Ruta difícil para mujer colombiana
Índice de la Universidad Georgetown ubica al país de 104 entre 168 países. Analistas plantean propuestas para mejorar el panorama.
Índice de la Universidad Georgetown ubica al país de 104 entre 168 países. Expertos analizan el contexto de nuestra equidad de género en diferentes ámbitos y los desafíos.
Ser mujer en Colombia no es fácil. Así lo deja claro el índice Women, peace
and security (Mujer, paz y seguridad) 2019-2020, publicado por la Universidad de Georgetown a principios de noviembre, el cual la ubica 104 entre 167 naciones medidas.
Justamente, ayer se celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y en varios países se realizaron actos conmemorativos para pedir el respeto y la igualdad de género. A propósito de esta discusión, EL COLOMBIANO presenta una radiografía del contexto colombiano para las mujeres.
Según el índice Mujer, paz y seguridad, el país cayó ocho posiciones frente a la medición del año pasado, cuando fue 96. La explicación, para
José Fernando Vasco, docente del Departamento de Historia y Geografía la U. de Caldas y miembro del Observatorio de género y sexualidades, es que “el resultado nos deja mal, pero es una realidad que se debe reconocer”.
Sobre Colombia, el informe detalla que es de ingresos medios y que “ha incorporado el derecho a la igualdad de las mujeres en su Constitución desde 1991 y ha avanzado la representación parlamentaria al pasar de un solo dígito, en esa época, a alrededor del 20 % después de la introducción de la Ley de Cuotas en 2011”, lo que se percibe como un logro.
El índice destaca que el mejor país para ser mujer es Noruega, mientras que el peor es Yemen, donde la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha dicho que la situación humanitaria es “catastrófica”: hay cerca de 2,9 millones de niños y mujeres que padecen malnutrición y las libertades, en cuanto a género, son casi una utopía. Incluso las mujeres tienen que vivir con su rostro cubierto. En cuanto a la región, Costa Rica (45) y Argentina (48) son los mejores ubicados en el índice.
Sobre la situación de inequidad de las mujeres, el presidente del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, en la web de la entidad, aseguró que se deben “superar los prejuicios, invisibles o no, que nos impiden cerrar la brecha de género que representa un imperativo económico y moral”.
En política falta
Más allá del resultado de Colombia en el índice de Georgetown, hay otro diagnóstico que preocupa. En los resultados electorales del 27 de octubre pasado, la ONG Sisma Mujer señaló que la reducción de mujeres ganadoras en los comicios, frente a los resultados de las elecciones de 2015, fue notoria.
“De las 176 personas inscritas para gobernaciones, 21 fueron mujeres, mientras que en 2015 fueron 26”, indicó Sisma, aunque resaltó como factor positivo que por primera vez una mujer, Claudia López, llegó a la Alcaldía de Bogotá, segundo cargo más importante de elección popular en el país.
Con ese antecedente, EL COLOMBIANO consultó con expertos de diferentes ámbitos sobre el panorama para las mujeres.
Para la representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Colombia y coordinadora de la ONU, Jessica
Faieta, pese a que Colombia tenga una vicepresidenta ( Marta Lucía Ramírez) y hay legislación en materia de paridad, esto no se traduce en que el país sea equitativo. “Hay aspectos en los que se mantiene la baja participación de las mujeres como en gobiernos locales. Es importante, porque este es un primer escaño para que puedan seguir subiendo en el
“Una tarea es fortalecer la educación con el enfoque de inclusión que considera que todos tienen posibilidades de aprender”. CECILIA DIMATÉ Decana Educación U. Externado
ámbito político nacional”.
La buena nota, según el análisis anexo al índice, es la educación. Para los estándares regionales y globales, Colombia “logró resultados importantes a pesar del conflicto más prolongado del mundo, que involucró a guerrillas, narcotraficantes, paramilitares y el ejército”.
Desde el Ejecutivo, la vicepresidenta Ramírez tiene claro que en el país “no somos iguales todavía en la práctica o desde la sociedad”, por lo que desde el Gobierno se emprenden acciones para “lograr que la sociedad y la cultura le dé a la mujer el lugar que le corresponde, igualdad en derechos, obligaciones y en la capacidad”. Para que se logre, hay que “tender puentes y ser capaces de buscar, mirando hacia largos plazos, soluciones que nos incluyan a todos”.
Educación, clave
Cecilia Dimaté, decana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la U. Externado, señaló que este resultado plantea un escenario de retos que deben ser abordados desde el Estado y el sector privado.
Por ejemplo, precisó Dimaté, lo primero que se debería hacer es dar “oportunidades a partir de mejorar las condiciones de vida desde el inicio para todos, lo cual significa atender muy bien la primera infancia en términos de salud, educación y bienestar”.
Viéndolo en el contexto cultural, de acuerdo con Car
los Charry, doctor en Sociología de la U. del Rosario, el resultado en esta medición muestra que “estamos por debajo de países que se consideran tradicionalmente machistas, todo lo cual indica que no ha habido un avance real”.
Charry coincidió con lo planteado en el informe, reconociendo que el conflicto armado y la consolidación de economías ilegales “podrían explicar el bajo resultado, aunque países como México o
Honduras, el Salvador o Venezuela, también tienen altos índices de violencia, pero están mejor ubicados que Colombia” (ver infografía).
En este punto de la educación, el analista José Fernando
Vasco agregó que se debe impulsar desde la primera infancia “eliminando la estigmatización hacia la lucha de las mujeres, pues el feminismo nos ha permitido visibilizar sus desigualdades”. Añadió que la educación también debe ser planteada “con enfoque y perspectiva de género, en el marco en la igualdad de oportunidades, la equidad y el respeto a la diversidad, porque la cultura occidental siempre ha cuestionado la diferencia”.
Asimismo, Dimaté destacó que entre las tareas que tiene la sociedad está “fortalecer la educación con el enfoque de inclusión que considera que todos tienen posibilidades de aprender, pero que las formas pueden ser distintas”.
¿Hay voluntad?
El analista es crítico de los gobiernos, al sostener que no se ha visto “voluntad política” para mejorar la realidad de las mujeres (ver módulos). Cuestionó que, aunque en la actualidad el gobierno tiene un gabinete paritario, “las mujeres que están en los cargos no tienen conciencia de género”.
La situación, vista desde la academia por Iván Jaramillo
Jassir, investigador del Observatorio Laboral de la U. del Rosario, es que la brecha salarial frente a los hombres es cercana al 30 %, por lo que se pueden impulsar principios de igualdad constitucional “como la adscripción de la maternidad a la recuperación médica y el acompañamiento de los menores sin la inclusión de patrones de corresponsabilidad con los padres en el cuidado de recién nacidos”.
Jaramillo Jassir agregó que la ausencia de reconocimiento de las labores de cuidado, además del patrón cultural machista en la asignación de cargos y funciones de responsabilidad, resultan determinantes en la consolidación de la brecha salarial en el país.
Esto también lo respaldaron los analistas Charry y Vasco, quienes señalaron que el principal problema del país, y en general de la cultura occidental, es el patrón machista de la sociedad.
“El machismo es algo que se reproduce y asimila desde temprana edad, siendo clave la formación de valores inclusivos que se dan en casa”, resaltó Charry, al citar los reportes de Medicina Legal, los cuales apuntan a que las formas de violencia contra la mujer, principalmente, se viven en los hogares y provienen de sus parejas.
Con voces desde diferentes ámbitos, expertos trazan un panorama de retos para la igualdad de las mujeres, que queda en la agenda de gobiernos e instituciones