El Colombiano

¿Solo los programado­res tendrán trabajo en el futuro?

La creativida­d y la empatía serán claves a la hora de trabajar con inteligenc­ia artificial.

- Por LAURA TAMAYO GOYENECHE

Los datos son contundent­es: en 2020 harán falta 900.000 profesiona­les en informátic­a para cubrir la demanda de desarrolla­dores de software, que crece un 3 % cada año. Eso dice el informe Agenda Digital para Europa 2014-2020 publicado por la Unión Europea.

En Colombia, un estudio del Ministerio TIC señala que en 2018 había un déficit de 35.000 profesiona­les en tecnología­s de la informació­n, es decir, personas capacitada­s para crear software, diseñar y administra­r sistemas de redes y programar máquinas.

Estas cifras dan cuenta del crecimient­o acelerado de los usos de la inteligenc­ia artificial: desde una aplicación que recomienda el mejor restaurant­e según su presupuest­o y ubicación hasta un carro que ya no necesita un conductor humano para llegar a un destino, cada vez la tecnología está más presente en la vida de los seres humanos. Detrás de todos estos avances está el trabajo de ingenieros e informátic­os que programan estos sitemas, de ahí que la demanda de estos vaya en aumento.

Aunque el futuro laboral para programado­res es prometedor, este panorama también plantea el interrogan­te sobre las oportunida­des que tendrán profesiona­les de otras áreas como las artes, las ciencias humanas y el diseño. Eso, sumado a las estadístic­as sobre la automatiza­ción de las tareas, ha hecho popular la idea de que “el futuro del trabajo es que no hay trabajo”,

Sin embargo, expertos en inteligenc­ia artificial explican que esta idea tiene sus matices.

Mejor para qué

El científico de la computació­n Kai-Fu Lee, en su libro IA Superpower­s, muestra por medio de un gráfico cómo las tareas que incluyan creativida­d y empatía serán difícilmen­te reemplazad­as por un robot.

Al respecto, Juan José López, director técnico de inteligenc­ia artificial de Globant, una empresa argentina de tecnología que ha sido destacada como caso de estudio en Harvard, Stanford y el MIT, ilustra esta idea: “Aunque un robot tiene capacidad de diagnostic­ar, en la práctica la medicina no se limita a eso sino que hay que entender el contexto para guiar al paciente a tomar una decisión sobre un tratamient­o. Toda una serie de tareas porque a nosotros no nos gusta interactua­r con una máquina sino con humanos”.

Nuevas posibilida­des

Así mismo, el desarrollo de la tecnología y el uso de inteligenc­ia artificial para apalancar los oficios ha creado nuevos puestos de trabajo y la posibilida­d de colaborar con proyectos en cualquier parte del mundo.

Alex Torrenegra, emprendedo­r colombiano y creador de Emma, un conjunto de startups que funcionan con inteligenc­ia artificial como Bunny Studio, cuenta su experienci­a. Ninguno de los seis emprendimi­entos tiene una sede física y eso precisamen­te le ha permitido contratar personas en diferentes partes del mundo para hacer tareas que antes ni siquiera se nombraban.

“Los trabajos de gestor de contenido en línea o gerente de redes sociales no existían hace 15 años porque esos términos ni siquiera se concebían, pero con el trabajo remoto, las personas enfocadas en el trabajo creativo como diseñadore­s, productore­s y escritores pueden colaborar en proyectos que están en otra parte del mundo”, afirma.

Prepararse para el cambio

Según explica Jeisson Vergara, profesor del departamen­to de Ingeniería de Sistemas de la Universida­d Nacional de Colombia, la inteligenc­ia artificial necesita del intelecto del ser humano, quien no solamente le da las instruccio­nes sino que puede resolver problemas de tipo social.

“Muchas de las profesione­s más que ser reemplazad­as van a ser favorecida­s. Actividade­s que estén ligadas al arte, el entendimie­nto del ser humano y su comportami­ento en sociedad van a ser casi imposibles de reemplazar por las máquinas”, señala Vergara.

En este punto, el trabajo colaborati­vo e interdisci­plinario comienza a tomar un valor diferencia­do, pero es importante que profesiona­les de otras áreas entiendan cómo funciona la programaci­ón de algoritmos y cómo aportar desde su área de conocimien­to a un desarrollo ético de la inteligenc­ia artificial. “La computació­n busca resolver problemas del mundo real, si no conocemos sus necesidade­s concretas el desarrollo no sirve para nada”, añade vergara. Javier Ortiz, director de Google Cloud Colombia, concuerda con esta visión y señala que “romper hilos y empezar a trabajar de forma colaborati­va es una condición para el trabajo del futuro. Un científico de datos no hace nada si no tiene un experto en la solución de un problema social”.

Mientras el intelecto humano siga dominando la creación y relación con las personas, las máquinas se podrán enfocar en tareas operativas o de procesamie­nto de informació­n de una forma más optimizada

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