Control fiscal no se
Una abogada rige los destinos de la Contraloría mientras avanza el concurso para elegir el próximo titular del despacho, que llega en enero.
Un manto de dudas sobre la transparencia del control fiscal en Antioquia se tendió en agosto de este año, cuando la Fiscalía capturó al contralor Sergio Zuluaga; su subcontralor, Rubén Darío Naranjo, y tres contralores auxiliares: José Hernando Duque, Dioner Andrés Ortiz y Gabriel Jaime Castaño.
Durante el operativo y las audiencias preliminares —que terminaron con la libertad de los capturados, decisión que fue apelada por el ente acusador— se hicieron públicos varios audios que, según la Fiscalía, dan cuenta que en la Contraloría General de Antioquia (CGA) existía una red de corrupción en la que se intercambiaban favores políticos o dinero a cambio de ocultar hallazgos penales o fiscales.
En medio de la crisis una mujer asumió las banderas de la entidad: la abogada Diana Carolina Torres García, quien desde febrero de 2016 se desempeñaba como Contralora Delegada y que hoy lidera la vigilancia a 121 municipios con sus entidades (462 sujetos de control, donde están excluidos Medellín, Bello, Envigado e Itagüí, pues tienen sus propias contralorías).
EL COLOMBIANO habló con ella sobre la crisis y la situación actual de la entidad.
¿En qué momento asume usted la Contraloría?
“Fue el 22 de agosto de 2019”.
Un momento complicado para la entidad (las capturas fueron un día antes). ¿Qué le dijeron en la Asamblea y en la Gobernación?
“Sí, me imagino que fue un tema más nacional. Como entidad obviamente nos vimos afectados pero yo creo que la decisión que se tomó en ese momento fue proteger la institucionalidad y eso es lo que hemos seguido haciendo”.
¿Cuál ha sido su recorrido antes de llegar acá?
“Soy abogada de la UPB, especialista en Derecho Comercial y en Gerencia Pública; y tengo una maestría de Esumer en Negocios Internacionales. Trabajé en la Contraloría General de la República (CGR) como contralora provincial, fui la presidenta de la Colegiatura de la CGR. Trabajé también en Maná como directora de convenios y cooperación internacional y fui secretaria de despacho en el municipio de Envigado en el área de Equidad de Género (2012)”.
Afuera las capturas causaron conmoción. ¿Cómo se vivió eso adentro?
“Los primeros días fueron muy duros porque evidentemente uno se ve afectado, pero hicimos una reunión con todos los funcionarios y tomamos la decisión de continuar. Estamos tranquilos, trabajando con ganas, empeño y pasión”.
Con esas capturas salieron tres contralores auxiliares. ¿Cómo se reorganizaron para suplir tantas vacantes?
“Lo que hicimos fue garantizar el cumplimiento de las metas y objetivos. Entonces hubo unos ascensos de profesionales universitarios que son gente de carrera que lleva muchísimos años en la institución y conocen todo el proceso”.
Eso podría tomarse como un mensaje de respaldo a la meritocracia...
“Sí, y de tranquilidad. Porque traer a alguien de afuera, aunque fuera muy experto, no iba a ser lo mismo, pues le tomaría más de un mes conocer los procesos, ¡y no estábamos con el tiempo de darnos ese lujito! Hicimos algo adecuado y motivador para los funcionarios de la institución”.