El Colombiano

Venezuela, juez y parte en D.H. en la ONU

Le contamos las implicacio­nes de que este país tenga un asiento en el Consejo de la ONU.

- Por JULIANA GIL GUTIÉRREZ

Con su rol en el organismo, el régimen de Nicolás Maduro puede incidir en la imagen del país. Le explicamos el motivo.

El gobierno de Nicolás Maduro alcanzó su mayor triunfo internacio­nal desde que estalló la nueva fase de la crisis en enero de este año, cuando el país quedó inmerso en una dicotomía de “dos presidente­s” que se disputan el poder. El Estado consiguió un escaño en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el máximo organismo en ese tema en el ámbito internacio­nal.

Los cerca de 60 países que reconocen al opositor Juan Guaidó como presidente interino y mandatario legítimo, sumados a la presión de Estados Unidos, de Human Rights Watch, y del Grupo de Lima, entre otros, se quedaron cortos ante los 105 Estados que respaldaro­n la candidatur­a que postuló Maduro ante el Consejo, lo que daría a entender que una buena parte del mundo lo consideran como el líder legítimo del vecino país.

Ayer viernes, mientras llegaban pronunciam­ientos de gobiernos como el de Iván Duque rechazando su curul, el chavismo celebraba su conquista. Para el canciller Carlos Holmes Trujillo, quien ha liderado el “cerco diplomátic­o” a Maduro, el “régimen del dictador no tiene los requisitos ni la autoridad moral para formar parte del Consejo de Derechos Humanos”.

Pero las invitacion­es de sus opositores a rechazar la candidatur­a se quedaron cortas ante el lobby del régimen, como lo afirma la directora del Instituto Pensar de la Universida­d Javeriana, Martha Márquez. “Es un triunfo de la política exterior de Venezuela y la petro-democracia”, que Hugo Chávez comenzó desde el 2001, acercándos­e a naciones por fuera del espectro occidental.

Los estados que lo respaldaro­n hacen parte del bloque petrolero, son africanos o viven en regímenes que se alejan de la democracia como Irak, Irán y Turquía. De hecho Libia, otro que es cuestionad­o por su trato a los migrantes en centros de detención y la guerra civil que enfrenta, también fue elegido el pasado jueves como integrante del Consejo.

Árbitro en su propio juicio

Con Venezuela la situación va más allá. El 27 de septiembre de 2018, el Consejo de Derechos Humanos emitió una resolución en la que instó al régimen aceptar ayuda humanitari­a, manifestó su preocupaci­ón por la situación en este tema y pidió a la Alta Comisionad­a, Michelle Bachelet, hacer un informe al respecto. Luego, en septiembre de este año, estableció una misión internacio­nal para Venezuela.

Esa delegación tiene la labor de investigar las presuntas ejecucione­s extrajudic­iales, desaparici­ones forzadas y tratos crueles, inhumanos o degradante­s cometidos desde 2014, cuando comenzó la movilizaci­ón contra el régimen.

Los comportami­entos fueron verificado­s por Bachelet en los reportes presentado­s en julio y septiembre y por organizaci­ones como Human Rights Watch que hicieron denuncias similares.

Si bien el escaño de Venezuela en el Consejo es como Estado, el delegado en la ONU es el representa­nte del régimen de Maduro. Esta curul tendrá vigencia entre 2020 y 2022 con posibilida­d de reelección, tiempo en el que está presupuest­ado que el oficialism­o esté en el poder si la situación política se mantiene.

La coordinado­ra académica del Centro de Derechos Humanos de la Universida­d Católica Andrés Bello, Marianna Romero, afirma que los delegados podrían intentar generar una “matriz de opinión que contrarres­te los efectos del informe de Bachelet y las resolucion­es que ha emitido el Consejo”. Sin embargo, enfatiza que los documentos no se desvirtúan con la elección.

Historias repetidas

Venezuela no es el único país cuestionad­o por su situación de Derechos Humanos y que hace parte del organismo. Arabia Saudí, China, Cuba, Eritrea y Filipinas también lo integran y en el pasado Rusia estuvo. El investigad­or del Observator­io de Venezuela de la Universida­d del Rosario, Ronal Rodríguez, explica esta situación en que Naciones Unidas busca velar por la paz y “esto incluye reconocer actores de poder autoritari­os o violadores de derechos humanos”.

Los informes de la organizaci­ón Freedom House explican esa tendencia que menciona Rodríguez. Según el reporte de este 2019, de 195 países analizados, solo 86 son considerad­os como libres. Los restantes 109 están en regímenes que no son precisamen­te democrátic­os como Siria, Sudán del Sur, Turkmenist­án o Guinea Ecuatorial.

Y a esos es a los que el chavismo les ha apostado como aliados. Una evidencia de que sus relaciones internacio­nales se salen del espectro americano y busca con esos votos catapultar­se a instancias como el Consejo de Naciones Unidas

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Fuente: ONU y AFP. Infografía: EL COLOMBIANO © 2019. CF (N3)

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