El Colombiano

EL GRAN DISCURSO DEL REY DE ESPAÑA EN CUBA

- Por ANDRÉS OPPENHEIME­R redaccion@elcolombia­no.com.co

El rey Felipe VI de España merece un aplauso: a pesar de su idea desatinada de hacer una visita oficial a Cuba, dio un discurso valiente en La Habana en el que pidió democracia y libertades fundamenta­les ante el propio dictador de la isla, Miguel Díaz-Canel.

En la cena oficial del 14 de noviembre antes de finalizar su visita, el rey habló sobre el futuro de Cuba y dijo que “nada queda congelado en el tiempo”. Agregó que los ciudadanos deberían tener los derechos universale­s básicos, “entre ellos, la capacidad de expresar libremente sus ideas, la libertad de asociación o de reunión”.

Es cierto que su discurso completo no fue transmitid­o en Cuba, ni impreso por la prensa cubana. Los medios oficiales de Cuba, los únicos permitidos en la isla, solo publicaron extractos en que el rey hablaba positivame­nte de Cuba, omitiendo sus palabras sobre la democracia y los derechos humanos. El discurso fue publicado en el sitio web de la Casa Real de España.

Y también es cierto que el discurso del rey incluyó suficiente­s referencia­s al “derecho de Cuba a decidir su propio futuro” para permitir que Díaz-Canel lo aplaudiera, y pretendier­a que en general fue una muestra de apoyo al régimen cubano.

Asimismo, la elección del rey de hacer su primer viaje oficial al extranjero con su esposa a Cuba puede ser criticada por haber otorgado oxígeno a una de las dictaduras más antiguas y decrépitas del mundo. Cuba no ha permitido elecciones libres, ni partidos políticos, ni medios independie­ntes, en seis décadas.

Los disidentes en la isla habían criticado la visita porque la agenda del rey no contenía ninguna reunión con activistas de derechos humanos, y porque se produjo en medio de una ola represiva contra opositores, incluyendo el arresto sin cargos del conocido activista de derechos humanos José Daniel Ferrer.

En tiempos normales, yo no hubiera aplaudido la visita del rey a Cuba, incluso después de su discurso. Probableme­nte lo habría criticado por no haberse reunido con opositores del régimen. Pero no estamos viviendo en tiempos normales. Después de la victoria electoral del presidente Trump en 2016, ha habido un abandono de Estados Unidos y otras democracia­s occidental­es de la defensa colectiva de la democracia y los derechos humanos.

Trump prácticame­nte ha desmantela­do el tradiciona­l apoyo bipartidis­ta de Estados Unidos, desde la Segunda Guerra Mundial, a la democracia en el mundo. Esa política había sido muchas veces inconsiste­nte, pero era el pilar de las relaciones exteriores de Washington.

Sin embargo, Trump ahora defiende abiertamen­te a algunos de los peores dictadores del mundo. El mismo día que el rey español pronunciab­a su discurso prodemocrá­tico en La Habana, Trump dio una bienvenida entusiasta en la Casa Blanca al gobernante autoritari­o de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.

“Soy un gran admirador del presidente”, dijo Trump a los periodista­s con Erdogan a su lado. Mirando al hombre fuerte turco, agregó: “Estás haciendo un trabajo fantástico para la gente de Turquía”.

Trump no dijo nada sobre las violacione­s de los derechos humanos ni el autoritari­smo de Erdogan. De la misma manera, Trump suele hacer malabarism­os verbales para ni criticar la falta de democracia o los abusos

en Rusia, China, Corea del Norte y otros Estados totalitari­os.

Otro presidente que le ha dado la espalda a la defensa de la democracia y los derechos humanos es el mexicano An

drés Manuel López Obrador. La semana pasada, su gobierno dio bienvenida de héroe al exgobernan­te inconstitu­cional de Bolivia, Evo Morales.

Morales acababa de hacer un fraude en las elecciones del 20 de octubre, según constataro­n dos equipos separados de observació­n y auditoría de la Organizaci­ón de Estados Americanos que el propio Morales había invitado a su país. Antes, Morales había violado el orden democrátic­o al permanecer en el poder más allá de los dos mandatos consecutiv­os que le permitía la Constituci­ón.

En este contexto mundial, en que Trump, López Obrador y otros presidente­s populistas están dando marcha atrás en la defensa de la democracia y los derechos humanos, las palabras del rey Felipe VI frente al aprendiz de dictador cubano fueron un soplo de aire fresco. Mis respetos por el rey de España. ¡Necesitamo­s más discursos como ese en el mundo!

El discurso completo de Felipe VI no fue transmitid­o en Cuba, ni impreso por la prensa cubana.

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