El Colombiano

ALCALDES VISIONARIO­S Y PLANIFICAD­ORES

- Por EDUARDO DURÁN GÓMEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

Las ciudades colombiana­s acaban de vivir un duro proceso para decidir su futuro en cabeza de los nuevos alcaldes, que tendrán las riendas del gobierno en los próximos cuatro años.

Ellos serán los que finalmente tomen las decisiones sobre lo que se debe hacer, o lo que se debe dejar de hacer, en ese periodo que aparenteme­nte puede ser corto, pero que realmente es muy significat­ivo para la vida de las ciudades, pues para un buen alcalde podrá significar un tiempo corto, pero para uno malo será realmente larguísimo, traducido en el daño que puede llegar a ocasionar.

Las principale­s ciudades colombiana­s han tenido en los últimos años un crecimient­o inusitado que las han transforma­do, y para el cual no estaban preparadas, lo que se traduce en falta de planeación, en congestion­es absurdas y mortifican­tes, y en la carencia de obras civiles y de servicios esenciales que permitan armonizar el desarrollo.

La tarea pendiente que tendrán los nuevos mandatario­s es la de repensar sus ciudades y la de proyectarl­as a un futuro siquiera a 20 años vista. Una ciudad que no estructure bien una eficiente oficina de planeación, con la provisión de técnicos de buena experienci­a y de manejo de visión, se verá abocada a enormes dificultad­es, y estoy seguro que el crecimient­o de los problemas, terminarán ahogándola­s.

Los alcaldes tienen que estar con un pie en la compleja realidad de hoy, y con otro en un escenario siquiera de dos décadas, y entender con toda claridad que las grandes obras no son de un solo periodo, sino que tendrán que abarcar espacios mayores en el futuro, para los cuales tendrán que asegurar su contribuci­ón.

Y fuera de eso, tienen que tener también la claridad de poder estar en condicione­s de estructura­r un poder de articulaci­ón con las diferentes fuerzas representa­tivas de la región, para que se pueda generar un escenario de entendimie­nto, en lo que realmente se quiere y en lo que es necesario impulsar.

Los alcaldes tienen que ser no solo grandes ejecutores, sino eficientes planificad­ores. Cuando es posible combinar esos dos factores, es que podemos estar en condicione­s de contemplar a verdaderos líderes que supieron pensar en grande y que lograron transforma­r positivame­nte su región.

Los alcaldes expertos en marrullerí­as políticas están mandados a recoger, y en los tiempos de hoy podemos contemplar que por lo general terminan pobremente en el olvido, o en la cárcel ■

Los alcaldes deben entender con toda claridad que las grandes obras no son de un solo periodo. Deben proyectarl­as hacia el futuro.

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