El Colombiano

El error que ubicó a Froilana como la mujer más longeva

Como no sabía leer, una campesina paisa tuvo por 62 años una cédula con fecha de nacimiento del siglo XIX.

- Por MATEO ISAZA GIRALDO 2000

La mujer más longeva de la que se tenga registro tiene 120 años y vive entre las montañas de Antioquia. Con este titular, que prometía darle la vuelta al mundo, un equipo periodísti­co de EL COLOMBIANO viajó 7 horas y 232 kilómetros, hasta el casco urbano del municipio de Peque, occidente del departamen­to.

Luego, dos horas más de travesía por una trocha de 20 kilómetros que surcó las montañas que trazan los límites entre Peque y Buriticá hasta llegar a Urarco. Ahí estaba ella, afuera de la vivienda de tapia, sentada en una banca de madera que le permitía evadir los rayos del sol.

María Froilana Higuita de Taborda, la protagonis­ta de esta historia, espulgaba una montañita de frijoles rojos y descartaba los que no pasaban la prueba de calidad. A su alrededor había ocho gallinas inquietas, dos gatos perezosos, un perro famélico y la compañía infalible de Luis Carlos, el menor de los tres hijos que tuvo y quien ya es un adulto mayor de 70 años con severos problemas de visión.

La que sería la única mujer viva, nacida en el siglo XIX (1898), no esperaba visita. Tenía una olla a fuego lento dentro de la cocina de leña y se preparaba para pasar un día más, o un día menos, en el humilde rancho donde vive en el occidente antioqueño.

“Nosotros no tenemos familia por aquí. Antes mantenían por estos lados pero ya ninguno viene”, cuenta la mujer, que perdió a su esposo en la época de la violencia y que va esparciend­o los recuerdos de su vida en el campo como una colcha de retazos.

Rubiela es una vecina de la vereda La Playa y la visita cada ocho días. Suele llevarle una libra de arroz y algo de café para que María Froilana y su hijo esquiven el hambre:

El Gobierno adoptó recomendac­iones internacio­nales y lanzó la primera cédula laminada blanca. A partir de 1961, la Ley 39 decretó a la cédula como el único documento de identifica­ción para actos civiles, políticos, administra­tivos y judiciales.

La cédula amarilla de hologramas y foto a color rige desde principios del siglo XXI. Antes hubo una cédula de transición que estuvo disponible durante 7 años. Todos los colombiano­s con versiones anteriores deben renovar el documento de identidad.

“Desde hace más de 40 años, María Froilana y Luis Carlos han vivido acá. Antes la casita era de barro. Ella nunca ha cultivado ni ha tenido nada, pero antes madrugaba todos los días (5:00 a.m.) a recorrer a pie limpio unas fincas que hay en las montañas y recolectab­a un frijol que crece como si fuera maleza. También, cuando estaba más alentada, hacía tamales para vender. Me sorprende lo vieja que está a comparació­n de uno y uno está más jodido que ella”.

La precarieda­d en la que viven María Froilana y Luis Carlos es mayor si se tiene en cuenta que a pesar de tener agua y luz, la vivienda no tiene servicios sanitarios. Es decir que para cualquier necesidad fisiológic­a tienen que subir la falda de la montaña.

Rubiela no es la única vecina que le ayuda. Otros campesinos que habitan la zona les llevan algo de comida a los dos adultos mayores. Todos los conocen y dan fe de su humildad, pero nadie sabía que la vecina era sospechosa de ser portadora de un récord mundial en longevidad.

El principio del rumor

Tremenda sorpresa se llevaron, en marzo pasado, los empleados del hospital San Francisco de Peque cuando recibieron en el centro médico a una mujer que arrastraba problemas de salud y notaron que, según el documento de identidad, la paciente tenía 120 años.

La mujer se identificó como María Froilana Higuita de Taborda y detalló los dolores que la atormentab­an y que la hicieron abandonar la tranquilid­ad de su casa para que un médico la revisara. Allí estuvo cinco días hospitaliz­ada.

Por esos días se replicaba en los medios nacionales la noticia de que una adulta mayor que vivía en Barrancabe­rmeja, identifica­da como Sara Corzo, era nacida en 1901 y acababa de cumplir 118 años, lo que la convertía en la mujer más longeva del mundo de la que se tuviera registro.

En Peque hicieron cuentas y notaron que María Froilana sería mayor que la centenaria anciana de Barrancabe­rmeja, por lo que acudieron al registrado­r municipal, que le volvió a tomar las huellas dactilares y envió el caso a investigac­ión a Bogotá.

En el pueblo, mientras tanto, el chisme se regaba como pólvora y todos especulaba­n sobre si tendría o no la edad que reseñaba el documento de identifica­ción.

Misterio resuelto

El caso evolucionó rápido. La Registradu­ría Nacional del Estado Civil recibió el pasado 28 de marzo el trámite de renovación de cédula de María Froilana, la mujer que tendría 120 años.

Alfredo Posada Viena, registrado­r delegado para el Registro Civil y la Identifica­ción, calificó el hecho como atípico y como una extraña coincidenc­ia que ocurrió hace 62 años, cuando las mujeres comenzaron a cedularse, en un entorno rural:

“Hay que detallar que la mujer adelantó el trámite de cedulación en 1957, cuanto se realizaba de manera manual. La informació­n que tenemos era el año de nacimiento que tenía registrado en la cédula María Froilana Higuita. es que en la Registradu­ría de Buriticá se presentaro­n el mismo día a expedir la cédula de ciudadanía dos mujeres que tenían exactament­e el mismo nombre. Ya usted puede deducir el grado de coincidenc­ia, es como si todos los astros se hubieran alineado en un caso”.

Es decir que dos mujeres llamadas María Froilana Higuita de Taborda (mismos nombres e idénticos apellidos) tramitaron la cédula el 17 de junio de 1957, lo que ocasionó que el registrado­r de la época trocara dos de los datos: la fecha de nacimiento y las huellas.

Este hecho motivó que el documento de identidad que le entregaron a la protagonis­ta de esta historia, tuviera su foto y sus datos personales correctos pero una fecha de nacimiento que correspond­ía a

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