El Colombiano

La casa rodante paisa que a veces es una escuela

- Por RONAL CASTAÑEDA

Una pareja del barrio Boston decidió montarse al carro para enseñar y aprender. Esta es la historia y el recorrido.

La furgoneta “La Sonera” puede recorrer hasta 700 kilómetros sin detenerse. Fue adaptada como una casa rodante con lo necesario para viajar y vivir durante unos años en Suramérica, y volver.

La idea se les ocurrió a Jaime Roldán, licenciado en Filosofía y Letras, y a Diana Arroyave, psicóloga, una pareja que quiso dejarlo todo para conocer otras regiones y culturas y a la vez enseñar lo que saben a las comunidade­s.

“Recorrer pueblos y veredas, barrios y ciudades, colegios y escuelas”, comentan, con talleres de promoción de lectura y escritura, y biodanza, un sistema que promueve el autoconoci­miento a través del cuerpo. Eso es lo que quieren.

Cómo surgió

Venían con la idea de hacer algo. Hace dos años vieron una furgoneta Volkswagen Kombi a la venta, un tipo de carro muy usado para estos viajes. En ese momento surgió la intención de hacer un recorrido por el sur.

“Comenzamos a establecer contactos con otros viajeros y a ver la posibilida­d de andar”, cuenta Jaime. Vendieron el apartament­o y gran parte del mobiliario. No compraron una Kombi sino un Renault Master y ahí fue la primera primiparad­a: “Este carro tenía placa amarilla, de servicio público (ver Cómo funciona), que no puede salir del país”.

Luego de este impase no se rindieron y compraron una minivan particular, con papeles listos para salir de Colombia. La “camperizar­on”, es decir, la adaptaron para casa móvil. Se le hizo aislamient­o térmico para los cambios climáticos, ubicaron una cama de 1,20 x 1,80 mts., un baño portátil químico, ducha, lavaplatos, fogón a gas de dos puestos, nevera y un tanque de agua con capadidad para 108 litros.

La energía del interior la suministra un panel solar que

Viajar de corazón

Diana siempre quiso “mochiliar” y Jaime viajar, pero por diversas razones aplazaron su sueño. Ahora ven más allá: creen que este es un proyecto personal y pedagógico. “Se construye en red y es como una bola de nieve que crece”, dice Jaime. Para conocer detalles de cómo van los puede encontrar en redes sociales como Al Son del Corazón Viajero. También contactar para una charla.

Han pasado 15 días desde que salieron desde el barrio Boston, en Medellín, a bordo de “La Sonera”. Ahora se encuentran en Circasia, Quindío, donde dictan un taller de escritura creativa, antes de partir hacia Ibagué y luego pasar a la Tatacoa, San Agustín y Pasto. El recorrido apenas inicia. No hay rumbo fijo, la idea es ir hasta la Patagonia

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