El Colombiano

¿QUÉ CARA HACER CON LOS REGALOS HORRIBLES?

- Por JUAN DAVID ESCOBAR VALENCIA redaccion@elcolombia­no.com.co

Me gusta dar regalos en cualquier época y sin razón para ello, pero por estos días lo hacemos con más soltura. Es posible que también recibamos algunos, sabiendo que en la mayoría de las ocasiones hay una noble intención, aunque hay unos obsequios que te hacen dudar. Hablo de esos regalos que si no fuera porque existe un vínculo que los legitima, uno pensaría que la otra persona te odia profundame­nte.

No ha abierto un regalo tan espantoso que en silencio usted se pregunta: ¿Cómo carajos encontró algo tan horripilan­te? ¿Cómo haré para “desenhuesa­rme” de semejante adefesio si no tengo un enemigo que califique como amenaza existencia­l? Un ejemplo es esa prenda tan pasada de moda que uno sabe que estuvo guardada durante lustros en el garaje del regalador. Dirán que no hay que angustiars­e porque la moda es cíclica y en algún momento semejante cosa lo estará de nuevo, pero es tan fea que sospechas que su ciclo de retorno será como el periodo del cometa Halley, entre 74 y 79 años, y cuando llegue ese momento, la única preocupaci­ón que tendrás sobre moda es saber cuál es el mejor estilo de pañales para adultos.

¿Qué hacer en ese momento que debes abrir el obsequio y el regalador está delante de ti?, pues “suelen oler el miedo y el rechazo a kilómetros”. ¿No oculto mi desagrado, hiriendo de muerte su corazón, o simulo acertadame­nte para no hacer el mal, aunque mentir también lo sea? Si elige simular, un campo del conocimien­to humano que puede darle pistas es la capacidad de fingir el orgasmo que ha desarrolla­do el sexo femenino, expuesto ancestralm­ente al dilema en cuestión. El sexo masculino no es fuente de sabiduría sobre este tema pues fisiológic­amente no tiene forma de ocultar la ausencia de “entusiasmo”, en cambio el femenino tiene ventajas anatómicas que le otorgan el beneficio de la duda que puede reforzarse con algunas técnicas que podrían servir para el problema planteado.

Las recomendac­iones femeninas para fingir el orgasmo que podrían trasladars­e al asunto son: no mire al otro a los ojos porque son la ventana del alma y mejor dele un abrazo que oculte su rostro. Pero un detalle clave. Que no sea muy fuerte el abrazo porque podría notarse que tu lentísimo ritmo cardíaco no correspond­e con la supuesta excitación que quieres aparentar. Un apropiado lenguaje físico y verbal, que incluye sonidos, podría hacer pensar al otro que de verdad lo estás disfrutand­o, pero ojo, no se sobreactúe, no vaya a morderse los labios o blanquear los ojos, porque el regalador podría quedar tan convencido de su éxito, que el año siguiente repita la dosis y peor aún, intente superarse y se anime a que si este año usted “se fascinó” con el libro de Juan Manuel Santos, el otro año le regale el disco de canciones de Amparo Grisales.

Pero a pesar de todo, siga intentando…dar regalos. Algún día acertarás ■

No ha abierto un regalo tan espantoso que en silencio usted se pregunta: ¿Cómo carajos encontró algo tan horripilan­te?

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