MAR… EADOS
Alboroto por cuenta de la Resolución 350 de 2019 del Minagricultura que fijó la cuota de pesca de tiburones para 2020 y puso de presente el desconocimiento sobre nuestros recursos pesqueros y los dos mares que nos rodean.
El escándalo surgió al entenderse que se autorizaba el aleteo, cortarle las aletas al tiburón en plena mar y soltarlo para que sufra una horrible muerte, pero la resolución se refiere al aprovechamiento del pez atrapado y llevado a puerto, pesca incidental de los pescadores artesanales, que son 65 000 en los dos océanos.
El aleteo está prohibido desde 2017 por la Resolución 1743.
La cuota de pesca de tiburones es, según Minagricultura, la misma desde 2011: 125 toneladas para el Caribe y 350 para el Pacífico. Si no se pusiera un tope, se desbordaría.
La Resolución creó otras inquietudes: fija la cuota para varias especies más, algunas de ellas amenazadas en las listas de la UICN y el Libro Rojo de Peces de Colombia, que no deberían ser comercializadas de acuerdo con la Fundación Marviva.
En cuanto a los tiburones no quedó claro cómo se estableció la cuota de 475 toneladas. Colombia es 44 % mar, que el Instituto de Investigaciones Marinas (Invemar) redondea en 50 %. La mitad del país es oceánica y la desconocemos. Más del 13 % de esas áreas marinas están protegidas, dijo el ministro del Medio Ambiente Ricar
do Lozano en debate en el Congreso, “garantizando la protección de sus recursos marinos”.
Afirmación que no es cierta: con mucha frecuencia se detectan embarcaciones de otros países pescando en aguas colombianas, como mostró hace dos semanas la Fundacion Malpelo.
Falta mucha vigilancia y control. No es lo único: falta que conozcamos nuestros mares. No sabemos bien qué contienen ni su riqueza. Invemar reconoce que el conocimiento de especies se da a medida que alguna entidad hace investigación. No es un esfuerzo continuo.
Volcamos los ojos a nuestros mares solo con situaciones como la citada resolución o la pérdida de mar con Nicaragua. De resto, poco nos importa y pocos recursos destinamos, pese a que enviamos misiones a estudiar la Antártida. ¡Sí, la Antártida!
(Si hubiera recursos, hasta se podría acompañar a los rusos a abrir el Ártico, pero puede más nuestro folclorismo).
El escándalo de los tiburones nos recuerda que tenemos una tarea inmensa que no se ha completado: conocer y aprovechar nuestros mares. Una tarea postergada por ahora.
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Tenemos una tarea inmensa que no se ha completado: conocer y aprovechar nuestros mares.