¿PARO DE FUTBOLISTAS?
De los 36 equipos profesionales del fútbol colombiano, unos cinco o seis son considerados como grandes; es decir, que son estables financiera y administrativamente, además de pagar salarios estratosféricos para la vida de un ciudadano promedio de nuestro país. Sin embargo, también existen equipos como Huila, Envigado y el resto de la segunda división, donde un sueldo mensual de dos millones para el más crack puede sonar como una utopía.
En el imaginario social, un futbolista es el que gana y gana dinero, a cambio de poco trabajo, con los mejores hoteles, los mejores carros y buena nutrición. Eso para los de Atlético Nacional o Junior de Barranquilla, pero no para los de Llaneros y Jaguares, que gozan de buena alimentación para ellos y toda su familia solo cuando hacen una buena campaña; y bien difícil sí que es.
La actual protesta de Acolfutpro tiene puntos positivos y coherentes, como porcentajes por derechos de televisión, cuando la Dimayor recibe hasta 40 millones de dólares al año, y más cuando el futbolista es el verdadero protagonista de la novela cada fin de semana.
Asimismo, exigir el mejoramiento del Código Disciplinario con sanciones económicas equitativas, que es algo que todos los hinchas apoyan; ¿cómo fingir una falta puede costar hasta ocho millones, mientras una agresión física a un árbitro no pasa de los dos millones?
Otra cosa es rajar con lo improbable, y pedir, por ejemplo, alguna cantidad de boletas para cada jugador por partido; no creo que un jugador lleve a un buen número de familiares todos los domingos o en semana al estadio, quitándole la posibilidad al equipo de vender y ganarle a esas entradas que pueden significar un buen porcentaje de sus ganancias. Tampoco se ve muy factible que el tiempo de los torneo sea más corto, a la vez que piden un día más de descanso en la semana; si quieren que la competencia dure menos, pues lo lógico sería que estén dispuestos a jugar partidos con más frecuencia, en una liga que tiene 20 equipos, además de las series finales que añaden mínimo cuatro partidos a la competición.
El gremio de los futbolistas debe comprender la necesidad de cada parte. Los clubes deben salir ganando, al igual que los organizadores y los mismos hinchas
En el imaginario social, un futbolista es el que gana mucho dinero, a cambio de poco trabajo, con los mejores hoteles, los mejores carros y buena nutrición.
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