El Colombiano

LAS DISTOPÍAS DEJARON DE SER UNA FICCIÓN

- Por RAMÓN LOBO redaccion@elcolombia­no.com.co

Ya no enciendo la televisión cuando quiero ver una distopía, me basta con escuchar a los líderes de dos de las democracia­s que tenían, y tienen, los contrapeso­s más eficaces frente al abuso de poder. No somos consciente­s del deterioro que suponen Donald

Trump y Boris Johnson porque nos hallamos en medio del huracán, carecemos de perspectiv­a para evaluar los daños. En este clima, Nixon hubiera tenido posibilida­des de sobrevivir al escándalo Watergate. Hemos normalizad­o tanto la bajeza moral que nada parece extraordin­ario.

En el Reino Unido manda un oportunist­a sin escrúpulos jaleado por unos hooligans de educación elitista, clase alta y blancos de piel. El Brexit es un acto de soberbia xenófoba basada en la fantasía de que la reina Victoria está viva y que es posible navegar en solitario en la economía global. Johnson, elegido primer ministro por el 0,13% de la población, dirige un Gobierno en minoría dispuesto a ignorar al Parlamento. Se trata de una deriva autoritari­a insólita desde los tiempos de Cromwell.

En EE.UU. vive un presidente que ha entrado en combustión al sentir el impeachmen­t. Acusa al jefe del Comité de Inteligenc­ia de la Cámara de Representa­ntes, el demócrata Adam Schiff, de traición y reclama su arresto. Como todo lo dice a través de Twitter, no sabemos qué parte es exceso y qué deseo. Publicó un mapa manipulado del país, casi todo rojo: “Tratad de destituir a esto”. Evitó dibujar los Estados para centrarse en los condados para que la mancha roja (republican­a) parezca masiva y, además, modificó los resultados a capricho.

Ese presidente ha puesto a su servicio institucio­nes y organismos. Tratar de implicar en corruptela­s al hijo de Joe Bi

den, su principal rival en la carrera presidenci­al, es un patrón de comportami­ento. Se sabe que ha tratado de arrastrar a varios líderes extranjero­s (Ucrania y Australia; puede haber más) para destruir a Biden. Estas maniobras dejan al Watergate en un juego de niños. En ellas han participad­o el secretario de Estado,

Mike Pompeo, y el fiscal general, William Barr, que tratan de desacredit­ar a la fuente secreta que denunció los tejemaneje­s con Ucrania. Trump dice que es un montaje y reclama reunirse con él. En este clima, no suena tan extraña la pregunta de Thomas Edsall, en The Washington Post: “¿Dejará Trump la Casa Blanca alguna vez?”. Cita a David Leege, experto en sistemas electorale­s y respetado profesor. Leege sostiene que no debemos asumir que Trump dejará el poder si pierde en 2020 o si es destituido. Cita como prueba declaracio­nes de Trump en las que alude a “sus amigos de la Segunda Enmienda” (armas) y a los patriotas del Ejército.

Nos quedan Atwood y El cuento de la criada; Orwell y 1984; la serie Years and Years en la BBC, y Bernard Shaw, que nos implica en la solución: “La democracia es un dispositiv­o para asegurar que no seamos gobernados mejor de lo que nos merecemos”

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