POR DÓNDE EMPEZAR
¿ Cuál será la fórmula para arreglar este descuadernado país? El listado de barbaridades y estupideces que a diario nublan los sentidos de los colombianos amenaza con taponar también los sesos. La gente se enfurece o se ríe, de acuerdo con la naturaleza del colmo de cada día.
Como la cantidad de estos incidentes aumenta geométricamente, muchos ciudadanos entran en estado de catalepsia política. Adormecen su capacidad crítica, rinden las armas de su alerta frente a lo que va quedando de decencia.
Desde las altas sillas del poder nadie se pronuncia. O si acaso lo hace en tono altisonante, pero con palabras que no transmiten ni un concepto. Pura vocinglería, puro viento que pasa por la boca y sale por los labios sin un gramo de inteligencia.
Entre tanto, se siguen rifando las melazas de la diplomacia, los puestos desde donde se administran los contratos billonarios. Los sicarios pasan a ser héroes celebrados y condolidos sin importar lo que hayan hecho en vida. La culpa de los matados positivamente es de soldados que no saben manejar los cubiertos.
¿ Para qué abundar en la enumeración de estropicios de la chabacanería nacional? Más vale atreverse a pensar cómo enderezar lo que se torció. Desde el XVII Pascal advirtió, eso sí, que “lo último que uno sabe es por dónde empezar”. Por dónde jalar la pita, diría el hombre de la calle.
Alguien propondría que las elecciones generales del año 22 fueran el punto de partida de la resurrección general. Pero como van las cosas, no se ve una fuerza que impida la reedición de la desgracia. Hay líderes sueltos, pero no hay movimiento. Hay impulsos de protesta, pero faltan la continuidad en el aliento y la claridad en las miras.
Es posible, entonces, que el por dónde empezar de Pascal no sea la preocupación de entrada. Al contrario, para no generar parálisis y desencanto, quizá lo mejor sea levantarse desde hoy con una gana práctica de cambiar este país. ¿ Practica? Sí, un empuje que se traduzca en energía compartida.
Cada cual desde su especialidad daría una contribución al levantamiento general de los ánimos. El humor, la física, la pedagogía, la ingeniería, la elocuencia, la administración, los sistemas: las distintas destrezas que puestas en común contribuirían a que un día al fin se sepa por dónde empezar
¿Para qué abundar en la enumeración de estropicios de la chabacanería nacional? Más vale atreverse a pensar cómo enderezar lo que se torció.