerza pública que, amparada en el estado de excepción, usó la fuerza para desbloquear las principales vías de ese país.
A propósito de la capital ecuatoriana, vehículos militares fueron la solución para miles de personas que no tenían en que movilizarse a sus lugares de trabajo.
El alcalde de esa ciudad, Jorge Yunda, dijo que se están perdiendo diariamente casi 300 millones de dólares por afectaciones, desperfectos, el paro comercial y la falta de exportaciones de su aeropuerto, originados por las protestas contra el Gobierno