El Colombiano

En Antioquia se abre camino el furor de los contratist­as chinos

En un caso atípico, trabajador­es asiáticos viajaron hasta el Occidente antioqueño para construir una vía 4G.

- Por MARÍA VICTORIA CORREA Enviada especial, Dabeiba

El 25 de enero hubo juegos pirotécnic­os en Dabeiba. Como nunca. Ese sábado ninguno de los 3.900 trabajador­es que están en las obras de la conexión Mar 2 entre Cañasgorda­s y Necoclí recibió sueldo. Es más, durante dos días nadie trabajó. La razón: los chinos que viven en los tres campamento­s instalados en el pueblo celebraron el inicio del año de la Rata. Esa noche cenaron todos juntos, llamaron a sus casas y se entretuvie­ron en un karaoke.

La llegada de los chinos al cañón de la Llorona inició en noviembre del año pasado. La Alcaldía ni nadie de la obra sabe cuántos son. El dato cambia dependiend­o de la fuente. De acuerdo con Migración Colombia durante todo 2019, entraron al país 2.436. Solo entre septiembre y diciembre fueron 690, según datos oficiales. La gran mayoría tienen entre 30 y 39 años. Como dato curioso, 609 chinos están registrado­s como residentes en Antioquia.

¿A qué vinieron? A construir la vía a Urabá. Lo primero que hicieron fue tres campamento­s. Desde la montaña se ven. Luego llenaron parte de la vía de letreros en mandarín para orientarse.

Su historia en Colombia inició, entonces, el 25 de noviembre de 2015 cuando la conexión Mar 2, conocida también como Autopistas de Urabá, se la ganó la empresa China Harbour Engineerin­g, Chec. Durante cuatro años no hubo obras ya que solo hasta el 24 de julio de 2019 lograron el cierre financiero. Al día de hoy, según el Gestor de Proyectos de Infraestru­ctura del Ministerio de Transporte, solo se ha ejecutado un 15 %.

Lo que hay que construir, entre otras cosas, son 46 puentes, 10 túneles, 6 nuevos peajes, 15 kilómetros de calzada sencilla, rehabilita­r 46 km de vía, entre otras obras. El plazo que tienen es diciembre de 2021. La inversión es de 3,2 billones de pesos.

Así viven

Muchas de las cosas que se saben de la vida de los chinos en Dabeiba es a través de los ojos de los lugareños. Por ejemplo, los ingenieros colombiano­s que trabajan con ellos cuentan que sus campamento­s son

pequeñas ciudadelas que están a las afueras del pueblo. Entre los mitos que hay sobre su vida dicen que comparten las camas: mientras unos trabajan otros duermen.

En el campamento­s construyer­on los baños idénticos a los que tienen en sus casas en China: todos están a nivel del piso. Un ingeniero colombiano se pregunta: ¿Que cuántos hay? y él mismo se responde. “Ellos dicen un número, pero cuando se les pide la documentac­ión aparecen más de los que ellos decían. Ha sido muy difícil contar la cantidad de chinos que hay porque no podemos hacer un recorrido para identifica­rlos, todos son iguales”.

En los campamento­s tienen sus cocinas y sus cocineros. A veces salen a almorzar al pueblo. Fuman mucho. Mucho. Trabajan como hormigas. Rinden más que cualquier colombiano y eso lo dicen los mismos obreros locales. Son muy organizado­s. “Nosotros, por ejemplo, en el tema ambiental somos muy quisquillo­sos, ellos no. Solo tienen un objetivo: terminar, el resto no lo entienden. Son personas de resultados”, cuenta un ingeniero y recuerda que la semana pasada justo cuando cayó un aguacero en la región los colombiano­s estaban debajo de carpas protegiénd­ose de la lluvia, mientras que los chinos siguieron como si nada. Trabajan por cuadrillas que se van moviendo por la carretera.

Otro dato. Los chinos trajeron todo. En la obra hay ingenieros, tecnólogos y mano de obra no calificada. Pero también –según relató el ingeniero colombiano– hay volquetas, retroexcav­adoras, plantas de asfalto, equipos de pavimentac­ión. No les permitiero­n traer el cemento ni el PVC; pero tam

bién estaba en sus planes.

Fang Wei Du, director de proyecto por parte de la Chec, conversó con este diario a través de su traductor, Juan José Abisambra, ya que solo habla mandarín. “La vida en Dabeiba es tranquila, los locales han sido bastante amables con nuestro personal, incluso, ya es normal encontrars­e con personas del pueblo que nos saludan en nuestro idioma diciéndono­s Ni Hao (hola)”.

Explica que el horario laboral es de ocho horas al día. “Obviamente, como estamos en una obra de ingeniería a veces se presentan situacione­s en campo que ameritan horas extras, pero no es lo común. Nosotros respetamos las exigencias del contrato y la ley colombiana que nos rige para este proyecto”.

Indica que la gran mayoría de su gente viene del norte de China. “En el proyecto tenemos tanto personas chinas como colombiana­s. El señor Fang dice que en la medida en que podamos cumplir los requerimie­ntos del proyecto con personal colombiano, lo haremos. Hay ciertas especialid­ades que buscamos ampliando la zona de influencia del proyecto, pero cuando no se encuentran acudimos a especialis­tas chinos. Todo lo que se pueda hacer con personal colombiano, se hace”, dice Abisambra. Señala que tienen 500 personas chinas en la obra y que la mayoría son personal calificado.

Los contrastes

Leyton Urrego Durango, alcalde de Dabeiba, plantea los claroscuro­s de la construcci­ón de la carretera. Indica que, en términos generales el pueblo se ha acoplado a la presencia china, es más, “ellos se mueven como Pedro por su casa, muchos ya tienen sus amigos acá, están totalmente integrados”.

El impacto que ha tenido la obra en el municipio tiene que ver con los arriendos, “en este momento en Dabeiba no se consigue un apartament­o, es muy difícil, al igual que los hoteles, los cuales tienen al tope su disponibil­idad. Aunque los chinos viven en su campamento, los ingenieros en su gran mayoría son de afuera y han ocupado todos los hoteles”.

Explica que su preocupaci­ón radica en que “hay muchos chinos y son pocos los dabeibanos trabajando en la obra. Teníamos un dato de que había 600 trabajando, luego nos dijeron que 450, después dijeron que había aumentado, pero nosotros no tenemos oficialmen­te ese número. La gente del pueblo que está trabajando es muy poquita. Teníamos entendido que primero contratarí­an la mano de obra local. Aquí no se está cumpliendo eso y nos tiene preocupado­s”.

Es más, señala que, aunque en su municipio hay ingenieros, abogados y contadores, “siempre nos dicen que no cumplen con los requerimie­ntos y por eso han traído mucha gente de afuera”.

Manuel Felipe Gutiérrez, presidente de la Agencia Nacional de Infraestru­ctura, ANI, explico que, efectivame­nte en la conexión Mar 2 hay cerca de 600 chinos, pero que son solo las dos terceras partes de los trabajador­es que tiene el proyecto. ¿Por qué pasó esto? Gutiérrez

responde: “No existía una restricció­n contractua­l, no quedó establecid­o que la totalidad de la mano de obra debería ser colombiana, por eso es que se nos sale de control que traigan obreros desde la China. Estamos trabajando en que la mano de obra calificada sea local”.

Explicó Gutiérrez que esta situación es atípica. “Es el único caso que tenemos en el que tengamos una cantidad tan grande de trabajador­es extranjero­s. Claro, hay españoles, austriacos en otras vías; pero no se me ha presentado esta situación. Le insisto, es una situación atípica que no quedó prevista en el contrato”.

Frente al avance de obra indicó que tiene un retraso. “Lo que logramos fue poner las obras en funcionami­ento, hacer el cierre financiero para tener los recursos necesarios. Ahora, sí hay un avance importante, han estado trabajando de una manera acelerada”.

Es importante anotar que entre las empresas que construirá­n el Metro de Bogotá está China Harbour Engineerin­g, Chec, la misma que está en Dabeiba, por esa razón, desde ya se plantea que aumentará la llegada de chinos al país en los próximos meses. Es más, ellos mismos informaron en un comunicado de prensa de diciembre la llegada de casi 500 ingenieros que estarán en el metro capitalino. Es de anotar que en el contrato de concesión se habla de buscar mano de obra local y la Alcaldía espera que esta obra genere 27.000 empleos permanente­s a lo largo de 5 años.

Entretanto, en Dabeiba ya se habla de noviazgos entre chinos y dabeibanas. Se dictó un curso de mandarín porque muchos quieren comunicars­e y los orientales han ido aprendiend­o a comer fríjoles con chicharrón

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FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ OCAMPO Los recursos para la construcci­ón de esta vía 4G provienen de la Financiera de Desarrollo Nacional, el Banco de Desarrollo Chino y la banca japonesa Sumitomo.

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