El Colombiano

EDITORIAL

La relación entre producción y empleo está rota. Los puestos de trabajo no se crean tan rápido y en cantidades suficiente­mente altas como para mantenerse a la par con la cantidad de personas que entran al mercado laboral.

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“La relación entre producción y empleo está rota. Los puestos de trabajo no se crean tan rápido y en cantidades suficiente­mente altas como para mantenerse a la par con la cantidad de personas que entran al mercado laboral”.

Nuevamente son malas las noticias en el frente laboral, en una letanía que parece no tener fin. En efecto, la cifra de desempleo para el mes de septiembre, divulgada por el DANE la semana pasada, confirma el alza sostenida que tiene ese indicador desde hace un año y medio. Resulta paradójico ese comportami­ento del mercado laboral, cuando la economía colombiana, según el último informe del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) sobre las perspectiv­as del hemisferio occidental, crece muy por encima del promedio de América Latina y el Caribe.

Así las cosas, con una expansión de 3,1% en el primer semestre de 2019 y un pronóstico de 3,4% para el año completo, Colombia está muy por encima de la cifra esperada de 0,9 % para la región (sin Venezuela). Un crecimient­o que está soportado en el dinamismo de la demanda interna (consumo e inversión), que ha tomado el relevo de la demanda externa agobiada por el estancamie­nto del comercio global, la consecuenc­ia más visible de la guerra comercial.

La economía colombiana se recupera de forma lenta del frenazo de 2015, pero sin generar empleo, como lo corrobora el dato del desempleo nacional de 10,2% para el mes de septiembre, el más alto reportado para ese mes desde 2010, con 0,7 puntos porcentual­es por encima del resultado del mismo mes hace un año (9,5%), en contraste el desempleo mejoró levemente en el total de 13 ciudades y áreas metropolit­anas con una tasa de 10,1% menor que el 10,5% de hace un año. El aumento del desempleo también se constata en las cifras trimestral­es que muestran un incremento de 1,1% entre julio-septiembre de 2019 y 2018.

Los analistas, de otro lado, advierten que lo más grave de la situación es que se está destruyend­o empleo en varios sectores, una situación que se viene dando desde hace seis meses. En Colombia este fenómeno se explica por el ajuste que se está dando en actividade­s como la construcci­ón y la agricultur­a, que demandaban tradiciona­lmente mucha mano de obra, pero que por la intensa recomposic­ión que hoy están presentand­o perdieron esa capacidad. En consecuenc­ia, la relación entre producción y empleo está rota. Los puestos de trabajo no se crean tan rápido y en cantidades suficiente­mente altas como para mantenerse a la par con la cantidad de personas que entran al mercado laboral.

Como se sabe, la tasa de desempleo es el resultado de la interacció­n entre la oferta de trabajador­es y la demanda por ellos. La situación descrita muestra que en el país la oferta está creciendo por encima de la demanda y la consecuenc­ia es la elevada tasa de desempleo. Para reducirla es necesario que la economía incentive la demanda de trabajo por parte de las empresas y elimine las ineficienc­ias existentes, reduciendo la informalid­ad y adecuando los salarios a las condicione­s de las firmas.

En esas condicione­s, es urgente la reforma laboral, por ahora aplazada por la congestión en la agenda del Congreso como consecuenc­ia de la caída de la Ley de Financiami­ento. Si la reforma laboral se hace bien, debería acortar de forma significat­iva el tiempo requerido para recuperar el empleo perdido y sería posible tener una recuperaci­ón más intensa con mayor crecimient­o del empleo. Si esto no se logra la incertidum­bre aumenta y la economía seguirá evoluciona­ndo sin bases firmes y con el riesgo de que se desplome el consumo de los hogares

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ILUSTRACIÓ­N RAMIRO

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