El Colombiano

De Bolivia se fue Evo, pero no la represión

- Por JUAN MANUEL FLÓREZ ARIAS AFP

El nuevo gobierno carga con acusacione­s de violacione­s de DD. HH. y la salida negociada a la crisis se ve lejana.

La ciudad de El Alto, en Bolivia, es literalmen­te el camino a La Paz. No solo porque este lugar es vecino de la capital boliviana, sino porque, para los expertos, la salida al colapso institucio­nal que afronta Bolivia depende, en gran medida, del manejo que el gobierno provisiona­l de Janine Áñez le dé a las protestas que mantienen en ese lugar los seguidores del expresiden­te Evo Morales.

Por el momento, la estrategia de Áñez no se diferencia mucho de la que aplicó Morales en su momento: la represión. Los enfrentami­entos entre militares y manifestan­tes, que mantenían bloqueada la planta de combustibl­e Senkata, dejaron este martes tres muertos y 30 heridos, según la Defensoría del Pueblo.

Las víctimas se suman a los 9 trabajador­es cocaleros que murieron el viernes en la ciudad de Sacaba, en Cochabamba, los cuales se enfrentaro­n a las fuerzas de seguridad y, según informó también la Defensoría del Pueblo, murieron por impactos de bala.

En total, sin contar los fallecidos de ayer, según la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos, habrían muerto 23 personas desde el inicio de las protestas, que en un principio estuvieron dirigidas contra un presunto fraude de Morales en las elecciones y que, tras su renuncia el pasado 10 de noviembre, derivaron en un levantamie­nto de los seguidores del exmandatar­io contra lo que consideran un golpe de Estado.

La otra cara de la fuerza

Los primeros días del gobierno de Áñez han afrontado cuestionam­ientos por dos bandas. Por un lado, a su legitimida­d, pues la exsenadora llegó al cargo luego de una renuncia de Morales “sugerida” por los militares y, en su posesión, recibió la banda presidenci­al por parte del jefe del Ejército, Williams Kaliman.

Por otra parte, el gobierno provisiona­l afronta señalamien­tos de irrespeto a los Derechos Humanos. La Cidh anunció este martes que entre el 22 y el 25 de este mes visitarán el país para comprobar los presuntos abusos por parte de las fuerzas de seguridad en medio de las protestas.

Las prevencion­es han sido aumentadas por los decretos expedidos por Áñez, entre ellos uno del pasado viernes en el que exime de responsabi­lidades penales a los uniformado­s que actúen “en legítima defensa”, el cual fue califipers­onas han muerto en protestas en Bolivia desde el 23 de octubre, según la Cidh.

cado como “grave” por la Cidh; así como otra medida que destina 4,8 millones de dólares al equipamien­to militar de las Fuerzas Armadas.

¿Sociedad enfrentada?

A la vez del choque político, Bolivia enfrenta el riesgo de un enfrentami­ento étnico. Varias de las víctimas recientes, entre ellas los 9 muertos del viernes en Cochabamba, pertenecen a comunidade­s indígenas, mayoritari­amente favorables a Morales.

Además, salieron a la luz los tuits de la actual presidenta en los que se refiere a los indígenas como “satánicos”, así como un video en el que miembros de las fuerzas armadas cortan la bandera indígena de sus uniformes.

Para Forrest Hylton, doctor en historia de la U. de Nueva York y experto en política de la región, la administra­ción de Áñez “está en contra del Estado laico y profesa una ideología supremacis­ta”.

En contraste, Waldo Albarracín, rector de la Universida­d Mayor de San Andrés y analista político, considera que “este no es un problema entre blancos e indios, ni entre izquierda y derecha, sino entre la dictadura que representa­ba Evo Morales y la democracia”.

Aún es incierto, sin embargo, cuando esta última regresará, mientras el Legislativ­o fiel a Morales y el gobierno provisiona­l se sigan desconocie­ndo mutuamente

Ortega,

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FOTO Las protestas indígenas en contra del gobierno de Janine Áñez se concentran principalm­ente en Cochabamba y en la ciudad de El Alto, vecina de La Paz, capital de Bolivia.

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