Los delfines rosados cambian como el Amazonas
Después de 10 años, los que navegan en Colombia volvieron a la Lista roja de la UICN.
Se mueven también entre las ramas de los árboles con ayuda de sus largas y flexibles aletas pectorales. En promedio recorren de 3 a 10 kilómetros por día, según encontró el monitoreo satelital hecho a 29 delfines en Bolivia, Brasil, Colombia y Perú por la Iniciativa de Delfines de Río de Suramérica (Sardi), de la que hace parte la WWf, Faunagua, Mamirauá, la Fundación Omacha y Prodelphinus.
En temporada de aguas altas pueden desplazarse por el bosque inundado y en aguas bajas usan el canal principal del río. Arqueando los cuerpos sinuosos buscan aparearse en las zonas más bajitas de estos caudales. Es decir, para vivir necesitan diferentes ambientes acuáticos y son sensibles a sus cambios.
Los principales descubrimientos con ese monitoreo se relacionan con el hábitat, dice Marcelo Oliveira, especialista en conservación de WWF en Brasil y coordinador de la Iniciativa de Delfines de Río de Suramérica. “Ahora sabemos que tienen una preferencia por áreas protegidas de los indígenas, ricas en biodiversidad y peces. Además se suman registros que indican que los delfines están contaminados por mercurio y que las represas aíslan algunas de las poblaciones y pueden afectarlos en el largo plazo”.
El rey de los ríos
En la publicación Delfines de río: embajadores de la conservación en la Amazonía y la Orinoquía, escrito por Fernando Trujillo y Maria Claudia Diazgranados, recuerdan las
“Necesitamos que se mantengan las áreas protegidas e incluso, que se incremente la protección de más ecosistemas acuáticos en la región”. FERNANDO TRUJILLO Fundación Omacha