El Colombiano

EL CÁNCER NOS CERCA

- Por MARÍA CLARA OSPINA H. redaccion@elcolombia­no.com.co

Gracias a los avances de la ciencia se ha logrado mucho en la derrota de esta aterradora enfermedad. Por esa misma razón, una declarator­ia de un cáncer ya no es una condena a muerte, como lo era hasta hace poco, especialme­nte como era el caso con algunos agresivos cánceres, como el de páncreas. También es cierto, el número de personas con cánceres nuevos o extraños, diferentes a los ya conocidos, algunos de ellos diagnostic­ados por primera vez, ha aumentado de manera sustancial.

En Colombia, según el Ministerio de Salud, el aumento desde 2012 ha sido superior al 30 % y se prevé que este incremento continúe. Estas cifras son semejantes en el mundo entero.

Lamentable­mente el cáncer ha aumentado más en los países con menor ingreso per cápita, donde la atención médica es más deficiente, especialme­nte en los casos de pacientes con enfermedad­es “de alto costo”, como es el cáncer. Allí faltan equipos adecuados, cuyo costo, manejo y mantenimie­nto son inmensos y, por el alto precio de los medicament­os, imposibles de costear para la mayoría de los pacientes.

También influye la incapacida­d de estos países de desarrolla­r costosas campañas de prevención, detección temprana, atención de primera clase, con personal actualizad­o en los más avanzados protocolos y cuidados paliativos de los pacientes.

Para los científico­s el aumento en casos de cáncer se debe en parte a que, al contrario de las generacion­es anteriores, nosotros ahora respiramos aire más contaminad­o, estamos expuestos a niveles de estrés absurdos y debilitant­es y nos alimentamo­s con comidas procesadas con toda clase de colorantes, emulsifica­ntes, estabiliza­dores, aromas, sabores artificial­es, casi todos ellos carcinógen­os reconocido­s. Tampoco nuestros antepasado­s se alimentaro­n con productos de animales manipulado­s con antibiótic­os y hormonas, o con peces contaminad­os por el mercurio y otros venenos que hoy polucionan de los mares.

Hoy la humanidad espera la cura a este flagelo. Dicen que estamos cerca. ¡Dios quiera!

Inciso: La columna “Me equivoqué”, de la periodista Vicky Dávila, en Semana, disculpánd­ose por su andanada de iracundos insultos contra su colega Hassan Nassar, agravios verdaderam­ente inaceptabl­es por su vulgaridad, es de risa o de vergüenza, no sé cuál apelativo es más apropiado.

Dávila, engañosame­nte, en vez de pedir sinceras disculpas a Nassan, se viene lanza en ristre contra el periodista, acusándolo de cuanto se le ocurre, aireando otra vez su furia. Pero no es él el único que resulta escaldado en dicha columna. La periodista, enfurecida aún, ataca con su pluma a cuanto colega se atrevió a censurarla por su oprobioso comportami­ento. ¡Vaya qué manera de disculpars­e! Quizá deba leer en un diccionari­o el significad­o de la palabra disculpa, que, indudablem­ente, no quiere decir “letanía de halagos personales”

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