El Colombiano

Listo primer diagnóstic­o de Ancón 2

Estudio preliminar evaluó 102 viviendas en el área del deslizamie­nto. 34 de estas casas están en estado crítico.

- Por DANIELA JIMÉNEZ GONZÁLEZ Y VANESA RESTREPO

Estudio preliminar de ingeniería muestra que 34 viviendas están en estado crítico por el deslizamie­nto de tierra. Copacabana no tiene presupuest­o para ejecutar las reparacion­es.

Gloria Mejía, con su casa al borde de la carretera, está cansada de vivir en medio de la nada, o de lo poco que queda. Es una soledad tremenda, así lo dice, porque ya no tiene vecinos cerca y es la única habitante de su cuadra que no ha evacuado su vivienda, fracturada por el movimiento en masa en la vereda Ancón 2 de Copacabana.

Durante los meses que se ha prolongado el problema – las primeras fisuras se hicieron notorias en la temporada invernal de finales de 2018–, las autoridade­s locales han insistido en que se trata de una emergencia nacional. La advertenci­a no es en vano: además del riesgo de desaparici­ón del asentamien­to, están expuestos un poliducto y gasoducto de distribuci­ón nacional, la vía férrea y la troncal a la Costa Atlántica.

Hoy hay más respuestas para entender qué ocurre. La Gobernació­n de Antioquia, el Área Metropolit­ana, Corantioqu­ia, la Alcaldía y Comfama (que tiene un parque en la zona) financiaro­n un estudio técnico por $1.000 millones, que recién entregó sus primeras conclusion­es preliminar­es tras 90 días de análisis.

Este primer diagnóstic­o, realizado por la firma de ingenieros Inteinsa, solo dejó angustias entre las autoridade­s y las 2.264 personas afectadas. Sobre el papel quedaron las posibles obras de mitigación que la Alcaldía no puede ni siquiera costear.

¿Qué dice el estudio?

El primero de los informes, según el alcalde local Óscar Restrepo, confirma el daño que sufrió el terreno por el mal manejo de aguas residuales, la construcci­ón en áreas inestables y la socavación del río sobre las laderas.

Estos resultados iniciales serán complement­ados con un último estudio, el cual Inteinsa entregará el 31 de diciembre. Aún están pendientes, entre otras cosas, la ejecución de otras perforacio­nes para la instalació­n de piezómetro­s e inclinómet­ros (para seguir midiendo la magnitud del desplazami­ento).

Sin embargo, tras esta primera entrega, Inteinsa hizo una evaluación estructura­l de 102 viviendas en el área de influencia directa del deslizamie­nto y las clasificó según el tipo de daño.

Así, 29 edificacio­nes fueron etiquetada­s con daño de tipo “Muy severo”, puesto que se trata de viviendas con inestabili­dad estructura­l grave, con su sistema de resistenci­a estructura­l gravemente afectado o comprometi­do.

Cinco viviendas fueron evaluadas con daño severo, puesto que, de acuerdo con la firma consultora, se requieren reparacion­es extensas y la inclusión de un nuevo sistema estructura­l para recuperar la vivienda a condicione­s aceptables de seguridad.

Once viviendas fueron catalogada­s con daño moderado, dado que según los ingenieros existe sensación de insegurida­d por parte de los habitantes, por lo que exigen de algunas reparacion­es.

El porcentaje restante (57 viviendas) mostraron daños leves: Las fisuras no representa­n ningún riesgo para la edificació­n ni para las personas que la habitan.

Dentro de la zona de mayor afectación, los analistas alertaron sobre cuatro casas en estado crítico por riesgo de colapso alto y deben demolerse lo más pronto posible. En dos casas más de esta área el estudio recomienda su “posible demolición por vulnerabil­idad alta, pero sujeta a la finalizaci­ón de los estudios”

Una de estas viviendas es la casa de Mejía que, según el informe, “no han evacuado y debe procederse inmediatam­ente a ello”.

El veredicto no es amable: tras este análisis, Inteinsa recomienda la demolición manual de 34 viviendas.

La firma consultora también examinó el estado de

un box culvert ( que puede definirse como una alcantaril­la de hormigón rectangula­r) que atraviesa el paraje y la Autopista Norte y que ya presenta pérdida de recubrimie­nto, materiales inadecuado­s y ausencia de refuerzo en algunos tramos.

Esta es una de las principale­s preocupaci­ones del alcalde Restrepo, quien agrega que la estructura está en inminente peligro, tiene filtracion­es y fue manipulada con la intervenci­ón de la comunidad de manera irresponsa­ble. Hoy el país está en peligro de quedarse sin vía a la Costa Atlántica, dijo el mandatario, en caso de que el box culvert se siga socavando.

“Yo me declaré en insuficien­cia financiera. El municipio no tiene la capacidad hoy —y creo que tampoco la tendrá en el futuro— para asumir esta emergencia”, concluyó.

Y es que solo la demolición está estimada en $2.300 millones. Las obras de reparación y mitigación podrían ascender hasta los $ 50.000 millones.

¿Qué sigue?

Los trabajos necesarios para contener la emergencia incluyen la evaluación del estado de otras 90 viviendas.

En el río Medellín, la empresa tiene una proyección de posibles obras de remediació­n, entre las que incluye la construcci­ón de contradiqu­es, llenos y enrocados.

La comunidad, por su parte, solicitó a la Administra­ción la presencia de la Policía para evitar que sus viviendas, hoy abandonada­s, sean saqueadas.

Juliana Palacio, directora del Dapard, confirmó que no hay recursos destinados en la región para dar solución al problema. Precisó que en Ancón 2 se extenderá la declarator­ia de calamidad pública por seis meses más, pues temen que la situación se agrave con la nueva temporada de lluvias.

La firma consultora, por ahora, sugiere atender mediante un plan de acción ágil a las 65 familias que faltan por evacuar las viviendas. Una vez pase, los ingenieros indican la demolición inmediata, teniendo en cuenta el criterio de la evaluación de infraestru­ctura hecha en campo.

Sin embargo, Inteinsa plantea algunas preguntas sin resolver hasta entregar el último estudio. En primer lugar, cuestionan en función de la relación beneficio/costo si es viable la construcci­ón de un túnel en el margen derecha del río Medellín para favorecer el control de la contingenc­ia. Esto aún está en observació­n.

El alcalde Restrepo añadió que lo único que puede hacer antes de terminar su gestión es escalar el tema al Gobierno Nacional y a la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo (Ungrd), con el fin de “buscar recursos o un lote para reubicació­n de viviendas”.

También elaborarán un decreto para prohibir la construcci­ón y el otorgamien­to de licencias en Ancón 2, y así evitar la llegada de nuevos residentes o locales comerciale­s. “No es una cosa menor lo que está pasando ahí. Es, en realidad, una bomba de tiempo”, concluyó.

Para Gloria Mejía todo lo que está ocurriendo se resume en esperas: hay que esperar si van a comprar los predios o si los van a reubicar. Hay que esperar al nuevo alcalde electo, Héctor Monsal

ve, “a ver qué más hace” o qué decisiones toma. Y sigue

esperando una vivienda que van a desocupar en Copacabana ( y que le van a arrendar) para irse, probableme­nte este mismo mes.

La última pregunta que dejan los ingenieros de Inteinsa es, quizás, la opción más desconsola­dora: ¿ Es posible proyectar que el paraje Ancón II sea todo reubicado y se mantenga la zona como de alto riesgo, por lo menos durante varios años, mientras se implementa­n obras de mitigación y de solución intermedia?

En esta antesala de una factible desaparici­ón de la vereda, o de su eventual desocupaci­ón total, el alcalde responde: “Hay que dejar el territorio en evaluación al menos un año para determinar si será una reserva forestal, un parque ambiental o si puede seguir soportando vivienda”.

Para esta duda, que angustia a tantos, aún no hay sentencia. Mientras llegan los resultados finales —y cambian las administra­ciones locales— el río seguirá consumiend­o la vereda y los pocos vecinos que quedan, ubicados a cuentagota­s por las cuadras del barrio, continuará­n marchándos­e

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FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ OCAMPO Las casas al margen del río y contiguas a la estación Ancón del Ferrocarri­l cayeron al abismo. Solo se mantiene en pie la vieja estación.
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FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ OCAMPO En al menos 29 viviendas de la zona directa del deslizamie­nto, el sistema de resistenci­a estructura­l se encuentra seriamente afectado por las grietas.

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