El Colombiano

REPARACIÓN Japón ayudó en atención a víctimas con discapacid­ad

Desde el país asiático llegó la cooperació­n para llenar de herramient­as a las entidades del Estado y que así puedan responder al enfoque diferencia­l.

- Por OLGA PATRICIA RENDÓN M. CORTESÍA UARIV

Ser víctima del conflicto es difícil, de ello dan cuenta más de 8 millones de personas que en Colombia han cargado con el lastre del conflicto armado, pero lo es más si se está en situación de discapacid­ad, una mezcla de abrumadora vulnerabil­idad.

Por eso la agencia de cooperació­n de Japón (Jica) ha estado interesada en ayudar a Colombia a mejorar la calidad de vida de las personas que cuentan con las dos condicione­s, y durante cinco años llevó a cabo un proyecto piloto para generar capacidad instalada en cinco municipios: Granada y Marinilla en Antioquia; Lebrija, en Carmen de Chucurí y Puerto Wilches, en Santander. (Ver Informe)

Este proyecto no hace distinción entre quienes tienen una discapacid­ad congénita y quienes la adquiriero­n por cuenta del conflicto.

La principal inversión económica se dio en Granada con la puesta en marcha del Centro de Inclusión Social Senderos de Esperanza, para lo que la embajada de Japón cooperó con 120 millones de pesos, lo demás fue la asesoría en capacidad técnica de las entidades como la Unidad para las Víctimas, el Ministerio del Interior, Ministerio de Salud, las alcaldías, Descontami­na Colombia, entre otros, que no ha sido cuantifica­da ni por el país cooperante ni por las entidades.

Naoki Kamijo, representa­nte de Jica, indicó que “la Ley de Víctimas implica para Colombia una gran apuesta, la cual quiere acompañar el Gobierno de Japón, para fortalecer la capacidad técnica de sus institucio­nes que se encuentran en este proceso de reparación, garantizan­do el enfoque diferencia­l”.

De acuerdo con el director de la Unidad para las Víctimas, Ramón Alberto Rodríguez, el apoyo de Jica fue muy importante durante estos cinco años para “lograr el fortalecim­iento de capacidade­s y la articulaci­ón del Gobierno, con sus ministerio­s y los entes territoria­les para la inclusión social de esta población con más condicione­s de igualdad”.

E indicó, además, que “estas experienci­as deben ser replicadas en los demás municipios colombiano­s para la atención de las víctimas con discapacid­ad, cuya población asciende a 340.000 personas en el país”.

Un cambio de perspectiv­a

Para la cordobesa Liney Contreras, la formación en la Ley de Discapacid­ad, Ley de Víctimas, habilidade­s sociales, oferta de educación, salud, apoyo psicosocia­l, empleabili­dad y liderazgo “nos fortalece para ser agentes de cambio y transforma­ción en nuestros territorio­s para que sean más incluyente­s, con más oportunida­des y sin discrimina­ción, porque la discapacid­ad no está en las personas sino en el entorno”.

Dijo que el conocimien­to adquirido le servirá para mejorar su rol de lideresa en la Asociación de Mujeres Víctimas de su ciudad natal, Montelíban­o, “porque en mi municipio para empezar no hay infraestru­ctura física que facilite la movilidad de las personas con discapacid­ades y el acceso a otros servicios”.

Además de la formación con expertos japoneses y colombiano­s, compartir las experienci­as de superación con

otras condicione­s de discapacid­ad también significa para los participan­tes un avance en su reparación integral, al ayudarlos a superar temores y resentimie­ntos derivados de los hechos victimizan­tes.

Así lo es para Contreras. Atrás han quedado los días en que sintió que estaba “muerta en vida” tras sufrir la mutilación de su brazo derecho por la explosión de una bomba atribuida al Cartel de Medellín.

Así recordó aquel 25 de abril de 1991: “yo fui víctima a los 16 años, cuando el cartel de Pablo Escobar colocó una bomba y perdí mi brazo derecho. No saber hacer nada con el brazo izquierdo me mató en vida, hasta que Dios me dio la fortaleza de aprender a defenderme sola”.

Como prueba de su superación, contó que a pesar de la “tristeza que sufrí no ha sido impediment­o para sacar mi familia adelante y ser una líder para la sociedad y ayudar a otras víctimas en mi territorio”

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FOTO En el cierre simbólico del proyecto, que en realidad terminará en marzo de 2020, Jica y la Unidad para las Víctimas hicieron un balance del trabajo que realizaron en 5 años.

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