Dólar barato quedó en el pasado
La incertidumbre mundial ante una posible recesión genera volatilidad y sube el precio del dólar. Y aunque en Colombia la economía va creciendo, las exportaciones no tradicionales no lo hacen.
El pasado 2 de octubre la tasa de cambio superó por unos momentos el techo de cristal de los 3500 pesos por dólar. Al cierre del mercado, descendió hasta $3495. En los días siguientes la divisa norteamericana cedió terreno y terminó la semana a $3436. No solo el precio del dólar está alto sino que también hay volatilidad.
Esto es consecuencia de la incertidumbre y temor que existen frente a una posible recesión mundial y que afecta a los mercados en todo el mundo. Las bolsas reaccionan nerviosamente a las noticias y datos que muestran que las cosas no van bien, sobre todo en el tema de la guerra comercial. De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Ocde, con esa consideración, revisaron a la baja sus proyecciones de crecimiento de la economía mundial en 2019.
La incertidumbre se ha incrementado desde mediados de 2018 y los inversionistas están nerviosos, buscando activos seguros para depositar sus recursos. A las economías emergentes, como Colombia, no les va bien en ese examen, aunque a unas menos que a otras. América Latina, en particular, se percibe como un lugar particularmente riesgoso con economías en serias dificultades, o a punto de tenerlas.
La imagen de Colombia frente al escrutinio de los inversionistas es relativamente buena porque su economía está bien calificada y tiene el grado de inversión. Su inflación está controlada y la economía crece al 3 %. Además, su prestigio en el manejo macroeconómico es muy sólido. Al fin y al cabo, Colombia pudo ajustar su economía después del colapso de los precios del petróleo entre 2014 y 2016. Desde entonces ese precio se ha recuperado y con esto los ingresos externos de la economía. Sin embargo, no se ha podido recobrar el dinamismo de las exportaciones no tradicionales ni los dólares que ellas traen, el talón de Aquiles de la economía colombiana.
Dentro de los efectos de la devaluación sobre la economía, habría que destacar que la inflación está convergiendo a la meta del Banco de la República, un indicio de que no hay efecto de esta sobre los precios. De otro lado, el efecto esperado de la devaluación de corregir los desbalances macroeconómicos hasta ahora no se ha dado. El déficit comercial todavía no corrige, básicamente porque las exportaciones no tradicionales no responden a la devaluación.
En el frente de la tasa de cambio todavía pueden pasar varias cosas en los próximos días. Las decisiones expansionistas previsibles de política monetaria de la Fed, por ejemplo, pueden perturbar el mercado cambiario colombiano, porque debilitan al dólar, aunque el efecto final sobre la tasa de cambio con el peso dependerá de la situación de la economía colombiana, en ese momento.
La tasa de cambio cuando es flexible, como en Colombia, encaja todos los golpes que afectan a la economía. En Colombia la tasa se devaluó cuando se desplomó el precio del petróleo en 2014 y ahora lo hace por la incertidumbre acerca de la salud de la economía global que asusta a los inversionistas, lo que se suma a la debilidad de las exportaciones no tradicionales colombianas.
Al Banco de la República le parece que la devaluación que hoy se está presentando, está dentro de lo presupuestado y no va a intervenir en el mercado cambiario. Tal parece que el dólar barato ya es parte de la historia