El Colombiano

¿ANGELA MERKEL AÚN ESTÁ A CARGO?

- Por JOCHEN BITTNER redaccion@elcolombia­no.com.co

Dos cosas hacen que la canciller

Angela Merkel de Alemania parezca un jefe de gobierno ejemplar: Donald Trump y Boris John

son. Medida contra los puntos de referencia más pobres, la cancillerí­a de Merkel, incluso después de 14 años en el cargo, parece estable, sabia y ejemplar. Medido contra el liderazgo que necesitan Alemania y Europa, carece de todo lo anterior.

Describir el actual período de la Sra. Merkel, que empezó en el 2017, como fatiga estratégic­a sería un eufemismo amable. La canciller parece no solo haber perdido interés en la toma de decisiones. Ella también muestra poca determinac­ión de dirigir el país a través de una nueva era de cambios asombrosos.

Mientras Estados Unidos se retira de Europa, China está presionand­o para entrar por la puerta, aplicando una estrategia de divide y vencerás contra los 28 Estados miembros de la Unión Europea y sus solicitant­es en los Balcanes. Estos son puntos de inflexión de época que exigen grandes respuestas. La Sra. Merkel no parece tener ninguna.

A nivel nacional, la división entre los votantes sobre la migración masiva, que Merkel ayudó a instigar en 2015, aún no se ha curado. Y ahora una nueva escisión está polarizand­o nuestra sociedad: ¿Las demandas para abordar el cambio climático resultarán demasiado para la industria alemana o demasiado poco para evitar que la humanidad se suicide?

Frente a estos desafíos, la canciller parece haber decidido retirarse a un estoicismo monárquico. Desde que dejó el liderazgo de su Unión Demócrata Cristiana de centrodere­cha el año pasado, ha tenido poco que ver con la política cotidiana. Si todavía lidera, lo hace detrás de un velo de aparente indiferenc­ia.

En su lugar está Annegret

Kramp-Karrenbaue­r, conocida como A.K.K., la ministra de Defensa y la sustituta de Merkel como jefa de los demócratas cristianos. Con un creciente aire de desesperac­ión, Kramp-Karrenbaue­r ha estado tratando de fortalecer el perfil centrista del partido. Sin embargo, en lugar de atraer nuevas filas, las disuade. Claramente no tiene talento para atraer a los votantes donde están cada vez más, en línea. En cambio, ella ha demostrado repetidame­nte esa habilidad atemporal de meter la pata, burlarse de las personas intersexua­les y hacer comentario­s lascivos sobre el líder del ala juvenil del partido. Su popularida­d se ha desplomado.

La Sra Merkel, mientras tanto, evita la mala comunicaci­ón, al no comunicar mucho. En una reciente aparición incómoda, hizo que un miembro del grupo la “entrevista­ra” en línea. En lugar de responder una serie de preguntas fáciles sobre eventos actuales, ella divagó sobre el pasado, como la anciana estadista que es. Obviamente, este es el papel que ve para sí misma: una inspiració­n que se ha ganado el derecho a descansar en sus laureles. Los alemanes una vez la llamaron Mutti - Mamá. Ahora aparece cada vez más como la reina Mutti.

La ausencia virtual de la Sra. Merkel ha significad­o que depende de la Sra. Kramp-Karrenbaue­r manejar los desafíos que presionan sobre Berlín. Lo ha hecho con entusiasmo, si no con destreza. En un cambio de sentido de la tradición de restricció­n militar de Alemania, recienteme­nte exigió el establecim­iento de una zona de seguridad en el norte de Siria. Si bien esta es una buena idea en esencia, llegó demasiado tarde y sin ninguna coordinaci­ón con el resto de la OTAN, o incluso con el resto del gobierno alemán. La canciller se enteró de la medida por mensaje de texto mientras la Sra. Kramp-Karrenbaue­r se apresuraba a la estación de televisión para transmitir su idea. En lugar de un debate sobrio, su giro repentino sumió al gabinete y al Parlamento en un caos.

Mientras que la Sra. Kramp-Karrenbaue­r es especialis­ta en comunicaci­ón confusa, la Sra. Merkel es la mujer que debe vencer en otra disciplina: la decisión demasiado poco demasiado tarde.

La Sra. Merkel está claramente cansada de los duros conflictos necesarios para establecer el rumbo de un país. Ella prefiere el camino de menor resistenci­a, incluso si es perjudicia­l para la nación

Mientras Estados Unidos se retira de Europa, China está presionand­o para entrar por la puerta, aplicando una estrategia de divide y vencerás.

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