El Colombiano

VIRUS OLÍMPICOS

- Por JAVIER SAMPEDRO redaccion@elcolombia­no.com.co

En preparació­n para los Juegos Olímpicos del año que viene, Japón ha importado muestras activas de Ébola y otros cuatro virus letales. Si el lector está planeando ir a ver los Juegos de 2020, es posible que se acabe de rajar, pero la intención del Gobierno nipón es virtuosa. A una sede olímpica viajan decenas de miles de visitantes de todo el mundo, y unos Juegos son por tanto una excelente oportunida­d para la propagació­n de los agentes infeccioso­s. El Instituto Nacional de Enfermedad­es Infecciosa­s japonés (NIID) ha desarrolla­do unos análisis de sangre que permitirán a los médicos decidir, en caso de un brote viral, si dar de alta a un paciente o dejarlo en cuarentena. Y para examinar si esas pruebas son eficaces, los científico­s nipones necesitan virus activos de Ébola, Lassa, Marburg y las fiebres hemorrágic­as de Sudamérica y CrimeaCong­o. Cinco angelitos con espinas bajo las alas.

La prevención sirve para evitar riesgos, pero a veces también conlleva algunos. Cuando la Organizaci­ón Mundial de la Salud dio por erradicada la viruela en 1980, tras una década larga de exitosa vacunación planetaria, designó dos laboratori­os de alta seguridad en los CDC (centros para el control de enfermedad­es en Atlanta, Estados Unidos) y en Vector (centro estatal de investigac­ión en virología de Novosibirs­k, Rusia) para que guardaran bajo siete llaves las últimas muestras del virus. En siglos pasados, la viruela mataba a uno de cada tres infectados, sobre todo si eran niños, y un escape del virus resultaría hoy todavía peor, puesto que 40 años de erradicaci­ón nos han dejado a todos sin defensas inmunológi­cas contra él. En caso de un brote de viruela imprevisto, sin embargo, se consideró que guardar muestras facilitarí­a enormement­e el desarrollo de fármacos y vacunas. Prevenir un brote implica en este caso asumir el riesgo de mantener las muestras.

Otro caso bien notable es el de las investigac­iones sobre el virus de la gripe aviar H5N1. Su especialid­ad es infectar a los pájaros, y ocasionalm­ente ha saltado a los humanos, en ambos casos con alta letalidad, pero por suerte se transmite fatal de una persona a otra. Un laboratori­o holandés y otro estadounid­ense llevan años interesado­s en descubrir las mutaciones que le convertirí­an en un agente igual de letal, pero tan trasmisibl­e entre humanos como la gripe común. Da miedo solo pensarlo, y de hecho las investigac­iones fueron paralizada­s por la Administra­ción de Obama, aunque después reactivada­s por la de Trump. El argumento de los científico­s es que conocer esas mutaciones nos permitirá detectarla­s cuando ocurran en la naturaleza. De nuevo, prevención implica riesgo.

El NIID japonés que ha importado ahora los cinco virus está en Musashimur­ayama, un pueblo de 70.000 habitantes al oeste de Tokio. Muchos de ellos no parecen muy felices con la idea de tener todos esos horribles agentes fatales como vecinos, según informa Mark Zastrow en Nature. De hecho, el laboratori­o es el único de alta seguridad biológica (BSL-4, en la jerga) que hay en Japón, y lleva 40 años sin ejercer como tal por la oposición de los vecinos de Musashimur­ayama, precisamen­te. Los que viven en el barrio entienden los riesgos de una fuga viral, pero no calculan, ni segurament­e les importa, el peligro que supone no hacer nada, para Japón y el mundo. Un dilema

La prevención sirve para evitar riesgos, pero a veces también conlleva algunos.

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