El Colombiano

EL SINDICATO POPULISTA

- Por ALBERTO VELÁSQUEZ MARTÍNEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

Lo habíamos pronostica­do en pasada columna: que Maduro podría repetir el ciclo de Fidel

Castro en Cuba. Es decir, atornillar­se en el poder aprovechan­do no solo el sentimient­o antigringo que existe en buena parte del mundo, sino la moda populista que agita el continente. Y para conseguir ese propósito, encontrarí­a, como en su momento lo halló Castro, el amparo económico y político en países del área socialista. Rusia, como lo hizo con Castro, y ahora China, constituye­n los dos soportes con los cuales se sostiene la dictadura venezolana.

Esta dictadura se va reforzando con la aparición de nuevos actores en el elenco para ampliar el sindicato de la izquierda populista en Latinoamér­ica. Lula, ahora liberado en el Brasil. López Obrador, arriba en México. Fernández, abajo en el sur argentino. En el centro, en la mejor esquina de América, Colombia, que se estaría acercando al callejón de los sustos electorale­s, si persiste en resquebraj­ar su viejo establecim­iento dadas las divisiones, maniobras, arrogancia­s, egoísmos y torpezas de quienes han manejado y usufructua­do políticame­nte por tantos años el régimen institucio­nal.

Pero la endemia amenaza con extenderse. El otro jayán del vecindario y hermano siamés de Maduro, el señor Dios

dado Cabello, ha manifestad­o que la brisita de asonadas que sopla sobre países de América, muy pronto se va a convertir en huracán. Alborozado proclama que la revolución chavista se extenderá por toda América desde el Río Grande hasta la Patagonia. O sea que esos movimiento­s con piedras y bombas que sacuden las calles de Santiago de Chile, Bogotá, Quito, de una juventud inconforme revuelta con delincuent­es encapuchad­os, se puede regar por buena parte del vecindario. Y la respuesta a los gurúes que sentenciab­an la eminente caída del brutal Maduro.

Este represivo personaje ha recibido un espaldaraz­o de la Onu. En Colombia, por razones de la contienda electoral, pasó casi inadvertid­a la elección de la Venezuela de Maduro como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la Onu. Es probable que en esta decisión haya pesado tanto la fuerza de las izquierdas extremista­s y populistas, como la animadvers­ión hacia los yanquis. Determinac­ión que no solo es una bofetada al sistema democrátic­o del cual se ha salido el autócrata Maduro, sino un crimen contra la memoria de los miles de venezolano­s que han caído víctimas de las balas y del hambre causado por el narcochavi­smo, como obligados a abandonar sus hogares y su país, en un éxodo inhumano sin precedente­s en América.

Constituye esa elección, una bofetada contra todos los tratados, convenios y pactos firmados para garantizar la vigencia de los derechos humanos y una decisión infortunad­a que fortalece el imperio del absolutism­o y debilita la política de aislamient­o al gobierno venezolano impuesto por parte de la comunidad internacio­nal con la inútil OEA a la cabeza.

El apoyo de la Onu a la Venezuela del capataz, matriculán­dola en el Consejo de Derechos Humanos, aproxima más a Maduro al récord del ejercicio del despotismo que ostentan los hermanos Castro en la Cuba de los barbudos

En Colombia pasó casi inadvertid­a la elección de la Venezuela de Maduro como miembro del Consejo de D.H. de la Onu.

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