DEJARLE TODO EL TRABAJO A LOS FRENOS
Para detener un vehículo la vía más adecuada es el uso de los frenos, claro. Pero hay modos de conducción que pueden ayudarnos a disminuir la velocidad sin desgastar este sistema de manera anticipada. Uno de ellos es usar la caja para mantener un ritmo que no se nos salga de control, sobre todo en bajadas. Hay una mala creencia que consiste en dejar los cambios en punto puerto (neutro) en las bajadas, provocando que toda la labor de detención recaiga en los frenos, forzando el sistema, recalentando los discos y las pastillas y, a veces, provocando que estos pierdan eficacia con el consabido riesgo de un accidente grave. La idea es que, al afrontar un descenso pronunciado es bueno ayudarnos con los cambios más bajos, es decir segunda y primera, para descargarle ese peso solo a los frenos y así las pastas, los discos y hasta la bomba nos durarán más. Esto aplica tanto para transmisiones mecánicas como automáticas. Ah, y con la caja en neutro tampoco se ahorra gasolina pues el motor igualmente debe recibir la inyección de combustible para mantenerse encendido. Y recuerde, si su auto es automático no enganche de neutro a Drive en marcha, esa práctica es nefasta para el sistema, solo debe hacerse con el caro detenido. La manera de lograr la temperatura ideal de trabajo de un motor ha cambiado. Antes, cuando los carros eran de carburador, había que encender el propulsor y aplicar el estrangulador (choke) durante varios minutos hasta lograr estabilizar la marcha mínima. Con los sistemas modernos de inyección y sondas de combustible, esta maniobra ya no es necesaria, pues al permanecer el auto encendido en un lugar cerrado en el caso de los garajes y sótanos, lo que se está haciendo es generar y acumular gran cantidad de gases nocivos, llenos de partículas contaminantes. Lo recomendado es iniciar la marcha lo antes posible, pero sin forzar excesivamente el motor, realizando lo que los expertos llaman una conducción progresiva, es decir rodar los primeros metros a baja velocidad sin oprimir demasiado el acelerador, realizando los cambios de velocidad suavemente y sin subir mucho de revoluciones. El indicador de la temperatura nos hará saber mediante la aguja o las barras, cuando el auto está listo para trabajar con todas sus capacidades. Si por el contrario, arrancamos como si no hubiera un mañana, con acelerador a fondo mientras el motor está frío y el aceite no ha conseguido hacer el circuito completo, vamos a causar un desgaste prematuro de las piezas, contaminaremos más y provocaremos averías que saldrán muy costosas en el corto plazo.