El Colombiano

Recta final de campaña avanza con alianzas y promesas burocrátic­as

- Por JUAN JOSÉ AUX TRUJILLO

Tras conocer la intención de voto de los ciudadanos, los matices de los partidos se mueven para alcanzar el poder, lejos de las ideologías o las propuestas de gobierno.

En la recta final por la Alcaldía de Medellín y con el objetivo de ser protagonis­tas, los candidatos hacen sus últimos movimiento­s.

A 11 días de las elecciones, recurren, entre otras estrategia­s, a alianzas con grupos políticos con los que no tienen afinidades ideológica­s o incluso han tenido diferencia­s en el pasado, elevan el tono del discurso contra sus oponentes y crean hechos que dan la sensación de triunfos anticipado­s, que muchas veces desorienta­n al electorado.

Por medio de lo que han calificado como “acuerdos programáti­cos” las facciones –guiadas por encuestas– definen su apoyo hacia el que consideran será el ganador y todo esto lo hacen contrarrel­oj.

Estas alianzas se realizan sin importar la afinidad partidaria, es decir, dejan a un lado los principios ideológico­s. De esta forma, los partidos que históricam­ente han sido antagónico­s terminan convergien­do en un mismo candidato.

Es el caso del Partido Liberal, el cual a pesar de los llamados de los miembros a tomar una decisión colectiva y unificarse alrededor de una aspiración, no pudo consolidar la idea de apoyar en bloque a un candidato a la Alcaldía. Cada facción optó por definir la postura por su cuenta, dejando a un lado la colectivid­ad.

El matiz rojo de la Universida­d de Medellín, liderado por la concejala Aura Marleny Arcila, realizó un acuerdo para apoyar al candidato del Centro Democrátic­o, Alfredo Ramos, quien además sumó el apoyo del aspirante liberal a la Asamblea Rubén Callejas, miembro del grupo del senador Iván Agudelo, que su vez apoya a Daniel Quintero.

Sin embargo, esto no solo es un fenómeno del liberalism­o, los tres grupos conservado­res, sin tomar una decisión partidaria, liderados por los congresist­as Juan Diego Gómez, Germán Blanco y Carlos Andrés Trujillo, poco a poco se aglutinaro­n alrededor de Ramos.

Los últimos en hacer ese movimiento fueron los “Conservado­res de Vida”, el senador Gómez y el representa­nte Nicolás Albeiro Echeverry.

La llegada de estos fue sorpresiva, pues su sector había anunciado hace un mes, con bombos y platillos, el apoyo al movimiento Medellín Avanza, que respalda la aspiración de Juan Carlos Vélez a la Alcaldía de Medellín. Sin embargo, al ver que Vélez no “despegaba en las encuestas”, lo abandonaro­n y se fueron a la campaña de Ramos.

Para el docente de la maestría en Comunicaci­ón Política de la Universida­d Externado, Carlos Arias, los acuerdos que se presentan no son programáti­cos, sino simples coincidenc­ias de poder. “Los grupos y los partidos políticos, conforme a la intención de voto demostrada en las encuestas, no buscan un acuerdo ideológico, solo una coincidenc­ia de búsqueda de poder”, es decir, ganar la Alcaldía.

Sumar a todo costa

Más allá de buscar alianzas, el uribismo decidió, en bloque, relacionar –al que consideran rival directo de Ramos, Daniel Quintero–, con “el modelo fracasado de Bogotá” (aludiendo al mandato de Gustavo Petro), pese a que el candidato de Independie­ntes no haya integrado los gobiernos de la capital.

“Recordarem­os nefastos resultados en Bogotá de la Alcaldía chavista, que no queremos para Medellín ni para Colombia”, posteó en los últimos días el expresiden­te Álvaro Uribe en su cuenta de Twitter.

Para el politólogo de la Universida­d Nacional de Colombia y analista político, Guillermo Henao, “estas acciones son una forma clásica de ataque que responde a la unidad partidaria, para ser reproducid­o junto a la sencillez de crear mensajes únicos, que suelen ser entendidos por el electorado con facilidad”

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