EPM: un ejemplo de conversión positiva
Cuando fui gerente de EPM (1995-1997) estaba recién aprobada la Ley 142 de 1994 que obligó a las empresas de servicios públicos domiciliarios a convertirse en sociedades de economía mixta por acciones. EPM debía acoger la ley y por eso un grupo de definición empresarial analizó las propuestas y, en conjunto con el Concejo de entonces, se definió que la empresa tenía que ser 100 % pública. En esa discusión, que se hizo con todo el rigor técnico, también participaron los sectores académicos, empresariales y hasta los sindicatos. El resultado lo vemos hoy: una empresa a punto de cumplir 64 años y que pasó de ser local a una multilatina. El cambio se oficializó mediante el acuerdo municipal 69 de 1997 que autorizó convertir a EPM en una empresa industrial y comercial del Estado, de propietario único y del orden municipal, que se rige por el derecho privado, salvo en las excepciones contempladas en la ley. Ese cambio no fue traumático porque la empresa siguió siendo pública, pero si hubo novedades. El Edificio Inteligente, por ejemplo, pasó a ser propiedad del Municipio y hoy EPM le paga un arriendo por su uso. En lo laboral, se conservaron las condiciones que traían los empleados y el negocio de la empresa siguió avanzando con la expansión de los servicios y redes de agua, energía y gas. Además se recomendó escindir el negocio de las telecomunicaciones, algo que se hizo realidad años después con la creación de UNE. La decisión de volver a EPM una Eice fue acertada y se debe conservar como quedó: una empresa industrial pero pública, que es la joya de la corona de Medellín. Con la conversión de EPM, el Municipio nunca perdió plata, por el contrario, salió favorecida porque el patrimonio se ha fortalecido, los negocios se extendieron a otros países y las transferencias siguen llegando a la ciudad.