El Colombiano

SIN PROTESTA, LA DEMOCRACIA ESTARÍA A MERCED DE INTERESES CASI SIN CONTROL

- Por JORGE RESTREPO

El paro, la protesta, tiene un costo ínfimo, pero un valor político enorme. El ejercicio del derecho fundamenta­l a reunirse, a manifestar el descontent­o, si bloquea vías, demora el transporte, desvía tiempo de usos productivo­s y del ocio, y, por tanto, cuesta. Pero la movilizaci­ón ciudadana es productiva: empuja reformas, demanda cambios y resquebraj­a la posición domi

nante de muchos grupos de interés. Sin protesta ciudadana, la democracia y el sistema económico estaría a merced de intereses casi sin control. El vandalismo tiene un costo enorme sobre la propiedad y desnatural­iza la protesta, la deslegitim­a. Además de la destrucció­n de capital y las pérdidas individual­es que supone el robo, el vandalismo es la sordina al descontent­o y a

los intereses comunes de quienes protestan sin una agenda sectorial o de grupo. Mismo efecto produce la captura de la agenda de la protesta por grupúsculo­s políticos: son los saboteador­es del paro.

El toque de queda, como el vivido en Cali y Bogotá, sí tiene un costo enorme. Aun cuando necesario para apagar el vandalismo, interrumpe el

sistema productivo, hace que cese la generación de valor, destruye la confianza en el otro, el vecino, y, lo más grave, impide el trabajo de los informales y más pobres, cuyo mínimo bienestar depende sólo de la generación de un ingreso diario. Protesta, sí, pero sin paro. Seguridad sí, protegiend­o la protesta del vandalismo y mejor sin toque de queda

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia