Alcolirykoz presenta nta su primer sinfónico co en el Pablo Tobón.
Alcolirykoz y la Orquesta Sinfónica de Antioquia presentan una fusión de rap y música académica esta noche.
En la radio suena sin falta, cada diciembre, ese tema que comienza con un distintivo juego entre un bajo y unas cuantas trompetas, las de
Cariñito, que Rodolfo Aicardi popularizó a finales de los setenta y entrados los ochenta. La canción, que se ha convertido casi en un sinónimo de las fiestas en Colombia, realmente la compuso el músico peruano Ángel Aníbal Rosado en 1977, pero la música permite eso, transportarse, versionarse, adueñarse un poco de ella y quererla independiente de dónde venga y de quién la interprete.
A Cariñito también la tomó Alcolirykoz y la llevó a otro terreno que ella nunca había pisado: el rap. El grupo de Aranjuez tomó esos primeros acordes y los integró como un sample (fragmento de una canción que se suma a otra nueva) a La Típica, uno de los dos temas que publicó la agrupación en diciembre del año pasado cuando reeditó su disco En Letras Mayúsculas.
Esa canción que nació en la mente de Rosado, que habitó entre Aicardi y Los Hispanos y que se acompañó de las rimas de Alcolirykoz, ahora la interpreta la Sinfónica de Antioquia. La orquesta, bajo la dirección de Juan David Osorio, se presentará en dos funciones esta noche (ya agotadas) en el Teatro Pablo Tobón junto a Gambeta, Kaztro y Fazeta, de Alcolirykoz en un concierto llamado
La Calle y La Carrera en el que, por primera vez, más de una docena de canciones del grupo serán interpretadas
con arreglos sinfónicos.
Algo distinto
Armar conciertos de rap en formato sinfónico no es algo nuevo. Con eso ya han experimentado artistas como Nas y Jay-Z en Estados Unidos, o Crew Peligrosos con su Marcapasos en Colombia. Es la primera oportunidad para Alcolirykoz, que en
2017 lanzó un disco de rap que contagió por igual a roqueros y punqueros, Servicios Ambulatorioz.
El grupo de los Ninjazz (como les dicen) no creía que fuera a llegar a este tipo de propuestas en un tiempo cercano, lo veían como una responsabilidad inmensa y como un sueño lejano. Sin esperarlo, la invitación llegó por parte de las directivas de la Sinfónica de Antioquia y decidieron lanzarse.
“Alcolirykoz está pasando por un muy buen momento a pesar de llevar varios años con esta vuelta. Es bonito que haya llegado, ni siquiera por iniciativa de nosotros”, señala Gambeta.
Cuando Kaztro escuchó por primera vez uno de los arreglos para este concierto, sintió la piel de gallina. Eran los beats que tantas veces ha escuchado, pero interpretados por violines, flautas y violonchelos. Los arreglos estuvieron a cargo de los músicos Julio
César Sierra y Juan Manuel Castañeda. “Cada instrumento que tiene el beat lo vuelve más peliculero y desde que te ponga la piel de gallina es porque ya te transmite algo – destaca Kaztro –. Ahí es donde uno dice: esto vale la pena”.
“Eso lo estremece a uno. Se siente esa emoción, esa nostalgia y a la vez ese sustico de algo nuevo que se viene”, suma Fazeta, dj del grupo.
Nunca han sido particularmente cercanos a la música clásica. “Hemos sido criados, como mucha gente en Medellín, a punta de salsa, porro, gaitas, cumbia, boleros, todo eso”, señala Gambeta.
Pero en su género se han “sampleado” músicas de todo el mundo, hasta la clásica, y desde allí ha sido su acercamiento. “Hemos escuchado cuerdas y violines en el rap, porque está untado de todo, de muchas músicas y culturas”, añade.
Fieles a los Ninjazz
Cuando el anuncio de este evento se divulgó en las redes, la boletería de la primera función se agotó en dos días.
“No son como fans, sino como una familia grande. Nosotros nos lo tomamos con los pies en la tierra, sin inventarnos películas”. GAMBETA Integrante de Alcolirykoz
Un par de días después, el grupo y la orquesta contaron que habría una segunda función esa misma noche. El segundo show se agotó el viernes. Para Alcolirykoz hay oídos.
Viven agradecidos con el público, por su respaldo. “No son como fans, sino como una familia grande”, declara el rapero. “Nosotros nos lo tomamos con los pies en la tierra, sin inventarnos películas y creernos nada”.
Entre el repertorio recopilado desde hace más de una década, no fue sencillo elegir la lista de canciones, pero la audiencia puede tener seguro que podrá tararear una que otra vez o perderse en ese mar tan inmenso de
N.A.D.A. que es más que suficiente para desistir al deseo de ser famoso.
Y como dice Otra Canción Larga, esta noche “será imposible de resumir porque es difícil repetir otro concierto así, por lo menos en el caso de Alcolirykoz”, precisa Gambeta.
Lo toman con alegría, porque, según les ha dictado la experiencia, no es fácil que los grupos locales logren que la gente se enamore de un proyecto y lo acompañe de manera casi incondicional.
“La gente sabe que se va a reunir con Alcolirykoz y la Sinfónica y va a ver algo especial, algo que se ha creado para ellos, para la ciudad y para esos recuerdos y esa trayectoria que vamos a seguir marcando”