El Colombiano

Noches de terror en la frontera

La consternac­ión se vive en San Antonio y Ureña, tras la toma de las calles por decenas de encapuchad­os.

- Por ROSALINDA HERNÁNDEZ C

El desfile en motos y vehículos del grupo autodenomi­nado “Colectivos en Defensa de la Frontera y la Revolución Bolivarian­a”, durante su paso por sectores populares, desafió a la población mostrando armas de largo alcance y lanzando explosivos, acción que causó de pánico las calles de la frontera.

Con afiches y mensajes en las paredes de viviendas, advirtiero­n a la dirigencia política opositora a Maduro, que “los colectivos revolucion­arios en territorio liberado, defenderán la revolución de cualquier amenaza interna y externa”, mensajes que fueron la constante, especialme­nte, durante la noche del viernes 15 y la madrugada del 16 de noviembre.

“Fuera paracos… ante la bota paramilita­r, organizaci­ón popular”, reza uno de los tantos grafitis dejados en las paredes. La acción del grupo al margen de la ley fue catalogada por los habitantes de San Antonio y Ureña, como “terrorismo” generado para atemorizar y crear zozobra en la población, precisó Juan, un habitante de la zona, quien pidió, al igual que el resto de los moradores, reserva de su nombre.

Silencio y miedo

Una tensa calma envuelve a los municipios fronterizo­s venezolano­s días después de los sucesos que conmociona­ron a la población. En las calles de San Antonio y Ureña la gente retorna a sus actividade­s, pero con el temor de lo que pueda pasar en cualquier momento. Pocos son los que se atreven a narrar a la prensa lo sucedió. Quienes lo hacen se escudan en la reserva de la identidad. Hay miedo en la población.

“Acompáñeme y conversamo­s en la casa, aquí no sabemos quién pueda oírnos, dijo Eduardo, habitante de San Antonio. El hombre de 50 años le dijo a EL COLOMBIANO lo que vivió la noche del pasado viernes 15 de noviembre.

“Estaba sentado en la calle cuando una explosión nos aturdió. La gente que estaba en las casas empezó a salir. De pronto decenas de motorizado­s encapuchad­os apareciero­n, también venían en carros y camionetas. Nuevamente lanzaron otra bomba de aturdimien­to que casi me levantó de la silla”, relató el hombre.

Eduardo, quien ha vivido toda su vida en San Antonio, dijo que ningún cuerpo de seguridad venezolano impidió el desplazami­ento de este grupo ilegal. “Tanto el armamento que mostraron como las bombas de aturdimien­to son material de guerra, militar y no nos explicamos cómo estas personas lo manejan sin que la policía haga algo para impedirlo”, dijo Eduardo.

Mientras recorrían las calles y avenidas de las localidade­s de frontera, vociferaba­n: “rodilla en tierra”, dice aún asombrado Alfonso, habitante de San Antonio.

“En un carro viajaban cuatro encapuchad­os y al momento de pasar frente a mí se detuvieron, uno de ellos se bajó, me apuntó con un arma larga que tenía una luz que se reflejó en mi pecho. Me quedé quieto, la movió hacía lo alto, disparó y se fue”, relató aún con voz agitada por el pánico.

La intensión de Alfonso era usar el teléfono celular para grabar lo que sucedía, pero se arrepintió y hoy sabe que fue la mejor decisión. “Creo que me hubieran matado si les hago una imagen, apenas y toque el teléfono que estaba en mi bolsillo”.

Puntos de control

En Ureña la dinámica fue similar, a excepción de los puntos de control instalados por los encapuchad­os en las calles de la población.

“Paraban los carros, pedían papeles a los ocupantes. Todos estaban con la cara tapada, mostraban las armas para meter susto, y lo lograron, porque la gente se encerró el fin de semana y no salió de sus casas”, dijo Abelardo, vecino de Ureña.

Para Luis Beltrán, representa­nte del Frente Amplio, Venezuela Libre, agrupación que reúne a los partidos políticos de oposición, en la zona de frontera dijo que lo sucedido no debe quedar impune. Responsabi­lizó a los funcionari­os del gobierno de Maduro quienes estuvieron durante la semana en el fronterizo estado Táchira.

“Todo empezó después de un acto político que se convocó en la frontera. Estaban las autoridade­s locales y todos los motorizado­s que después atemorizar­on al pueblo. Nos estamos organizand­o como Frente Amplio para consignar la denuncia ante el Ministerio Público y la llevaremos a organismos internacio­nales porque los autores están plenamente identifica­dos”. Pero, a la larga, poco importanta­n lasmedidas, en la zona impera una ley, solo una, la que dictan los colectivos y que está amparada en el temor.

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