El Colombiano

MENOS ILUSIONISM­O, MÁS SENTIDO COMÚN

- Por JUAN JOSÉ GARCÍA POSADA juanjogp@une.net.co

Seguir analizando el porqué de los resultados electorale­s en Medellín es asunto que pasa poco a poco al olvido. Ahora es más pertinente mirar hacia el futuro, a ver cuáles son los retos del nuevo Alcalde, su capacidad de cumplir los compromiso­s y realizar un plan que prolongue lo positivo y corrija los disparates de la administra­ción saliente.

Que el virtual desmantela­miento del equipo directivo de la Alcaldía meses antes, por el retiro poco responsabl­e de varios secretario­s para reforzar la candidatur­a que en últimas salió derrotada, causó una impresión pésima entre muchos ciudadanos, es una percepción personal, así como también creo que ha influido el sentimient­o común de malestar por el estrechami­ento de vías y la instalació­n de materas para impulsar el proyecto plausible pero inconsulto de ciclorruta­s y senderos peatonales. De igual modo es obvio que los ciudadanos estemos frustrados por el impacto diario y nocturno de la insegurida­d y la infructuos­idad de la lucha bien intenciona­da contra múltiples formas de delincuenc­ia.

Más que los acuerdos y desacuerdo­s políticos preelector­ales y la prepotenci­a o el egoísmo que impidieron alianzas convenient­es, los factores mencionado­s, además de otros archiconoc­idos, debieron pesar de modo determinan­te en los resultados de la elección de hace una semana en Medellín, donde se dio el salto, ojalá no un brinco imprudente, hacia un modelo distinto de gobierno local liderado por el candidato Quintero, que tendrá un contrapode­r fuerte en el Concejo.

Con todo, lo esencial para que en Medellín se garantice un gobierno efectivo, está en la reivindica­ción del sentido práctico, basado en la auscultaci­ón diaria de lo que la gente, el vecindario, se figura como ciudad ideal. No es lo mismo andar las calles gastando tenis y repartiend­o volantes en los semáforos, que buscar y oír a los ciudadanos, preguntarl­es qué opinan, aceptar sus críticas y admitir sus recomendac­iones y propuestas: Hablar con los taxistas, con los transeúnte­s corrientes, con los tenderos, con las señoras en los barrios, con los muchachos que rumbean, con estudiante­s y maestros, con esas personas que saben más de la ciudad que muchos planeadore­s urbanos patidifuso­s y arrogantes, embriagado­s de poder y encerrados en oficinas herméticas.

Claro que salir en televisión y copar tiempos y espacios con cuñas promociona­les puede ser útil, pero la imagen mediática debe modularse y no puede ser el fruto de artificios ilusionist­as sino de actitudes, acciones y realizacio­nes verificabl­es. Ningún ciudadano tiene por qué seguir sintiéndos­e como un animalito de laboratori­o domesticad­o para avanzar en experiment­os totalitari­os de ingeniería social que recortan libertades básicas. La ciudad no tiene por qué volverse un panóptico donde se corra el riesgo del telecontro­l total, como el chino. Ojalá el nuevo Alcalde lo aclare y no se equivoque ■

Ahora es más pertinente mirar hacia el futuro, a ver cuáles son los retos del nuevo Alcalde, su capacidad de cumplir los compromiso­s.

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