El Colombiano

INJUSTICIA

- Por JORGE GIRALDO RAMÍREZ calia@une.net.co

Joaquin Phoenix —en su discurso de recepción del Oscar— intentó unificar las buenas causas por las que luchan la farándula de Hollywood, los miembros vanguardis­tas de las plutocraci­as cosmopolit­as, los jóvenes de la clase media, las capas correctas de las burocracia­s públicas y privadas y los pensadores posmoderno­s. “Estamos hablando de la lucha contra la injusticia”, indicó.

Le antecedier­on personajes que atacaron a la clase política, defendiero­n las preferenci­as sexuales de las minorías y los derechos de mujeres y aborígenes, abogaron contra el cambio climático y las condicione­s de los trabajador­es del cinturón de óxido, todo esto sin contar los temas de las cintas nominadas que incluían las guerras, los desplazado­s del sudeste asiático, varios asuntos relativos a la infancia, religiones exóticas y demás. Injusticia­s. Phoenix usó la mayor tribuna que ha tenido en su vida para atacar la inseminaci­ón artificial de las vacas.

Lo que Phoenix intentó decir fue algo así como “parecemos distintos, pero no lo somos: estamos contra la injusticia”. Ese llamado podría incluir a Donald Trump; él también lucha contra la injusticia de la competenci­a china y contra la injusticia que los migrantes latinoamer­icanos cometen al quitarle el empleo a los trabajador­es que tienen ciudadanía estadounid­ense. Si algo está irradiando al mundo entero es el sentido de injusticia, como lo denominara Ba

rrington Moore (1913-2005) en una obra magnífica de 1978.

A la inflación de los derechos que vivimos desde 1991 (todo es un derecho) se le agregó la inflación de las injusticia­s (cualquier palabra o acto que menoscabe lo que yo crea que es un derecho). La inflación de los derechos produjo una marea alta de exigencias al Estado, a las entidades privadas y a los jefes de familia. La inflación de la injusticia está produciend­o un diluvio de protestas y denuncias que tienen múltiples destinatar­ios.

Unificar el sentido de injusticia en un discurso incongruen­te es muy fácil; difícil y excepciona­l es unirlo en un estallido social, como el que ocurre en “Guasón”. Pero el poder político, con su potencia y sus limitacion­es, no puede satisfacer todas esas demandas por la simple razón de que es imposible hacerlas compatible­s. No se pueden defender la integridad comunitari­a de las minorías étnicas patriarcal­es y los derechos de las mujeres al mismo tiempo, para poner un solo ejemplo. Lo que sí intentan los promotores de la corrección política es igualarnos en el sentido de injusticia; hacernos creer que vale lo mismo luchar contra el hambre que oponerse a la inseminaci­ón artificial de los vacunos.

El extravío moral de la sociedad contemporá­nea se explica, parcialmen­te, por la competenci­a entre códigos morales. La moralidad libertaria e igualitari­a de la modernidad sufre el ataque de la moralidad de los fundamenta­lismos religiosos ( no solo islámicos o evangélico­s) y de la pose posmoderna, más estética que ética, más narcisista que humanista ■

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia