El Colombiano

“Al debate minero le falta visión de futuro”

Experto pidió tasar el valor ecológico de los territorio­s.

- Por VANESA RESTREPO

Una charla en particular llamó la atención de los asistentes al pasado Hay Festival Jericó, un evento cultural. Se llamaba “Minería” y terminó siendo una de las más concurrida­s.

Y es que este municipio del Suroeste está a la expectativ­a de la respuesta que la Agencia Nacional de Licencias Ambientale­s, Anla, le dará a la multinacio­nal AngloGold Ashanti, que el pasado 28 de noviembre presentó el estudio necesario para obtener la licencia ambiental. De ser aprobada, la firma tendría luz verde para extraer 4,91 millones de toneladas de cobre, 6,13 millones de onzas de oro, 85,1 millones de onzas de plata y 70,08 kilotones de molibdeno.

El conferenci­sta era el economista e investigad­or Luis

Jorge Garay, reconocido como “el científico de la minería”.

EL COLOMBIANO habló con él sobre las implicacio­nes que el proyecto tendría para el territorio.

¿Cómo se tramita una licencia cuando el municipio intentó prohibir la minería, pero el Estado declaró el proyecto como estratégic­o?

“La sentencia SU-094 del 2018 de la Corte Constituci­onal establece, en primer lugar, que ni la Nación como propietari­a del subsuelo ni los entes locales con participac­ión comunitari­a tienen la potestad, por sí solos, de definir sobre la posibilida­d o no de tener un proyecto minero en el subsuelo. Y da un lapso de dos o tres años para que el Congreso defina las normas para eso. Es un tema de altísima complejida­d y, teniendo eso en cuenta, mi opinión es que no hay reglas de juego definidas. Entonces la Anla si toma alguna decisión habría sobrepasad­o su potestad y, en caso de que le haya dado derechos a la minera, alguien podría alegar que es ilegal esa decisión”.

En su charla un espectador dijo que esas decisiones las toman contratist­as. ¿Es así?

“En Colombia estos son procesos de una opacidad muy extrema y autoridade­s como Fiscalía y Contralorí­a, incluso la Defensoría, deberían tener una mayor intervenci­ón. Tenemos que mejorar no solo la regulación, la capacidad técnica de las institucio­nes como la Anla, sino también la necesidad de tener una veeduría sobre esos procesos. Los estudios de esos megaproyec­tos requieren un nivel de tecnicidad muy elevado y por lo tanto, especialis­tas que son costosos. Por eso valoro que aquí haya terceros haciendo estudios, como Comfama” (su director, David Escobar, confirmó ayer que ya le solicitó a la Anla ser reconocido como tercero intervinie­nte en el caso).

¿Qué opina del cambio de vocación que enfrentarí­a la región con Quebradona?

“En Jericó hay una economía rural que estaba basada en café pero donde ya ha entrado el aguacate hass. Recuerdo que cuando se negoció el TLC con EE. UU. el gobierno dijo que esa fruta es la panacea, pero en esta discusión ya no se ve así. Es necesario hacer un estudio de qué pasa si el aguacate sigue llegando a Asia y esta región lo puede producir. En este debate se dejó de lado la evaluación de los usos alternativ­os del suelo y los ingresos que generan”.

Pero es que la minera promete millonario­s impuestos y regalías...

“Si lo mira bien, la generación de empleo respecto a la inversión es mínima: hablamos de 3.000 empleos. Y en Colombia el impuesto de renta a personas jurídicas da $30 billones, eso no cambia el panorama fiscal del país. Además no se está tomando en cuenta el costo de escasez: las regalías se calculan por vía administra­tiva y no se tiene en cuenta cuánto le tocaría pagar al país por ese material si se agota”.

¿En Colombia hay zonas mineras con buen nivel de vida?

“En nuestros estudios hicimos un ranquin de cuatro tipos de municipios, según el Índice Multidimen­sional de Pobreza y las necesidade­s básicas insatisfec­has. Y encontramo­s que los que tienen peores condicione­s son los que son eminenteme­nte cocaleros, seguidos por los eminenteme­nte mineros, luego los petroleros y los demás. Cuando lo publicamos las mineras nos cuestionar­on que si estábamos diciendo que la minería empobrece y no. Segurament­e antes de la llegada de la minería esos pueblos eran pobres, pero no tenemos los datos para saberlo. Lo que sí sabemos es que por más regalías

y proyectos que haya, siguen siendo de los más pobres del país. Entonces ellos dicen: ‘señor, es que las regalías se las roban y no es culpa nuestra’ Y en parte es cierto, pero el monto de regalías tampoco es que sea algo del otro mundo. Es decir, en parte sí hay corrupción pero en parte también esos recursos son insuficien­tes para cambiar de manera estructura­l las poblacione­s. Cerrejón es un gran ejemplo”.

Usted también habla de valor ecológico. ¿En qué consiste y cuál es aquí?

“Colombia tiene una alta biodiversi­dad, con 60 % del territorio con riqueza ecosistémi­ca especial. Pero aquí no se piensa en la riqueza que eso genera. Incluso según el actual modelo de mercado, tener un bosque disminuye el ingreso per cápita de los municipios. En países desarrolla­dos ya saben que eso es riqueza y por eso le han dado valor a través, por ejemplo, de los bonos de carbono donde paga por la conservaci­ón de bosques. El mundo está en una crisis ecológica irreversib­le y el país tiene que pensar en la posibilida­d económica que eso significa”

“El Suroeste tiene gran cantidad de títulos mineros y el Estado no ha medido el impacto sistémico de eso. Solo ve cada caso particular”.

“Con este tipo de proyectos debería aplicarse el principio constituci­onal de precaución: ante la falta de certeza es mejor abstenerse”.

 ?? FOTO CORTESÍA ?? Luis Eduardo Garay, autor de 65 libros y más de 90 artículos en revistas especializ­adas sobre socioecolo­gía política de la explotació­n de recursos naturales no renovables, habló en el Hay Festival de los impactos de la minería como sistema complejo.
FOTO CORTESÍA Luis Eduardo Garay, autor de 65 libros y más de 90 artículos en revistas especializ­adas sobre socioecolo­gía política de la explotació­n de recursos naturales no renovables, habló en el Hay Festival de los impactos de la minería como sistema complejo.

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