El Colombiano

CUESTIONAR AL PODEROSO: NADA PERSONAL

- Por JORGE RAMOS redaccion@elcolombia­no.com.co

“Entre tú y yo no hay nada personal”. De la canción de Armando Manzanero.

A los presidente­s, expresiden­tes y hasta a los políticos con un poquito de autoridad no les gusta que los cuestionen. El poder se sube rápido a la cabeza y no se les ocurre que pueden estar equivocado­s o que los obliguen a rendir cuentas. A veces dividen el mundo entre leales y traido

res, y suelen pensar en intentos para derrocarlo­s o hacerlos ver mal. Lo sufren por igual los presidente­s de Estados Unidos y México, Donald

Trump y Andrés Manuel López

Obrador, que el expresiden­te boliviano Evo Morales.

La razón de su enojo suelen ser los periodista­s independie­ntes. Pero no es nada personal.

Gracias a la internet y a las redes sociales ya quedan pocos gobiernos sobre la tierra que pueden censurar e imponer sus contenidos sobre la población. Así que cuestionar a los poderosos es lo normal. Más que nunca. Ojalá se vayan acostumbra­ndo.

Esto me recuerda una reciente entrevista a Evo Mora

les en la ciudad de México. Evo se veía molesto. El periodista de la BBC –una gran institució­n con una reputación de integridad y credibilid­ad– lo estaba cuestionan­do y, claramente, no le gustaban las preguntas: “¿Cómo se define usted en este momento: presidente, expresiden­te, presidente depuesto, asilado político?… ¿Usted reconoce que hubo irregulari­dades (en las elecciones del 20 de octubre)?… ¿Usted no cometió ningún error?… Usted ha dicho en el pasado que quien se va de Bolivia es un ‘delincuent­e confeso’… ¿Por qué no se fue a Venezuela en lugar de venir a México?… ¿Tiene fecha para regresar a Bolivia?”

Pero, en lugar de contestar las preguntas, Evo decidió criticar y descalific­ar al periodista, Gerardo Lissardy: “No quiero pensar que usted parece representa­nte de la derecha boliviana… Yo diría, por más que seas mi enemigo ideológico y político, jamás querría verte muerto… Con usted no es una entrevista, es un debate ideológico”. Y luego, en un momento surrealist­a y ridículo, Evo acusó al periodista de estar recibiendo las preguntas por su teléfono celular. “Te están dictando para que preguntes. Yo conozco a esa clase de periodista­s. Le están dictando qué van a preguntar”, le dijo Evo. A lo que Lissardy, sorprendid­o, tuvo que explicarle: “No, nadie me está dictando. Está en modo avión el teléfono. No está conectado con nada. Estas son mis preguntas que tengo escritas aquí”. ¿Acaso nunca se le ocurrió a Evo Morales que hay preguntas legítimas sobre sus 14 años en el poder? Al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tampoco le gusta que lo cuestionen. Cuando la periodista española, Silvia Choca

rro, le preguntó en una de sus conferenci­as de prensa si se comprometí­a a “usar un lenguaje que no estigmatic­e a los periodista­s y al periodismo”, AMLO contestó que él quería estigmatiz­ar a la corrupción “no a los periodista­s” y que siempre actuaba “con respeto a todos” ( excepto, claro, cuando llama a los reporteros “prensa fifí”, cuando los acusa de ser conservado­res, de buscar lo podrido y de sacar las cosas de contexto).

“Le muerden la mano al que les quitó el bozal”, también dijo AMLO sobre los periodista­s. Sin entender que hay muchos muertos en México, que es uno de los países del mundo más peligrosos para ejercer el periodismo, que la titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos fue elegida con dudas, que la economía se atora y que el trabajo de los reporteros es obligarlo a rendir cuentas, no apoyar su proyecto de la “cuarta transforma­ción”.

Pero, sin duda, el mandatario que tiene la piel más delgada en su trato con los periodista­s independie­ntes es Do

nald Trump. Él ha populariza­do el término fake news y lo aplica a cualquier informació­n o reportero que no le guste. Trump tiene una autoimagen tan desproporc­ionada que en una ocasión, en una de sus frecuentes sesiones públicas para hablar de él mismo, se describió como un “genio muy estable”. Alguien así nunca va a aceptar que un periodista lo cuestione.

La naturaleza misma del periodismo es cuestionar. A veces, claro, da la impresión que se trata de una confrontac­ión y hasta de oposición política. Pero ese es nuestro trabajo: hacer preguntas difíciles a figuras públicas. No es nada personal. Lástima que Evo, AMLO y Trump no lo entiendan así

Cuestionar a los poderosos es lo normal. Más que nunca. Ojalá se vayan acostumbra­ndo.

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