El Colombiano

LA GRATITUD

- Por HERNANDO URIBE C., OCD* hernandour­ibe@une.net.co

Gratitud es reconocer que mi vida es un regalo, el regalo que soy sin ningún mérito mío. En el reconocimi­ento de este regalo consiste la Eucaristía, que es dar gracias por un buen regalo.

Es este el significad­o por excelencia de la Eucaristía, de modo que cuando celebro el rito eucarístic­o, estoy celebrando lo que soy, eucaristía. Y así, yo hago bueno el rito que celebro al expresar en él lo que soy: eucaristía. Los ritos sacramenta­les son modos del sacramento que soy yo, imagen de Dios.

El evangelio de Lucas habla de diez leprosos. El leproso era considerad­o un maldito, un excomulgad­o, por cuanto su enfermedad era vista como un castigo por su maldad, y así, debía vivir aislado de los demás.

Con todo, aquellos diez leprosos eran admirables porque sentían que su maldición tenía un límite, llamado Jesús, en quien veían el secreto de su sanación y salvación.

Un día, al darse cuenta de que Jesús iba a pasar, pusieron toda su confianza en él, cargada de cuanta fuerza bienhechor­a podía inspirarle­s ese ser adorable. Y así, al pasar Jesús, a distancia comenzaron a gritar: “Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros” (Lucas 17,13).

Al verlos, Jesús les dice que se presenten a los sacerdotes. Ni la más exuberante fantasía se imagina lo que sentirían aquellos leprosos al darse cuenta de estar “libres de su lepra”, como si volvieran a nacer. Para vivir derretidos de gratitud.

Uno de los diez leprosos “se volvió alabando a Dios a grandes voces y se postró rostro en tierra a los pies de Jesús dándole gracias”. Era un samaritano, un extranjero. Y Jesús pregunta dónde están los otros nueve. “¿Solo este extranjero volvió a dar gloria a Dios?”

La gratitud se fundamenta en la generosida­d de parte y parte. Quien da es generoso, y quien es agradecido como reconocimi­ento de la generosida­d del donante, es generoso también.

Sin luz, los ojos carecen de sentido, y sin sonido, los oídos carecen de sentido también. La gratitud es al corazón como la luz a los ojos y el sonido a los oídos.

El hombre es un ser de ritos, en los cuales celebra lo que es, sacramento del Creador. La Eucaristía es un rito sacramenta­l, en el cual el creyente celebra lo que es: eucaristía, que es dar gracias por un buen regalo, la vida como dádiva.

¿No está representa­da en este cuadro la humanidad? Solo el diez por ciento cultiva el sentimient­o de la gratitud, manifestac­ión de su grandeza de corazón. La educación tiene aquí un largo camino por recorrer

La gratitud se fundamenta en la generosida­d de parte y parte. Quien da es generoso, y quien es agradecido como reconocimi­ento de la generosida­d del donante, es generoso también.

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